La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lleva casi siete meses en el cargo. Un lapso de tiempo que bien le ha servido para enchufar a unos 240 feligreses, entregar una medalla para el autoproclamado presidente de Venezuela Juan Guaidó, para disponer u chiringuito para Miguel Ángel Rodríguez y para… ¿Legislar? Siete meses después, Ayuso lleva a la Asamblea de Madrid su primer proyecto de ley. Lo llamativo es que lo hace tras haberse tambaleado y jugado peligrosamente con no tener el apoyo parlamentario y, de hecho, aún no lo tiene garantizado.

Se trata de la ley de rebajas fiscales que pactó con Rocío Monasterio. En los últimos días se ha tambaleado por la guerra entre la líder de Vox en la Comunidad de Madrid y el vicepresidente de la región y líder autonómico de Ciudadanos, Ignacio Aguado.

Monasterio negoció la bajada de impuestos por valor de 16,4 millones con el consejero de Hacienda, Javier Fernández Lasquetty, y con la propia Ayuso. La líderesa de Vox dejó en manos del PP aplicarla donde consideraran. Sin embargo, al parecer, Aguado no gustaba de la medida.

¿Tú estás en el Gobierno de Lasquetty o no? No dinamites la prosperidad de los madrileños”, reprochó Monasterio a Aguado en un acto celebrado en Caixaforum.

Según Monasterio, el vicepresidente regional “había intentado dinamitar el pacto” y todo lo achacó a que “parece que quiere el protagonismo y no velar por los intereses de los madrileños”. Incluso expresó su preocupación ante lo que considera “un gobierno dividido y débil, con dos cabezas que no es capaz de mantener una negociación”.

“Tenemos un pacto con Lasquetty y ahora Aguado tiene que decidir qué hace. Que se dé cuenta de que él es parte de ese acuerdo”, sentenció.

Vox terminó presentando una enmienda a la totalidad del proyecto de ley de Ayuso que, finalmente, ha optado por retirar. La votación tendrá lugar hoy y se prevé que salga adelante, pero las dudas no se disiparán hasta entonces.