María Oruña​ (Vigo, 1976) nunca pensó en dedicarse a la literatura, pero se ha convertido en una de las escritoras más cotizadas de nuestro país, traducida a una decena de idiomas y con más de un millón de lectores. Este año estrena nueva novela, 'El albatros negro', y nueva editorial, Plaza & Janés, del Grupo Penguin Random House. "Es lícito que cualquier autor quiera probar con un nuevo equipo de edición, otro tipo de lanzamiento y otro tipo de novela. Las editoriales a veces se olvidan de que somos autónomos", aclara la autora en una entrevista concedida a ElPlural en la que se ha definido como una "escritora de retos". "Quiero que mis lectores se emocionen y se diviertan, pero yo también tengo que estar en ese lado de la historia. Por eso me autoprovoco todo el rato: 'A ver si eres capaz de hacer esto'", asegura.

El reto, en esta ocasión, fue construir una novela de aventuras, "una historia, con un tesoro real en el mundo náutico", en la Ría de Vigo y escrita en dos tiempos: principios del siglo XVIII y la época actual. Es la primera vez que traslada la acción a su Vigo natal, un lugar que había dejado hasta ahora fuera de sus relatos: "Había descartado inicialmente Vigo porque sabía que los galeones de la batalla de Rande estaban completamente esquilmados y expoliados, hasta que, en el proceso de documentación y tras visitar muchos archivos -.el de Indias en Sevilla, Simancas, bibliotecas de varios lugares-, de pronto vi que había algo vinculado a Rande, que yo como viguesa no conocía y me pareció un tesoro espectacular".

No aclara más por no hacer spoiler de 'El albatros negro', pero nos cuenta que ella misma descubrió a lo largo de su investigación un tesoro aun mayor, el pasado desconocido de su propia ciudad. "¿Cómo es posible que yo, que me he criado en Vigo, nunca nadie me explicó que estuviera amurallado y que había sido un puerto corsario?", se pregunta indignada. Y añade: "¿Cómo somos tan poco patrióticos? No estoy centralizando en Vigo sino en toda España. Cuántas cosas hay a nuestro alrededor a las que no damos importancia ni valor simplemente porque no nos las muestran con el envoltorio adecuado. Es algo que me sorprende mucho y también un espejo social y cultural".

'El albatros negro', una historia que cabalga entre el pasado y el presente

'El albatros negro' se inicia con la extraña muerte de una anciana historiadora naval que investigaba el paradero de un tesoro legendario que llevaba varios siglos perdidos. Cuando varias personas de su entorno aparecen también asesinadas, el subinspector de la Policía Pietro Rivas y su compañera de Patrimonio, Nagore Freire, iniciaran una carrera contrarreloj para detener los crímenes y encontrar al asesino. La clave está en la verdadera historia del buque desaparecido, para lo que la autora nos trasladará a 1700, donde conoceremos a Miranda de Quiroga un personaje basado en la primera entomóloga de la historia, que vivió en ese tiempo; a Rodrigo Rivera, un hidalgo aventurero y Don Gonzalo de la Serna, un antiguo fraile que dejó los hábitos para convertirse en corsario.

Entre los personajes del presente destacan asimismo los Goonies, tres pintorescos cazatesoros amigos de la mujer fallecida que ayudarán a la Policía para avanzar en el caso, conectando pasado y presente. "Es un guiño ochentero que he querido permitirme. No sé si mis lectores habrán visto la película, pero es el espíritu del libro, que el lector se vuelva un poco goonie, que vuelva a ser un niño, de ahí la cita de Stevenson del principio: 'Nunca habrá sido niño si no has buscado un tesoro'. Que nos olvidemos de los problemas durante un rato y que, sin perjuicio de que la novela tenga más capas y trate temas serios, que sea un libro disfrutón".

Entrevista con María Oruña

María Oruña en Vigo (Foto: Miquel Olivé / Penguin Random House)
(Foto: Miquel Olivé / Penguin Random House)

PREGUNTA.- ¿Qué representa este libro para ti? ¿Es más especial que otros?

RESPUESTA.- Todos son especiales, pero este está ambientado en mi casa y me costó un poquito más tocarlo, ese sería el punto que tiene diferenciador.

