El tribunal que juzgará la caja B del Partido Popular, posiblemente el caso más sensible para el partido que gobierna el país, ha sido modificado con un golpe de mano tan enrevesado como efectivo. Finalmente, no lo conformarán los mismos jueces que han juzgado la primera época del caso Gürtel, vinculada con este otro proceso, y que acordaron llamar a Mariano Rajoy a declarar como testigo. Una decisión histórica que espantó a Moncloa y que, por antecedentes, podría haber llevado al presidente del Gobierno a volver a sentarse en este juicio. Algo por lo que Rajoy no quería volver a pasar y que conseguirá impedir casi seguro con este cambalache.

La conclusión, como en todas las historias, es la que cuenta: el PP conseguirá tener un tribunal favorable. Sin embargo, no sólo de finales vive el hombre y el desarrollo de cómo hemos llegado hasta aquí merece también un par de minutos para entender hasta qué punto la independencia judicial es una quimera en entredicho.