Si un lector que no sepa quién era Gil Scott-Heron abre este libro y se le oculta que fue escrito a finales de los años 60, probablemente pensará que está leyendo una novela policiaca actual: por sus conexiones con The Wire, por sus jóvenes camellos que van y vienen por las esquinas trapicheando y vendiendo la merca, por los disturbios y algaradas que los ciudadanos comentan porque los han visto en la tele o se los han contado, por el desarraigo y el desprecio que aún sienten muchos afros a pesar de haber sido abolida la esclavitud, por las injusticias que planean como buitres carroñeros por su comunidad… Y, sin embargo, Gil Scott-Heron (célebre por el poema-canción "The Revolution Will Not Be Televised") la publicó en 1970.


Lo anterior significa un par de cosas: que su autor fue capaz de predecir lo que acabaría ocurriendo y que la sociedad norteamericana no ha cambiado apenas en 40 años. Las series de polis y dealers son como esta novela. Los noticiarios de EE.UU. son como esta novela. Las películas en las que los negros intercambian balas y speed son como esta novela. Y, por lo que tengo entendido, la lucha del traductor (Antonio Vallejo) con la jerga callejera y el argot ha sido titánica: una jerga aún actual.


Gil Scott-Heron eligió una estructura distinta a la habitual, o al menos a lo que entonces era más frecuente (un único narrador, un único protagonista, etcétera): su novela está contada por varios narradores, todos ellos negros y todos ellos jóvenes y sospechosos del asesinato de un camello del barrio en el que sobreviven. De tal manera que, como en la última parte de la película Jackie Brown, la acción vuelve una y otra vez al mismo marco temporal y nos ofrece varios puntos de vista. Para que sepamos qué hacía cada personaje en los meses previos a la noche del asesinato. Cómo y por qué las cosas iban encauzándose hacia la muerte de un joven negro. También hay otro narrador en tercera persona que, simplemente, nos va contando las pesquisas de los policías.


Con esta estructura el autor logra que uno se enganche en seguida a la trama. Pero eso no es lo más interesante ni creo que fuera el objetivo primordial de Scott-Heron: lo más interesante es, insisto, esa "rabiosa actualidad" (como suelen decir en la prensa) y esa visión del mundo de los afroamericanos en un momento repleto de conflictos: revueltas callejeras, Vietnam, asesinato de Martin Luther King…


Me parece un libro no sólo muy entretenido, sino también importante. Un libro que ayuda a comprender la lucha por los derechos civiles. Lo ha publicado una editorial combativa. Y lo ha prologado un escritor que también es combativo, que suele implicarse: Daniel Bernabé. Todos ellos saben, como dice Bernabé en su texto, que la estafa social sigue presente.