Orslok, uno de los streamers más seguidos del panorama español, ha desatado una tormenta tras soltar una afirmación incendiaria: lo peor que le ha pasado al videojuego Valorant es que está “lleno de mujeres”. Lo que podría haberse quedado en un comentario machista más en el mundo del gaming, ha sido amplificado por el respaldo explícito de comunidades digitales asociadas a la ultraderecha incel, revelando una fractura cultural más profunda en el universo de los videojuegos.
Orslok: el streamer irreverente que se ha vuelto a pasar de la raya
Orslok no es un desconocido para la audiencia digital española. Lleva años generando contenido centrado en videojuegos, especialmente shooters como Valorant, y es habitual verle en Twitch o redes sociales compartiendo su visión sarcástica, a menudo provocadora, sobre el mundo que le rodea. Su estilo irreverente y deslenguado le ha ganado una comunidad fiel, pero también numerosas críticas por sus salidas de tono.
En esta ocasión, su frase ha cruzado una línea especialmente delicada. En pleno directo, Orslok afirmó que el gran problema de Valorant es que “está lleno de mujeres”, lo que inmediatamente incendió las redes sociales. Para algunos, era solo una broma más dentro de su habitual retórica provocadora. Para otros, un claro ejemplo de misoginia en un entorno que sigue sin resolver sus problemas con la inclusión y el respeto hacia las mujeres.
Orslok asegura que a ‘Valorant’ le ha ocurrido lo peor que le puede pasar a un videojuego online: que está lleno de mujeres. pic.twitter.com/rLu6q9uIWM
— Javi Oliveira (@javioliveira) July 28, 2025
Una defensa que revela más de lo que parece
Lo sorprendente no ha sido tanto el comentario —lamentablemente habitual en ciertos círculos— como el tipo de respaldo que ha generado. En pocas horas, decenas de usuarios en redes comenzaron a defender a Orslok con argumentos que beben directamente del discurso de la llamada “manosfera”: hombres que ven en el feminismo una amenaza, y que celebran cualquier mensaje que refuerce una idea de superioridad masculina dentro de entornos tradicionalmente masculinizados, como los videojuegos.
El respaldo ha sido especialmente notorio entre perfiles vinculados al pensamiento incel, una corriente digital donde hombres se identifican como "célibes involuntarios" y culpan a las mujeres de su situación personal. Estas comunidades, muy activas en redes sociales, no solo justificaron el comentario de Orslok, sino que lo celebraron como un “acto de valentía” frente a lo que consideran una “feminización forzada” de los videojuegos.
El aplauso fue inmediato: “Por fin alguien dice lo que muchos pensamos”, “Ya no se puede jugar a gusto”, “Nos han quitado nuestros espacios”. Las reacciones iban en esa línea. Lo que podría haberse interpretado como una simple torpeza verbal se convirtió en un altavoz para discursos claramente reaccionarios.
Pues tiene razón ... Siempre que me toca con mujeres pierdo las rankeds
— srNico (@Srniko97) July 28, 2025
Basado. A las mujeres les encanta ocupar espacios que tradicionalmente han sido espacios de hombres.
— DonTiburón (@JaviMunozF) July 28, 2025
El machismo sigue incrustado en la cultura gamer
El caso de Orslok no es aislado. Durante años, la comunidad gamer ha sido criticada por ser hostil hacia las mujeres. Desde los micromachismos diarios en partidas online, hasta el acoso masivo a jugadoras y creadoras de contenido, el machismo sigue profundamente arraigado en el tejido cultural del videojuego. Y cuando alguien con altavoz lanza un mensaje de este tipo, el efecto se multiplica.
Lo preocupante es que ese tipo de mensajes no solo perpetúan estereotipos dañinos, sino que también alimentan a una base ideológica que busca replegarse frente a cualquier avance en igualdad. Para estos sectores, la presencia de mujeres en los videojuegos no es una oportunidad de enriquecimiento, sino una amenaza directa a su identidad.