P.- También es el primer libro con Penguin Random House.

R.- Sí, a nivel profesional es un cambio, un giro en mi carrera profesional y la verdad que estoy encantada. Después de 10 años trabajando con un mismo equipo y en unas mismas circunstancias, creo que es lícito que cualquier autor quiera probar un nuevo equipo, otro tipo de edición, otro tipo de lanzamiento y otro tipo de novela. Las editoriales a veces se olvidan de que somos autónomos, que podemos trabajar incluso para todas a la vez. Yo sigo manteniendo una relación estupenda con Planeta y estoy encantadísima del cambio. Creo que ha llegado en el momento adecuado y que obedece a una evolución, sin más.

'El albatros negro' es una novela de aventuras hibridada con histórica, intriga, misterio y thriller

P.- ¿Cómo te ves en esa evolución?

R.- Me veo firme, me veo segura, pero también con mucha prudencia. Soy consciente de que cuanto más en grande piensas, me refiero a a nivel literario, mayor puede ser el batacazo si no te sale bien. Yo siempre apuesto por cosas que a lo mejor no son la moda o no es lo habitual, como ya lo hice con la serie, en que cada libro era un subgénero distinto. Podía haber sido un fracaso tremendo. Ahora es una novela de aventuras hibridada con histórica, intriga, misterio y thriller, al principio me preguntaban: '¿y esto qué es?' No sabía definirlo, pero ahora he descubierto que se  denomina 'blended genre', como género mezclado. Estupendo, pero yo no le pongo etiquetas, es lo que a mí me sale del corazón escribir y nada más.

Los personajes del siglo XXI tienen que bucear en la historia para entender todo el tinglado en el que están metidos

Portada El albatros negro, de María Oruña

P.- Algunos elementos de esta novela como es el misterio, la historia, son elementos comunes en tu literatura, aunque aquí quizá este más presente, ya que está escrita en dos tiempos.

R.- Los personajes del siglo XXI tienen que bucear en la historia para entender todo el tinglado en el que están metidos. Hay dos perspectivas, la del tiempo de 1700 y la del tiempo actual, cuando tienen que intentar entender quiénes eran esas personas de otra época, qué ambicionaban y qué tipo de vida llevaban esas personas para destapar lo que hay detrás del crimen. Todo lo que ocurre ahora es como una reminiscencia de todo lo que pasó hace mucho tiempo.

P.- ¿Tiene esta novela un principio y un final claro? ¿Volveremos a ver a los mismos investigadores en otra entrega?

R.- Es una novela concebida con un final autoconclusivo y sin segundas partes. ¿Podría utilizar estos investigadores para otras novelas? Sí, podría hacerlo, pero no es algo que tenga en mente. Lo que me apetece es volver a retarme a mí misma para generar algo nuevo otra vez. Esto ya me había pasado con 'El bosque de los cuatro vientos', donde hay un antropólogo, John Becker, que investiga patrimonio robado. Muchos lectores me han pedido más historias de él, pero no es el momento. ¿Podría hacerlo? Sí, pero lo que yo quería contar ya está contado.

Estoy convencida de que si yo me aburro escribiendo, el lector se va a aburrir

P.- ¿Eres una escritora de retos?

R.- Sí, porque estoy convencida de que si yo me aburro escribiendo, el lector se va a aburrir, pero si a mí me emociona la historia, si el teclado está volviéndose loco porque digo: '¡Buah, ya verás ahora lo que voy a contar!', el lector lo va a notar también. A veces pongo el ejemplo de un libro de Agatha Christie, 'La casa torcida'. Mi sensación al leerlo fue que se lo había pasado genial escribiéndolo, estaba disfrutona, jugando con el lenguaje. Para mi sorpresa, tres o cuatro años después, leí una autobiografía suya, -que se la recomiendo a todo el mundo porque es muy interesante a nivel contexto histórico, las cosas que va contando y cómo se convirtió en escritora-,  y dice en un párrafo: '¡Qué bien me lo pasé escribiendo 'La casa torcida'. Y digo:  'Jo, tía, pues se notaba'. Si voy a hacer el esfuerzo de casi desnudarme por entero y escribir, tiene que ser con un respeto máximo a los lectores. Quiero que se emocionen y se diviertan, pero yo también tengo que estar en ese lado de la historia. Por eso me autoprovoco todo el rato'A ver si eres capaz de hacer esto'.

