La apertura solemne de las Cortes se convirtió durante la mañana de este jueves en el escenario perfecto para Unidos Podemos y algunas de sus reivindicaciones. La figura del rey Felipe VI, que se estrenaba en el inicio de una legislatura, fomentó la presencia de banderas e insignias republicanas y comentarios desdeñosos. Carolina Bescansa fue una de las diputadas moradas que aprovechó la coyuntura para repescar un escándalo del pasado.

El 13 de enero de 2016 la secretaria general del grupo parlamentario Unidos Podemos-ECP-EM acudió al hemiciclo con su bebé en brazos. Rápidamente se convirtió en trending topic y Bescansa fue el centro de la diana de todo tipo de críticas, pero también de numerosos elogios de los suyos. Este jueves, Bescansa aprovechó la presencia de las infantas Leonor y Sofía para reivindicar y justificar sus acciones del pasado enero.

En un artículo publicado este viernes en Infolibre, Bescansa insiste en equiparar la presencia de su bebé con la de las infantas en el Congreso. Asegura que en su momento el bebé de Bescansa se convirtió en un “escándalo” porque siempre hay “estrellas mediáticas y voces autorizadas” que buscan un dique con el que contener a los que desafían a los “beneficiarios del régimen del 78”. La diputada denuncia que en su momento fue objeto de todo tipo de reproches y, sin embargo, “ayer dos niñas asistieron en el mismo hemiciclo a la apertura oficial de la legislatura y no pasó nada. Afortunadamente”.

El chivo expiatorio

“Asco y horror”, así ha descrito Bescansa los sentimientos con los que Podemos fue recibido en el Congreso y, de entre todos, “me tocó a mí”. Asimismo, sigue justificando que acudiera con su niño en que no podía permitirse una niñera: “Quise criar a mis hijos y aún si no hubiese querido, no habría podido contratar a una persona que los cuidase”.

La evidencia

Lo bueno que tiene lo acaecido en la apertura oficial de la XII Legislatura es que evidenció que “el escándalo de Bescansa y su bebé nada tenían que ver con el bebé”. Y es que, según señala, “estalló un escándalo que sólo puede comprenderse como proyección psicoanalítica de la rabia de las viejas élites que, viéndose desposeídas de la referencialidad ideológica monopolizada durante décadas, se lanzaron a morder como víboras los tobillos de los que no llevaban zapatos”.

Diferentes funciones

Muchos tuiteros apoyaron a Bescansa en su comentario sarcástico, pero otros muchos incidieron en la idea de que las infantas -guste más o guste menos- tienen un papel institucional a día de hoy, por lo que su presencia estaba justificada. La del bebé de Bescansa no. El debate está servido.