El abogado suizo Dante Canonica y Arturo Fasana, gestor de Juan Carlos I, abrieron una cuenta a la Fundación Lucum de la que se beneficiaría el rey emérito. Los informes del banco suizo Mirabaud mostraron que los 100 millones de dólares eran “una cantidad enviada por el rey Abdalla de Arabia Saudí como regalo según la tradición saudí a otras monarquías”.

El periódico El Español ha podido acceder al informe de apertura de la cuenta 505523, que se hizo el 6 de agosto de 2008 a petición de Arturo Fasana, director de Rhône Gestion.

Se trata de la sociedad helvética de administración de activos a la que Juan Carlos I confió el tratamiento de los fondos que escondió en Suiza. Para ello, crearon la Fundación Lucum con sede en Panamá, en la que Arturo Fasana figuraba como presidente, y el abogado Dante Canonica como secretario. Estas dos personas aparecían en todos los movimientos bancarios, excepto en la transferencia de los fondos a Corinna Larsen, transferencia anterior al cierre de la cuenta con la firma del rey.

Tan solo dos días después del nacimiento de esa cuenta, se depositaron 100 millones de dólares (cerca de 65 millones de euros) a nombre del Ministerio saudí de Finanzas. Cifra que, según el informe del banco de Mirabaud, sabían que se iba a ingresar. Este hecho se conoció tras el relato de Canonica al fiscal de Ginebra Yves Bertossa, en la que afirmaba que la cantidad fue comunicada a Fasana por el entonces embajador de Riad de Estados Unidos.

En una reunión celebrada en el Palacio de la Zarzuela, Juan Carlos I pidió a sus gestores suizos que le crearan una “estructura” para recibir dinero fuera de España, y seguidamente, les dio las indicaciones para contactar con el embajador Adel Al-Jubeir.

El documento de Mirabaud

El banco Mirabaud hizo un informe compuesto por cuatro hojas. En la primera aparece el nombre de la Fundación Lucum como titular de la cuenta y ‘J. Carlos de Borbón y Borbón’ como beneficiario económico de la entidad.

Este documento contiene la Cualificación PEP (Persona Políticamente Expuesta) que hacen las entidades bancarias suizas a sus clientes. El concepto engloba a todas aquellas personas que poseen cargos públicos importantes como jefes de Estado o de Gobierno, políticos relevantes a nivel nacional, altos funcionarios de la administración, el poder judicial o el ejército y destacados financieros, entre otros.

En el formulario de la cuenta de la fundación exponen que como regla general, la política del Banco Mirabaud no entran en relaciones comerciales con un PEP, puesto que cualquier desviación de esta regla es responsabilidad del colegio de socios. Aunque la entidad no tuvo ningún problema en acoger el dinero de Juan Carlos I pese a ser un PEP.

El pasado 11 de marzo, Yves Mirabaud declaró ante el fiscal suizo Yves Bertossa que, al tratarse de una persona PEP, el colegio de socios del banco tenía conocimiento de la apertura de la cuenta Lucum. Ante esto, Bertossa cuestionó si no se plantearon la legalidad de esta gran suma de dinero, a lo que el directivo de Mirabaud contestó: “No recuerdo que buscáramos asesoramiento legal para saber si su estatus de rey en España permitía recibir tales fondos”.

Una transacción inusual

Yves Mirabaud declaró que fue una transacción rara, y añadió que Fasana se reunió con Antoine Boissier y con su tío, Pierre Mirabaud, para discutir sobre la creación de la cuenta del rey emérito. “Yo me enteré del deseo de abrir esta cuenta en una reunión del colegio de socios”, declaró.

Durante esa sesión, el directivo recuerda que trataron temas relacionados con los antecedentes económicos de la transacción, la identidad del beneficiario de la Fundación Lucum y el origen de los fondos.

Pierre Mirabaud o Boissier “explicaron que se trataba de una donación del rey de Arabia Saudí al rey de España, que los fondos provendrían directamente del Ministerio de Hacienda de Arabia Saudí y que estos elementos habían sido confirmados a Fasana por el embajador de Arabia Saudita en los Estados Unidos”.

Yves Mirabaud, en uno de los intentos para exculpar al banco (el cual también está investigado en el procedimiento abierto en Suiza por presunto delito de blanqueo de capitales), expuso: “Toda esta información fue transmitida por Fasana que, en su calidad de administrador independiente, tenía la responsabilidad principal de due diligence”.

Ante estas declaraciones, el fiscal le preguntó si pidió los documentos oportunos a Fasana para constatar sus explicaciones. La respuesta del directivo fue clara: “No lo recuerdo, pero no fui yo quien manejó la apertura de esta cuenta”. Y añadió: “Hasta donde yo sé, no hay nás documentos que los adjuntados a la apertura de la cuenta”. Asimismo, Mirabaud expuso que no sabía los motivos por los que Abdalá bin Abdulaziz al-Saúd, rey de Arabia Saudí que falleció en 2015, envió los 100 millones de dólares a Juan Carlos I.

El fiscal quiso ir más allá preguntando por qué esa cantidad fue ingresada en la banca de Mirabaud en Ginebra y no en España. Pero obtuvo una respuesta con pocas soluciones: “Si las sucursales existían en esa época, que no recuerdo, eran sociedades de gestión y no sociedades de depósito. No sé por qué el rey de Arabia Saudí/ rey de España eligieron una cuenta en Ginebra. Espero por la calidad del servicio ofrecido”.

Este hecho, unido a una larga lista de polémicas que ha generado Juan Carlos I, ha traído como consecuencia que el gobierno retome una reforma en la Constitución para modificar la inviolabilidad del rey emérito. El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, ha querido apoyar la decisión de Pedro Sánchez, y ha expresado que, el derecho es revisable, aunque las modificaciones son difíciles. Pese a ello, cree que puede ser bueno abrir debates. "Los debates enriquecen las democracias", asegura.