P.- ¿Cómo surgió esta historia?

R.- Tenía la mente desde hace tiempo hacer novela de aventuras y con algo náutico. ¿Por qué? No tengo ni la menor idea, igual que me pasa con el resto de todas mis novelas. Siempre hay una chispa primitiva, una línea en mi cabeza que es: 'tengo que hacer una historia, con un tesoro real en el mundo náutico', pero no sabía qué es lo que iba a construir. Me puse a investigar la Flota de Indias, tesoros reales, de hecho estaba explorando el Índico y República Dominicana. Había descartado inicialmente Vigo porque sabía que los galeones de la batalla de Rande estaban completamente esquilmados y expoliados, hasta que, en el proceso de documentación y tras visitar muchos archivos -.el de Indias en Sevilla, Simancas, bibliotecas de varios lugares-, de pronto vi que había algo vinculado a Rande, que yo como viguesa no conocía y me pareció un tesoro espectacular. Ese fue el chispazo. No es el tesoro de los galeones, que es algo muy vinculado a esa batalla tan conocida. No lo digo por no hacer spoiler. 

Me quedé en shock cuando encontré esa información y di con un marinero al que le sonaba la historia

P.- ¿Qué supuso ese descubrimiento para ti?

R.- Me quedé en shock cuando encontré esa información y di con un marinero al que le sonaba la historia. ¿Cómo es posible que yo, que me he criado en Vigo, nunca nadie me explicó que estuviera amurallado y que había sido un puerto corsario? Lo he chequeado con mi hijo, que tiene 14 años y tampoco le han contado nada en el cole. ¿En serio? ¿Cómo somos tan poco patrióticos? No estoy centralizando en Vigo sino en toda España. Cuántas cosas hay a nuestro alrededor a las que no damos importancia ni valor simplemente porque no nos las muestran con el envoltorio adecuado. Es algo que me sorprende mucho y también un espejo social y cultural. 

Quise hacer un homenaje, un guiño, y me puse a investigar. La novela se hacía sola ya que encontré en la vida real a un arqueólogo subacuático que no buceaba, un contable que había conseguido que la Armada prospectase lo que teníamos que buscar... Automáticamente digo: 'personaje, personaje, personaje, ¿esta gente de dónde sale?' Llamé a muchas puertas, visité museos, el Instituto de Estudios Vigueses, compré libros... y al final he aprovechado solo el 20% o así de lo que he encontrado, porque si no tendríamos una enciclopedia de 1.800 páginas y no un libro de 600.

P.- Podría darte para otras historias.

R.- Podría, pero ya estoy con la cabeza con otra cosa, en otro universo.

P.- Hay un personaje inspirado en una mujer entomóloga que existió en la realidad, algo inédito en su tiempo. ¿Qué nos puedes contar de ella?

R.- No tenía ni idea de su existencia ni me interesaban para nada los bichos o los insectos. ¿Qué pasó? Como yo quiero contextualizar siempre mucho no, muchísimo, la época en la que voy a recrear una trama compré libros de todo tipo de los siglos XVII y XVIII. En un párrafo chiquitito de uno de esos libros que en realidad era de enfermedades y de medicina, que a lo mejor lo veis reflejado solo en una línea en toda la novela, porque alguien enferma, vi que había una señora alemana, en Surinam, en América, investigando bichos y la citan porque descubre que hay una planta que utilizan las esclavas para abortar porque no quieren que sus hijos se conviertan en esclavos. Me pregunto qué hace una señora alemana en América en el año 1699, investigando bichos, cuando en esa época eran considerados seres diabólicos. No se creía en la metamorfosis sino en la generación espontánea, se pensaba que de la podredumbre del averno salían estos insectos.

