El veterano cineasta brasileño Bruno Barreto concibe un sólido biopic que narra la relación sentimental entre la prestigiosa poetisa norteamericana Elizabeth Bishop y la arquitecta Brasileña Lota de Macedo Soares.

La poetisa Elizabeth Bishop, a quien encarna Miranda Otto, inició un viaje a Sudamérica en 1951 haciendo escala en Brasil para visitar a una antigua compañera de universidad, Mary, interpretada por Tracy Middendorf quien en esos momentos mantiene una relación sentimental con Lota de Macedo Soares, arquitecta y paisajista de buena posición, ya que pertenecía a una dinastía familiar de políticos, y a quien pone rostro Glória Pires. Una breve estancia de unos pocos días que acabó prolongándose 15 años, el tiempo que duró la relación entre Elizabeth y Lota, cuando esta última se suicidó ingiriendo tranquilizantes, tras haber atravesado una fuerte depresión, en el apartamento neoyorquino de la escritora, el 25 de septiembre de 1967.

Escrita por Matthew Chapman y Julie Sayres a partir del guión de Carolina Kotscho, quien a su vez se inspiró en el libro Rare and commonplace flowers de Carmen L. Oliveira (editado en castellano con el título de Flores raras y banalísimas, Vaso Roto Ediciones, 2009), Luna en Brasil narra precisamente la convivencia de las tres mujeres en la residencia de Lota, situada en Petrópolis, región cercana a Río de Janeiro y cuyo diseño, obra de Sérgio Bernardes, está considerado como uno de los más innovadores de la arquitectura moderna brasileña. Sea como fuere, es en ese período cuando la escritora redacta su poemario North & South‒A cold spring por el que recibirá el Premio Pulitzer de poesía en 1956 al tiempo que Lota diseña y supervisa la construcción del Flamengo Park, su obra más emblemática, en la citada ciudad de Río de Janeiro.

Bruno Barreto, quien con Cuatro días de septiembre (O que é iso, companheiro?, 1997) estuvo nominado al Oscar a la Mejor Película en Lengua no Inglesa, narra con solvencia la compleja relación de dos mujeres de personalidades bien diferentes, pues en realidad Lota, una mujer de fuerte carácter y quien, por su estatus social, poseía buenas relaciones en la esfera política así como en la alta sociedad brasileña, mantuvo al mismo tiempo a Mary en su casa estableciéndose una relación de tira y afloja entre ésta última y la propia Elizabeth cuya sensibilidad y  fragilidad emocional la llevó a una temprana adicción al alcohol. Porque Luna en Brasil es en realidad la descripción de una tensa convivencia entre tres mujeres, a pesar de la pasión amorosa que mutuamente se profesaron la arquitecta y la poetisa.

El cineasta brasileño concibe una película ágil y equilibrada que trae ciertas reminiscencias de las estrategias narrativas tradicionales del cine británico cuando aborda una historia de época, es decir, una muy cuidada puesta en escena, desde la escenografía, el vestuario y la ambientación hasta la propia fotografía o el empleo mismo de la banda sonora. Un film que mantiene el interés en todo momento pero que sobre todo cuenta con las excelentes interpretaciones de sus dos protagonistas, Miranda Otto y Glória Pires, quienes imprimen una gran variedad de registros a sus respectivos personajes.