Aunque el día a día de la librería tiene muchísimo trabajo (la gestión, el stock, las devoluciones...) y es bastante diferente a como lo había imaginado, está contenta y tiene esperanzas en el sector del libro. "Hay muchísima gente a la que le sigue gustando leer, y le sigue gustando el papel. Además hay una apuesta importante por las editoriales pequeñas, el libro ilustrado, infantil, la novela gráfica..."



Ha especializado la librería en narrariva y libros infantiles, y esas pequeñas editoriales de las que habla son su debilidad. Aunque, como buena librera de barrio, conoce a sus clientes y funciona muy bien con pedidos y encargos. "Tengo un público muy heterogéneo, desde las señoras mayores que te dan las gracias por haber montado la librería y te piden el libro que han escuchado en la radio, hasta estudiantes de la UNED o jóvenes que viven en el barrio, pasando por los padres que quieren que sus hijos quieren que tengan contacto con los libros, y aquí pueden estar leyendo, hojeando todo el tiempo que quieran".



Cuenta que se sorprendió la primera vez que le llegó un correo electrónico con un pedido de un cliente para regalar en navidad, pero ya se ha convertido en algo habitual, la gente se ha acostumbrado y recurre a ella cuando necesita conseguir un libro. También están los que, enamorados de su escaparate y su mesa de novedades, le piden que les recomiende, porque siempre acierta. Lo que más le gusta a Cristina es el trato con los lectores, "la gente lee, a la gente le gusta leer" asegura.



Mientras estamos charlando llega una clienta. Se saludan por el nombre y le pide un libro para regalar por un cumpleaños. El homenajeado es conocido por Cristina, "¿y cuántos cumple? ¡qué majo es!", "te lo dejo pagado y vengo luego a por él, cuando salga", "es que con esos horarios que tienes...". Parecen viejas amigas, pero en cuanto se despiden Cristina me lo aclara: "esta es mi primera clienta, vino a verme cuando estaba aún abriendo cajas y me dijo  '¿cuándo abres? no te molesto, vuelvo mañana' y volvió al día siguiente, y siguió volviendo". La única manera de competir con las grandes superficies, nos explica, es la cercanía, el trato directo y personalizado con el cliente, con el lector.



Librería del Mercado Calle Tribulete 18

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