Algunos de los personajes están inspirados en figuras históricas reales: la primera mujer entomóloga, un monje corsario y el que fuera primer capitán de la Flota de Indias


María Oruña (Foto: Miquel Olivé / Penguin Random House)
(Foto: Miquel Olivé / Penguin Random House)

Ella tuvo la iniciativa por primera vez de estudiarlos vivos, no muertos, y ver el proceso de evolución. Me la quedé, porque además era contemporánea de la época que estaba urdiendo. Así nació en la ficción Miranda, basada en la entomóloga, un monje corsario que era un golfo al que le encantaban las chicas, y Pedro Menéndez de Avilés, que sería mi hidalgo misterioso, que hizo de la vida real un rescate a un cortejo nupcial en la ría de Vigo, que fue el primer capitán de la Flota de Indias y creó la famosísima flota de los 12 apóstoles, que eran los que cuidaban de los cargamentos de la Flota de Indias. No cuento sus vidas, pero sí algunos de los hechos que protagonizan. Ellos fueron reales y dan vida a unos personajes que, de otra manera, no se me habrían ocurrido. Por eso, al final de la novela, hay una nota en la que lo aclaro, para mí ya son personas, que no personajes, que vivieron de verdad estrujando la vida. No sé si son para tomar ejemplo, pero sí para detenerse a admirarlos.

No sé si mis lectores habrán visto la película de 'Los Goonies', pero es el espíritu del libro, que el lector se vuelva un poco goonie, que vuelva a ser un niño

P.- ¿Eres muy de los Goonies, el nombre que has elegido para denominar a los tres cazatesoros que ayudan al detective?

R.- Es un guiño ochentero que he querido permitirme. No sé si mis lectores habrán visto la película de 'Los Goonies', pero es el espíritu del libro, que el lector se vuelva un poco goonie, que vuelva a ser un niño, de ahí la cita de Stevenson del principio: 'Si nunca ha ido en busca de un tesoro enterrado, nunca, y puede demostrarse, nunca habrá sido niño'. Que nos olvidemos de los problemas durante un rato y que, sin perjuicio de que la novela tenga más capas y trate temas serios, sea un libro disfrutón. 

Las historias son las que nos dan cohesión, las que nos dan villanos, héroes, códigos morales, son las que nos unen

P.- ¿Hay romanticismo en esa búsqueda del tesoro, en ese intento de recuperar el patrimonio histórico?

R.- Los cazatesoros
en mi novela también son villanos de dudosa moralidad y de códigos éticos cuestionables. Mi idea es que sea el lector el que decida viendo sus discusiones, cuál es su posicionamiento. Es una manera de lograr también pensamiento crítico, yo no muestro buenos o malos, no digo que las instituciones son malísimas por abandonar el patrimonio, porque a lo mejor tienen otras cosas a priori, de subsistencia, más importantes que atender, pero sí creo que es importante que nosotros tengamos un poco de autocrítica. Por ejemplo, si estás paseando por Madrid, no te limites a los cuatro selfies de turno y que si vas por la Plaza de la Villa digas: '¡Ah! Pues sí, será verdad que aquí Quevedo orinaba en la puerta de este señor y tal'. Al final las historias son las que nos dan cohesión, las que nos dan villanos, héroes, códigos morales, son las que nos unen.  Es importante que la gente sea capaz de detenerse al contemplar ciudades tan maravillosas como Vigo o Madrid. 

P.- ¿Te ha costado despedirte de ellos?

R.- No, nunca me cuesta. Cuando termino una novela siento siempre cierto alivio, porque pienso: 'Uf, he sido capaz'. Este caso, la novela era muy ambiciosa, no solamente la voz histórica que está recreada en una época de Galicia que llamamos seculos escuros, los siglos oscuros. No hay apenas documentación ni literatura. Me costó muchísimo investigar cómo hablaban los personajes en aquella época. También investigar a los personajes actuales, ya que por primera vez trabajaba con Policía Nacional y no con Guardia Civil, los protocolos son similares pero no lo mismo y les di la matraca durante la investigación. Estuve en científica, en homicidios, en todo. Al final, cuando he terminado, lo más bonito ha sido, por ejemplo, tenerles a todos en la presentación que hicimos en Vigo: los de homicidios, los de científica, arqueólogo, forense, que también me planté allí, en el despacho del forense, porque necesito la casuística del lugar. Estaba también el director de las islas del Parque Atlántico. Esta novela es de todos.

