Se llama Ana, tiene 82 años y se ha convertido sin buscarlo en el símbolo de la lucha vecinal contra las obras del AVE en Murcia y para que éstas no dividan la ciudad obligando a su soterramiento.

Las protestas de los vecinos ya duran más de un año, su organización bajo la Plataforma Pro Soterramiento y las redes sociales es máxima, tanto que cada vez que se relanzan las obras del muro de cinco metros que pretende dividir la ciudad se plantan delante para impedirlo. Y siempre la primera es Ana, ataviada sólo con su pequeña silla, estén a menos cero grados o bajo las temperaturas saharianas que alcanza la ciudad en pleno verano.

Por redes sociales y medios locales corren anécdotas de esta abuela coraje a la que los trabajadores de las obras han tenido que echar fotos para justificar ante sus jefes que no han podido trabajar y a la que la policía le ha llevado agua y un paraguas para soportar temperaturas de hasta 45 grados.

Justo este miércoles se cumplen 100 días de protesta continua para obligar a Adif y las instituciones a llevar a cabo el soterramiento de las vías del AVE directamente y no pasando por un periodo de transición en el que se levante un muro de hasta cinco metros, que no saben cuánto podría durar, y que dividirá a la ciudad.

El último hito que consiguió esta revolución vecinal fue llevar sus reclamaciones a Bruselas y reclamar a las instituciones europeas a que vigilen que se cumplan los estándares ambientales y lo prometido en las obras.