La cadena BBC difundió el pasado mes de febrero un vídeo en el que la princesa Latifa al Maktum, de 35 años e hija del emir de Dubái, denunciaba que llevaba secuestrada tres años por su propio padre después de haberse intentado escapar de su país. “Soy una rehén y esta villa se ha convertido en una cárcel”, dice la princesa. No es la única, su hermana Shamsa también protagonizó una huida fallida y la princesa Haya, sexta esposa del emir logró escapara con sus dos hijos a Londres. Haya es hija del fallecido rey Houssein de Jordania y hermana de Abdalá, el actual rey, quien la nombró representante diplomática en el Reino Unido, un puesto que le proporciona inmunidad diplomática. Sus rocambolescas historias podrían ser el argumento de una fantasiosa novela, pero son completamente reales. "La realidad supera la ficción", nos explica la escritora Clara Sánchez, que acaba de publicar un trepidante thriller, 'Infierno en el paraíso' (Planeta) en el que se adentra en el Palacio Real Saudí de Marbella y la vida de una de estas princesas encerradas en una cárcel de oro.

Clara Sánchez, ganadora de los premios literarios Planeta, Alfaguara y Nadal, denuncia en esta novela el lado más oscuro de la monarquía real saudí, cuyos petrodólares han comprado de alguna manera la complicidad del mundo occidental, que asiste impasible a la vulneración de los derechos humanos y todo tipo de atrocidades. "La literatura tiene una grandísima ventaja ya que te permite entrar donde no llegan ni las cámaras de televisión ni los periodistas. Hay lugares en Arabia Saudí que son peligrosísimos y no puedes preguntar por la princesa Latifa y mucho menos reivindicarla", subraya la autora. 

"Me seducía el escenario tan surrealista que se formaba con los veraneantes en pantalón corto, mezclado con habayas, túnicas y todo ese despliegue de derroche del séquito saudí"

PREGUNTA.- ¿Qué esperas de esta nueva novela?
RESPUESTA.- Por encima de todo, una novela es para disfrutar e ir a un mundo paralelo, incluso para disfrutar sufriendo. Pretendo trasladar al lector al escenario de la Marbella de hace unos años, cuando se llenaba de jeques y la esperadísima familia real saudí, todos ellos cargados de dinero. Todo ese séquito de lujo era una bicoca para mucha gente, que iba a vivir mucho tiempo de esto.

Me seducía muchísimo ese escenario tan surrealista que se formaba en Marbella con los veraneantes en pantalón corto, mezclado con habayas, túnicas y todo ese despliegue de derroche del séquito saudí. Lo veía como una fusión en pequeño de lo que es el mundo. Por una parte, el poder, el gran dinero, y por otra, la gente de la calle, que vive de un sueldo o sobrevivendo como puede. Es un contraste que me ha resultado fascinante y he puesto un foco de luz sobre una realidad que no se ha novelado, que nos ha pasado desapercibida.

Otra cosa muy importante que hay dentro de la novela, como un gran ingrediente, pero que no es baladí, son estas princesas árabes, hijas de jeques o esposas, que se ven obligadas a huir porque tienen una vida horrible y no son libres. Tenemos el ejemplo de Latifa, que ha inspirado al personaje de Amina. De hecho físicamente es igual que ella.

"La literatura tiene una grandísima ventaja ya que te permite entrar donde no llegan ni las cámaras de televisión ni los periodistas"

P.- Describes un mundo de ficción que podría ser real. Es verdad que todos conocemos el lujo y la ostentación de los jeques que se han paseado por Marbella pero nos es completamente ajeno lo que ocurre en el interior de esos palacios, que princesas como Latifa describen como una cárcel. ¿Cómo te has documentado para poder meterte en las cabezas de esas mujeres y su entorno más íntimo?
R.- A través de la observación, hablando con gente y leyendo periódicos. Llevo rastreando el suceso de la princesa Latifa desde el año 2000. Esto que se cuenta ahora es novedoso porque ha difundido un vídeo donde nos habla de cosas tremendas y una historia tan rocambolesca que si yo la contase en la novela, pensarían que es una completa fantasía. En el año 2000 me llamó mucho la atención pequeñas noticias de una princesa que había intentado escapar, pero que la habían apresado y lo intentaba otra vez. No es nuevo y esa fue la imagen en la que me he inspirado para construir a Amina. La diferencia es que está metida en el palacio real saudí de Marbella, que es más próximo a nosotros, pero con las mismas ansias de libertad y vivir mundo. 

La literatura tiene una grandísima ventaja ya que te permite entrar donde no llegan ni las cámaras de televisión ni los periodistas. Hay lugares en Arabia Saudí que son peligrosísimos y no puedes preguntar por la princesa Latifa y mucho menos reivindicarla. Podrías desaparecer inmediatamente. En la novela, completo la información y la enriquezco con la imaginación.

P.- Llevas dándoles vueltas a esta historia desde hace 20 años, cuando conociste la historia de Latifa. ¿Cómo ha sido el proceso creativo?
R.- Para mí ha sido asombroso que ahora vuelva a aparecer. Es como si lo hubiésemos engranado todo. El vídeo de Latifa ha removido mucho las conciencias, aunque hay gente que le pone pegas por rocambolesco. Si esta princesa quería largarse de ese mundo de lujo, por algo será. Y no es solamente ella, tengo una serie de nombres que he ido recopilando desde entonces. Tenía eso en la cabeza y también Marbella, con el palacio real saudí, un cuento de hadas metido allí. No me interesaba ni el caso Malaya no esas cosas, ya que está muy hecho crónica y muy escrito.  

