De las múltiples acciones de falseamiento de la historia de la dictadura, la ocultación de la feroz represión ejercida por el régimen franquista, destaca sobremanera. Frente a la mentira de los denominados “años de paz” que Franco y sus colaboradores intentaron trasladar, la verdad, la auténtica y dura verdad, es que el dictador siguió matando hasta poco antes de morir en su cama, el 20 de noviembre de 1975. Franco fusiló a unas 40.000 personas en periodo de paz, firmando más de 10 condenas a muerte al día durante los 10 primeros años.

En el libro recientemente publicado 'La fractura de la democracia' (Editado por Círculo Rojo Libros, Sevilla, Septiembre de 2022) del periodista, historiador y colaborador de ElPlural.com, Juan Luis Valenzuela Simón, en uno de sus capítulos de las casi 400 páginas de la obra que supone una enmienda a la totalidad del franquismo y un intento por “desmentir las mentiras” del mismo, se relatan numerosos casos de extrema represión del régimen. Uno de los casos que podremos leer es sobre el último “desaparecido” de la dictadura, el joven granadino Cipriano Martos.

'La fractura de la democracia', de Juan Luis Valenzuela Simón.

Continúa el desconocimiento sobre las causas de su muerte

Con el título “El cocktail que envenenó al granadino Cipriano Martos, el último desaparecido de la dictadura”, Valenzuela narra cómo en 1973, dos años antes del fallecimiento del dictador en su cama, el granadino Cipriano Martos moría solo, en una cama de hospital de Reus, con ácido en el estómago. A día de hoy, su familia sigue desconociendo si fue un suicidio por el tremendo sufrimiento que le pudieron infligir sus torturadores o le obligaron a tomarlo en esas terribles sesiones de sus verdugos. Sea como fuera, Cipriano fue el último desaparecido de la dictadura franquista.

El letal cóctel de la verdad

Roger Mateos, periodista de Efe, es el autor del libro 'Caso Cipriano Martos: vida y muerte de un militante antifranquista' publicado por Anagrama. En sus páginas se reconstruyen como fueron los últimos días del joven militante del PCE (M-L), que murió por ingestión de ácido en 1973 tras ser torturado por la Guardia Civil. Una ingestión de ácido sulfúrico que le abrasó el tubo digestivo. El libro da forma a esos días de agosto de 1973 e intenta explicar las razones por las que este campesino de Granada se integró en una organización antifranquista que al final le deparó su muerte. La tesis del autor del libro es que no existen pruebas fehacientes y que lo más probable es que Martos fuese envenenado. Hay quien mantiene que se le obligó a beber el denominado “cóctel de la verdad”, una corrosiva combinación de ácido sulfúrico y gasolina similar a la composición de un cóctel molotov. Cipriano murió por "hemorragia interna", según la partida de defunción, entre terribles sufrimientos.

Versión franquista del suicidio

El joven, que contaba con poco más de 30 años cuando falleció, fue detenido el 25 de agosto de 1973. Solo 48 horas más tarde fue ingresado en el hospital con carácter muy grave. El 17 de septiembre falleció. La versión que las autoridades franquistas dieron fue que Cipriano Martos se habría suicidado. En todo caso, quedó comprobado que no fue atendido en el hospital como a cualquier otro enfermo, que se le impidió entrevistarse con un abogado, que su familia no fue avisada y, finalmente, que la justicia no hizo nada por esclarecer los extraños hechos. Durante los veinte días de su agonía en la sala de beneficencia del hospital, fue vigilado permanentemente por la Guardia Civil. Su madre y su hermano intentaron verlo, sin éxito, porque no lo permitieron los agentes que le custodiaban. Las súplicas de la madre fueron respondidas con insultos.

Enterrado clandestinamente en una fosa común del cementerio de Reus

El fallecimiento de Cipriano Martos se produjo el 17 de septiembre de 1973 en el Hospital de Sant Joan de Reus, localidad tarraconense en la que el joven fue detenido. Fue enterrado clandestinamente el 20 de septiembre de 1973 en una fosa común del cementerio de Reus, propiedad del Ayuntamiento. Las autoridades franquistas impidieron que la familia y allegados pudieran acudir al camposanto y estar presentes en la inhumación. Tampoco dejaron que su cuerpo regresara a su Granada natal. Muchas circunstancias extrañas para una, también, extraña muerte.

Un granadino de orígenes humildes

Granadino de Loja, su familia la componían humildes campesinos de muy pocos recursos. Por esta estrechez económica, es por lo que Cipriano comenzó a trabajar en las tareas del campo con solo 11 años de edad. Ante esa situación de penuria se trasladó a Morón de la Frontera, donde trabajó como jornalero, en busca mejores condiciones de vida. Más tarde en Teruel, fue minero, trabajador textil en Sabadell y Tarrasa y finalmente encofrador en Reus. Fue en la Cataluña de fuerte movimiento obrero y combativas organizaciones sindicales, donde el joven se politizó y tomó conciencia de luchador antifranquista.

Martos militó en Oposición Sindical Obrera, el Partido Comunista de España marxista-leninista y el FRAP. En 1973, fue detenido por la Guardia Civil en su lugar de trabajo por repartir propaganda y realizar pintadas en Igualada. Su detención formó parte de una redada en la que también fueron detenidos otros trabajadores en Reus y en La Selva del Campo.

La Generalitat ha anunciado recientemente su intención de exhumar, en el segundo semestre de este año 2022, los restos de Cipriano Martos.