Aunque parezca mentira, hay gente que no disfruta del placer de la música. El rock, el heavy metal, el pop o la música clásica suenan para ellos igual que un discurso de Rajoy, Marine Le Pen o Donald Trump: totalmente huecos y vacíos, ante los que es imposible mostrar ningún tipo de emoción, sentimiento, o sensación placentera. Esta condición tiene un extraño nombre: anhedonia específica musical.

Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) y la Universidad de McGill de Canadá ha publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences los resultados de un estudio donde han analizado los motivos por los que se produce esta condición, que puede afectar hasta al 5% de la población sana.

Insensibilidad musical

Para ello, contaron con 45 personas, a las que han recurrido durante varios años para asegurarse sus conclusiones. En este último intento, usaron imágenes de resonancia magnética funcional mientras escuchaban distintas canciones de música clásica. Además, para controlar la respuesta cerebral ante otro tipo de recommpensas, los voluntarios debían jugar a hacer apuestas en las que podían ganar o perder.

Fue así como descubrieron que, cuando los sujetos con anhedonia musical escuchaban las canciones, se produjo una reducción notable de actividad en el núcleo accumbens, una zona del cerebro responsable del sistema de recompensas. Algo que no ocurrió cuando ganaron dinero con sus apuestas. Además, estudios previos del mismo grupo de investigadores habían mostrado que en el juego de apostar dinero, los participantes que padecían anhedonia específica musical aumentaban su tasa cardíaca y la sudoración como el resto de voluntarios. Algo que no ocurría cuando escuchaban música: no sentían absolutamente nada.

Según han explicado los investigadores en un comunicado, "resulta interesante considerar la importancia evolutiva de la conexión entre las áreas auditivas, corticales, y el sistema más primitivo de evaluación emocional, subcortical, ya que se trata de una conexión muy clara en las personas hedónicas musicales -las que disfrutan con la música- pero que, en cambio, se encuentra disminuida en las anhedónicas".

Las canciones que más gustaron

En estudios previos, los investigadores quisieron valorar si todas las canciones y estilos musicales tenían el mismo efecto. Evidentemente, en los voluntarios con esta condición nada cambió: seguían insensibles. Pero en aquellos que apreciaban la música, hubo canciones que destacaron sobre otras.

Mientras medían su frecuencia cardíaca y sudoración, pusieron canciones muy épicas, como Carmina Burana, Las Cuatro Estaciones, la banda sonora de Gladiator, el himno de Freddie Mercury y Pavarotti en Barcelona 92... Solo hubo una que incluso los insensibles musicales eligieron como la mejor de todas: la ópera Nessun Dorma.