Tras sus intentos de presidir el Eurogrupo, Luis de Guindos ya tiene su ansiado puesto en Europa, como vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), al que ha accedido por incomparecencia de su rival, el irlandés Philip Lane, que se retiró de la carrera ayer por la tarde. La elección del ministro de Economía español tiene dos consecuencias: una subida de sueldo estratosférica para él y un futuro incierto para la economía europea.

En España, De Guindos contaba con una relación tirante con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que le eclipsaba desde el punto de vista político. De hecho, es la primera vez en muchos años que el jefe de la Economía española no tenía el status de vicepresidente. Sus apariciones públicas eran contadas y muchas veces era rectificado o desacreditado por sus compañeros.

Su influencia en la economía española era inenarrable y, más allá del rescate a los bancos, que presentó a los ciudadanos con falsas promesas de que no les costaría ni un duro -y ya tocamos a 1.300 euros por cabeza-, poco se puede decir. A pesar de ello, los pocos compañeros que tenía en el gabinete se esfuerzan en retratarle como el “protagonista del milagro económico”. Algo que los españoles no han sabido apreciar, puesto que empezó sus valoraciones en el CIS rozando el 5 de nota y ahora no supera el 3.

Datos que no han sido un lastre para que De Guindos llegue al BCE y su sueldo se vea casi quintuplicado. En el Gobierno de España, según su portal de Transparencia, el ministro de Economía cobra 73.650 euros, 2.200 euros más de los que cobraba cuando llegó al Ejecutivo. Pero ahora en el BCE sus emolumentos serán de 334.080 euros, a lo que hay que sumar varios complementos como el de residencia, representación o educación para sus hijos.


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Una cantidad que asciende a los 915 euros al día y que supera el Salario Mínimo Interprofesional de un mes. Algo que han señalado muchos en Twitter, junto al curriculum de dudoso calibre de De Guindos.

Y a los españoles, ¿qué nos costará el ascenso de De Guindos? Lo explica hoy Beatriz Ríos en Público. Porque, aunque recibió el varapalo del Europarlamento y tiene en su contra a tres grupos parlamentarios, el ministro de Mariano Rajoy ha conseguido el puesto gracias a los contactos y pactos del Gobierno de España. Y no serán gratuitos.

España se queda la vicepresidencia, pero a cambio compromete su apoyo al halcón de Angela Merkel, Jens Weindmann, para convertirse en presidente del Banco Central Europeo en sustitución de Mario Draghi. Algo que desbloquea la gran coalición en Alemania porque el SPD podrá tiene ahora vía libre para quedarse con la cartera de Economía germana.

Pero las consecuencias para la economía europea pueden ser drásticas, porque Weindmann fue quien se opuso con más fiereza a las políticas de estímulo del BCE para evitar la caída del euro. Ahora, el alemán podrá tener carta blanca para ejercer su posición conservadora y retomar la senda de la austeridad que tanto daño ha hecho en los países del sur de Europa. Y a España le puede salir caro el sueldo de De Guindos.