Sé qué es una noche estrellada en las Cíes, no he visto ninguna igual y he viajado por todo el mundo


 

María Oruña navegando por la bahía de Vigo María Oruña ambienta su nueva novela en Vigo, la ciudad donde nació y donde vive (Foto: Miquel Olivé / Penguin Random House)
(Foto: Miquel Olivé / Penguin Random House)

P.- Las islas Cíes tienen mucho protagonismo en la novela, un lugar que conoces muy bien.

R.- Mi padre tenía un barquito de una eslora pequeña, de unos 7 metros. Dormíamos al principio en la isla norte, que es a la que van los barcos con pasajeros. Pero después terminamos yendo a la isla sur o de San Martín, donde no llegan los barcos con pasajeros. Unos amigos tenían derecho de acceso a las ruinas de una antigua fábrica de conservas y poníamos colchones en la casa del guardés para dormir en vez de estar todo el rato en el barco. Vivíamos salvajemente todo el verano y me acuerdo que yo aprendí a nadar en la isla norte con una técnica un poco curiosa por parte de mi padre, que era soltarnos al agua y alejar el barco. Todo era muy salvaje. Sé qué es una noche estrellada en las Cíes, no he visto ninguna igual y he viajado por todo el mundo. Sé qué ruidos tiene la isla, es como una selva que te absorbe. Precisamente porque no está contaminada por nosotros, porque no hay una infraestructura humana que la que la desvista que la pervierta. Es como: '¡guau! Estoy en un lugar único'. Y siempre va a ser así, por fortuna, mientras siga siendo cuidado. No pensaba incluirlas al principio, pero la trama me fue llevando, sobre todo, al descubrir que hubo allí eremitorios y un antiguo monasterio, en cuyas ruinas, por cierto, estuve con 14 años. Unas cosas llevaron a otras. 

P:- ¿Qué le dirías a aquella niña desde tu perspectiva de adulta? ¿Soñabas entonces con escribir?

R.- No. Yo estudié derecho, yo era abogada. Nunca me valoré, tenía un concepto de mí misma muy diminuto, entonces jamás en mi vida consideré la posibilidad de hacer algo que para mí era para gente muy culta, muy formada o, desde luego, muchísimo más lista que yo. Entonces nunca tomé en consideración ser escritora. La primera vez que tuve constancia de que yo escribía bien fue en séptimo, octavo de EGB y vino un el director del colegio porque había un premio literario y querían seleccionar a dos con urgencia para presentarnos. 'Vicente y Oruña, venid', dijo. 'Y yo por qué', pregunté. 'Porque tú eres la que mejor escribe de todo el colegio', respondió. Me quedé muy sorprendida porque era algo de lo que no me daba cuenta.

P.- ¿Cómo te convertiste en escritora?

R.- Simplemente sucedió. Cuando fui madre, no sé qué se me pasó por la cabeza, que debí pensar que me sobraba tiempo y surgió 'Puerto escondido'.

Tenía el síndrome de la impostora tan fuerte, que me daba mucho reparo decir que era escritora

P.- ¿Dejaste la abogacía para siempre?

R.- No lo dejé de golpe, lo compaginé durante un tiempo porque no sabía si esto pagaba facturas. Como vi que esto crecía, que me llamaban hasta para conferencias en el extranjero, decidí dedicarme en exclusiva a esto. Me di de baja en el Colegio de Abogados y ahora ya no me da vergüenza decir que soy escritora. Tenía el síndrome de la impostora tan fuerte, que me daba mucho reparo decir que era escritora. Ahora ya sí, que sé lo que me cuesta, ya sé las horas que me lleva y el esfuerzo que supone.

P.- ¿Dónde escribes?

R.-. Vivo en una casita vieja de pescadores, junto al mar, que es como un loft, con todo mezclado. Me pongo los cascos y me aislo. No pasa nada si está el niño o el perro, soy capaz de concentrarme. Es un concepto muy femenino, sin nombrar a nadie, hay compañeros que se recluyen en un monasterio o similar, pero si tienes que conciliar, no puedes hacerlo. Tengo la suerte de que mi marido ahora trabaja conmigo y organiza los viajes y demás. Si no llega a ser por su apoyo no estaría aquí.

