Mónica Carrillo, que vive a caballo entre el mundo periodístico y el literario, ha vuelto a sorprender con la publicación de su nuevo y quinto libro, El viento nos llevará (Editorial Planeta), una colección de 300 microcuentos que, tal y como desveló a este periódico, ya ha conseguido lanzar la segunda edición a pocos días de estrenarse en las librerías.

Pese a ser un rostro muy reconocido en los hogares españoles informando a diario sobre la última hora de todo lo que acontece, lo cierto es que su presencia en redes sociales, así como su agilidad en crear historias y transmitir emociones en pocas palabras, la han aupado como una escritora cumbre en el ámbito de los relatos breves.

Después de sus novelas La vida desnuda -Premio Azorín 2020-, La luz de Candela y Olvidé decirte quiero, Carrillo vuelve a repetir con una ambiciosa colección de microcuentos que, tras la publicación de El tiempo. Todo. Locura, la periodista solo dejará buen sabor de boca con El viento nos llevará.

PREGUNTA (P): ¿De qué idea nace ‘El viento nos llevará’?

RESPUESTA (R): Una vez que me puse a recopilar todos los microcuentos, me di cuenta de que había mucha mención al viento, el paso del tiempo y de ahí surgió el título.

La tarea más difícil fue recopilar todos esos microcuentos que, durante años, había lanzado. Coger 300, que aunque parezcan muchos a mí me costaba porque llevaba otros 1.000 escritos y la tarea fue ir seleccionándolos y, de, alguna manera, aglutinarlos con cierto orden.

P: El título evoca ligeramente a la película ‘Lo que el viento se llevó’. ¿Pura casualidad o un guiño?

R: No, no tiene nada que ver. De hecho, es el título de una canción que me gusta mucho, una canción francesa que me lleva acompañando muchos años y que ahora era el momento de sacarlo a la luz.

Me gustaba mucho ese nombre por lo que evoca, pero tiene más que ver con el paso del tiempo, el revuelo de las emociones, también que a veces es como un torbellino que a veces dejamos pasar y, al final, como el diente de león, se lo lleva el viento.

P: Sus lectores ya están acostumbrados a leerla con microcuentos por otros títulos que ha publicado de esta índole. ¿Qué se van a encontrar en ‘El viento nos llevará’?

R: Son microcuentos que ya se han publicado en redes sociales. Los que me han seguido se los pueden haber encontrado. Es raro haberlos visto todos porque los voy lanzando y llevo años haciéndolo.

Ahora, se ha convertido en un recopilatorio de los que más me gustan bueno, de algunos de los que más me gustan. Al final todos tienen parte de mí y lo que se van a encontrar es eso, un paseo por las emociones, hablando de amor, desamor y de afectos.

P: ¿Es más difícil escribir microcuentos o una historia narrativa al uso?

R: Cada género tiene su dificultad. Desde luego, para una novela lo que necesitas es tiempo, disciplina, dedicación, además de la inspiración para hacerla. El microcuento me permite poder hacerlo cuando brota.

Son pequeñas píldoras que he ido lanzando. Si lo piensas, para escribir 300 microcuentos también necesitas años, pero claro, no eres consciente de ello porque son independientes. Aunque hablen de emociones no tienen una narrativa común.

Me cuesta y me gusta por igual simplemente porque disfruto cuando escribo.

El paso del viento te agita, para lo bueno y lo malo, te despeina un poco

P: El libro se compone de tres partes: deseo, el paso del viento y tiempo. Se asemeja al recorrido entre el enamoramiento hasta la ruptura.

R: Sí, el desamor podría ser una de las interpretaciones, pero no es la única. Es cierto que la parte del deseo se revuelve inicial. Luego, el paso del viento que te agita, tanto para lo bueno como para lo malo, y que te despeina un poco.

Por último, ya el tiempo que lo pone todo en su sitio y que puede hacerte estar tranquilo o reiniciar de nuevo ese círculo. En realidad, también me gusta pensar en comienzo, nudo y desenlace.

También se da en otro tipo de relaciones, al final el amor es en el sentido más abierto y es como nosotros nos desenvolvemos con los demás. Hay veces que no tiene por qué ser el amor romántico de la pareja, también son afectos con personas cercanas que son difíciles de gestionar.

P: Son 300 microcuentos los que componen el libro. ¿Cree que hay alguno de ellos que deja un mensaje especial?

R: Espero que sí, espero que haya más de uno. Por ejemplo, con el que empieza: ‘Siempre agradecí al libre albedrío que me llevara hasta ti’. Está muy bien porque es cuando está todo por hacer y está todo por venir. Hay mucha ilusión en lo que sea que emprendas y hoy, para mí, es un día así.

P: Cuando el lector termine el libro y haga balance, ¿qué sabor de boca cree que le puede quedar?

R: Espero que bueno. ¿A ti te ha quedado bueno? Pues ya está.

Me siento bien comunicando

P: Se ha consolidado como una autora referente en el mundo literario, especialmente en este aspecto, en el de los microcuentos. ¿Da vértigo?

R: Me produce más emoción, ilusión y ganas de seguir escribiendo y, ojalá, dure mucho tiempo. Solo le puedo dar las gracias a los lectores por la acogida que siempre han tenido cualquiera de mis publicaciones.

Lo de ser referente son palabras mayores. En cualquier caso, con que le guste a la gente, yo ya estoy contenta.

P: Las redes sociales han sido un empujón para dar a conocer tus microcuentos.

R: Ha surgido de ahí siempre. Incluso a día de hoy sigo escribiendo en Twitter, y porque está la limitación de los caracteres, antes era mucho más estricta y eran obligatoriamente más breves, pero ahora son más laxos.

Pero sí, surge de ahí y brota de ahí. De este punto han saltado a otras redes como Instagram, les he puesto foto o los he escrito a mano o los he pintado, pero todo eso ha sido después. Pero el origen siempre es ahí.

P: También es una personalidad súper conocida en el ámbito mediático. ¿Dónde se siente más cómoda, frente a las cámaras o entre las páginas?

Me siento bien comunicando y no, no elijo; afortunadamente, no me hacen elegir. Mientras pueda, voy a seguir haciendo todo lo que me apasiona, que es comunicar, ya sea contando noticias, ya sea escribiendo, ya sea en la radio, ya sea dando entrevistas, o haciéndolas.