"La realidad supera la ficción"

P.- La historia de Amina, tu personaje, es también muy rocambolesca. ¿La realidad supera la ficción?
R.- Es rocambolesca, pero no tanto como la de Latifa. La realidad supera la ficción. Estas mujeres, cuando quieren huir, necesariamente tiene que ser un poco así. No pueden decir 'oye, que esta noche no vuelvo a casa, que me voy', tiene que ser a través de subterfugios.

P.- Hay un afán reivindicativo de la mujer y de la libertad, no solamente de las de palacio sino también de las que están fuera, ¿no?
R.- Esta novela, que podría ser policiaca y bordea el terror, pretende transmitir la dependencia. Indagar en la dependencia que tenemos unos de otros a través de los sentimientos y la manipulación. Amina está completamente manipulada por sus padres y su entorno, es completamente dependiente por su falta de libertad. Por otro lado tenemos a Sonia, que es la que cuenta la historia, una camarera muy normal que, a través de esa aventura terrorífica que vive en palacio, se da cuenta de su capacidad de decidir. Aquí, el sentido de la libertad no está en si llevas velo o no, que también. Es más en la libertad, la capacidad que mostramos cada uno de decidir. Sonia se ve involucrada en unas circunstancias más extremas que no va a tener más remedio que decidir. Sin embargo, Amina también decide, pero está tan envuelta en ese mundo de manipulación y de ignorancia, que le resulta muy difícil. 

"No somos lo que parecemos"

P.- Me llama la atención el concepto de vidas prestadas, que afecta a varios personajes, una Amina que quiere tomar la vida de Sonia, la propia Sonia que asume la vida de una amiga, en su casa y sustituyéndola en su trabajo, el propio gerente del hotel, que se transforma en otra persona para ganar dinero...
R.- Prácticamente todos viven una vida prestada, incluso los secundarios. En el fondo, estoy hablando de algo que abordo en todas mis novelas, que no somos lo que parecemos. 

P.- ¿Has viajado a los Emiratos para vivirlo en primera persona?
R.- No. Cuando iba a hacerlo vino la pandemia y ya pude hacerlo. Pero quizá mejor así, porque yo no hablo de su vida allí. No me tengo por una corresponsal de guerra o un periodista que va a allí para ver cómo está la cosa, sino la impresión que tiene una mujer occidental de estas mujeres misteriosas. Indagar en esa sensación que nos producían cuando algo muy lejano se instalaba en nuestras vidas corrientes, en nuestra vida cotidiana. Sería algo así como la cara B de un cuento de 'Las mil y una noches'.

"Necesitamos un mínimo para no estar todo el día preocupados por el dinero, pero el excesivo poder o el excesivo lujo son perjudiciales para el ser humano"

P.- ¿El dinero da la felicidad?
R.- No. Decir esto en estos momentos resulta frívolo porque la gente lo está pasando fatal con los ERTE's y las pérdidas de trabajo. Necesitamos un mínimo para no estar todo el día preocupados por el dinero, pero el excesivo poder o el excesivo lujo son perjudiciales para el ser humano. La gente muy poderosa, que no sabemos ni lo que pueden sentir en su corazón, al final, después de haber conseguido todo ese poder, ¿qué es lo que quieren? Lo que quieren es el amor, se ponen todos a ligar como locos. Porque el poder en sí mismo es muy frustrante. Además, es un saco sin fondo. Yo lo encuentro muy patológico.

El lujo y poder comprarlo todo, sinceramente, es bastante hortera, con esa sobreabundancia de oro del palacio Real Saudí, con esos grifos de oro que la protagonista Sonia pensaba que eran una leyenda, pero no, existían.

"La comunidad internacional no ha reaccionado a las noticias de las princesas que huyen porque en el fondo se las ve como niñas ricas caprichosas"

P.- En contraste con eso, las personas que están al servicio de los jeques árabes, por no decir sus súbditos, están en condiciones casi de esclavitud y viviendo la 'vida prestada' de sus 'amos', por decirlo de alguna manera.
R.- Si las hijas o las esposas no tienen libertad, imagínate las empleadas. Allí las mujeres no tienen ningún derecho. Es tremendo. La comunidad internacional no ha reaccionado a las noticias de las princesas que huyen porque en el fondo se las ve como niñas ricas caprichosas que en un acto de rebeldía se van de ahí. Pertenecen a hombres inmensamente ricos, porque ellas no tienen nada y se ha prestado muy poca atención a esto. Me parece tremendamente relevante. El hecho de que esas mujeres que lo tienen todo se arriesguen de esa manera nos hace pensar cómo estarán las pobrecillas que no tienen nada, a las que ni se les puede pasar por la cabeza huir, a no ser que se metan en una patera. En el fondo estamos hablando de la mujer y hay países en los que no tienen ninguna libertad. No pueden salir, no pueden ir a un banco, no pueden salir al extranjero si no es con permiso de... Eso es terrible. Si a nosotras las occidentales nos parece, con muchísima razón, que no tenemos la igualdad que nos merecemos, allí es impresionante.

"Arabia Saudí ha estado muy cercano a España, por la relación Juan Carlos I con el rey saudí. Éramos todos muy amiguitos porque el petróleo manda"

P.- Con los Emiratos, en concreto, se hace un poco la vista gorda por los petrodólares, no solo con el tema de las mujeres, es un país en el que la gente vive en condiciones de esclavitud, en el que no es que haya homofobia, es que la homosexualidad se castiga con la muerte, por citar algunos ejemplos.
R.- Exactamente. Arabia Saudí ha estado muy cercano a España, por la relación Juan Carlos I con el rey saudí y de ahí vienen sus visitas a Marbella. Hay fotos del rey emérito en el palacio de Marbella. Éramos todos muy amiguitos porque el petróleo manda.