Mi hijo de 14 años ha leído todos mis libros y es súper crítico. Me tiene aterrorizada porque es muy exigente

P.- Tienes un hijo adolescente, ¿se ha leído tus novelas?

R.- Sí, todas y es súper crítico. Recuerdo que me hizo un análisis que ningún crítico literario había hecho de la serie de 'Puerto escondido'. Me dice: 'Mamá, los tres primeros libros son los de 'Puerto escondido' y los tres siguientes son del estudiante'. Me tiene aterrorizada con sus críticas porque es muy exigente. Él me ha acompañado a muchos viajes de documentación, contar con ese apoyo es invaluable. Yo soy el rostro de 'El albatros negro', pero detrás de mí hay un equipo de personas, además de mi familia, el equipo de Peguin es maravilloso, Alberto Marcos, mi editor, Gonzalo, Albert y el resto.

Se mete en el armario a cualquier tipo de autor, cuando se considera que no está en la línea intelectual o en la línea entrecomillemos literaria. Creo que es menospreciar a los lectores, tratarlos de tontos por no saber escoger

P.- ¿Quiénes son tus referentes literarios?

R.- Lo mío son más bien historias concretas porque hay escritores de los que me rechifla alguna historia que han escrito y otras que no tanto, porque es de un temática que no me interesa.  Me encantan Rosa MonteroPierre Lamaitre, pero Leo de forma muy ecléctica, muchísimos ensayos, libros de medicina, estudios forenses... No tengo prejuicios. En la novela incluyo a un personaje que lee a Elizabeth Benavent. Me parece una falta de respeto increíble que se menosprecia a autores como yo por escribir novela negra, o como ella por escribir novela romántica, pese a tener un contenido social muy fuerte. Se mete en el armario a cualquier tipo de autor, cuando se considera que no está en la línea intelectual o en la línea entrecomillemos literaria. Creo que es menospreciar a los lectores, tratarlos de tontos por no saber escoger. Sí creo que es importante hablar de esto.

P.- ¿Algún libro que te haya sorprendido últimamente?

R.- Iba a coger el avión y yo sin un libro, me aburro muchísimo. Soy más de leer en papel, pero cuando viajo siempre voy con el libro electrónico y en las recomendaciones se me coló 'La biblioteca de la medianoche', de Matt Haig, que parecía un libro de autoayuda. Pero me gustó mucho. Pienso que hay que salir de la zona de confort. Cuando no encuentro lectura, jamás sigo consejos de redes ni de nadie, me parece súper divertido ir a tu librería de confianza, proponerle sin ningún tipo de prejuicio, que te recomiende un libro único de su librería y que te lo lleves. Eso es maravilloso porque no hay más que ver cómo se acciona el librero o la librera y casi siempre descubres cosas increíbles.

Todos los libros de María Oruña

María Oruña tiene un estilo propio, un híbrido entre historia, misterio y ciencia. En 2015 publicó 'Puerto escondido', la primera entrega de una saga de seis libros protagonizada por la teniente de la Guardia Civil Valentina Redondo, al frente de la Policía Judicial de Cantabria. Le seguirían 'Un lugar a donde ir ' (2017), 'Donde fuimos invencibles' (2018), 'Lo que la marea esconde' (2021), 'El camino del fuego' (2022) y 'Los inocentes' (2023).

En 2020 la autora publicó una novela histórica de misterio independiente de la saga Puerto Escondido, 'El bosque de los cuatro vientos', ambientada en los bosques de Ourense de su Galicia natal. En la trama, el protagonista buscaba unas reliquias milenarias reales que aparecieron en parte tras la publicación del libro, lo que generó el interés internacional por la novela y por el insólito trabajo documental de la escritora.

En marzo de 2024, y para sorpresa de sus lectores, Oruña dio a conocer su primer libro infantil, 'El tren fantasma' (Anaya), en el que recoge algunos de los cuentos que ideaba cada noche para su propio hijo. Salvo esta, el resto de las novelas han sido publicadas bajo el sello Destino, del Grupo Planeta. 'El albatros negro' es su primera novela con Plaza & Janés.

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