Julio Martí lleva ligado a la música más de cuatro décadas y, desde 2016, es el director creativo de Las Noches del Botánico, uno de los referentes culturales de la ciudad de Madrid: "He estado en todos los festivales que te puedas imaginar y no hay ninguno como este", señala emocionado en una conversación con ElPlural.com a menos de un mes del comienzo de su séptima edición.
Pregunta: ¿Cómo afrontas esta nueva edición?
Respuesta: Me encuentro muy ilusionado. Hace poco estuve en una reunión de exalumnos porque se cumplen 50 años de nuestra salida del colegio. Y hace todos esos años que no veía a nadie. Todos jubilados. Y yo soy un tipo tan raro que no solo no me he jubilado sino que en mi cabeza quiero hacer muchas mas cosas de las que he hecho. No he parado.
P: En una entrevista con El País, el filósofo francés Edgar Morin, decía con 101 años que mentalmente seguía siendo el mismo de siempre.
R: Me siento la misma persona, pero sé mucho más. Soy muchos más tolerante y sé que soy mejor. Nadie es más que nadie en el planeta. Y el privilegio de lo que hago, me permite darme cuenta del valor de los demás.
P: ¿Cómo empezaron las Noches del Botánico?
R: Esto es una pequeña visión mía. El día que entre, pensé que iba a ser una maravilla. Y hay que estar a la altura de lo que es el jardín.
P: Supongo que no sea fácil organizar algo así.
R: No paras.
P: ¿En que momento empiezas a gestionar una nueva edición?
R: Ya estoy con la del año que viene. Enero y febrero están para cerrarlo pero hay que ser estar muy listo artísticamente en diciembre. Y tener la visión total. Además, nosotros no peleamos con festivales por ese cabeza de cartel. No entramos en subastas. Y eso es lo más duro en el resto de compañeros.
No iría ni loco a ver ni a Bruce Springsteen ni a Madonna
P: ¿Qué labor desempeña un director artístico?
R: Traer a los músicos que uno cree que hay que ver. Y hay muchos en el planeta. Afortunamdamente podemos elegir. Y me guío por mis 40 años de experiencia. Le dedico mi vida a la música. Un fin de semana me levanto a las 8 y a las 9 me bajo a mi sótano. Y no me sacan de ahí hasta las 12 de la noche. Solo para comer.
P: ¿Y qué sueles escuchar?
R: El otro día me preguntaron que había escuchado en esa jornada. Empecé con el ballet Cindirella de Sergei Prokofiev. En el tren no quería nada pesado y me puse con tres discos de Rubén Blades. Pero escucho de todo y me gusta todo. A pesar de que el jazz ha sido el leitmotiv de mi vida, me emociono con muchas otras cosas. Sin excepción. Aunque también renuncio a mucho mainstream. Está en todos los lados y son como zapatos usados. Tengo ternura hacia ellos pero no me atraen. E incluyo a los gigantes. No iría ni loco a ver ni a Bruce Springsteen ni a Madonna.
P: Justo estuve viendo en Dublín el otro día a Springsteen y he de decir que me encantó.
R: No he ido nunca a verle. Tengo un equipo sofisticadísimo y consigo en high-end todo tipo de conciertos. El amigo Springsteen es el que más embarrulado suena de todos los grandes. Es un guirigai. No es lo mío. Yo soy un tío de sensabilidades.
P: ¿Qué concierto recomiendas de esta edición?
R: Como no se va a agotar, siempre habrá alguien que pueda seguir mi consejo. 10 de julio. Omara Portuondo y Salif Keita. 92 y 79 años sobre el escenario. La primera, leyenda de la música cubana que va a cantar como si dialogara y Keita, albino y un dios de la música de África. Eso vale más la pena que cualquier cosa porque no se podrá volver a ver nunca. Fliparía si se llenara el concierto.
P: Elegir a Bob Dylan es fácil; lo difícil será buscar otros artistas menos conocidos.
R: Pero convencerle… Aquí jugamos con otros elementos de la vida. La sostenibilidad. Y nuestro mejor medio de comunicación es el boca a boca. El de la gente y el de los artistas.
P: Eso es lo más caro de todo, realmente.
R: Es la clave de la sostenibilidad. Aquí todo el mundo paga por encima de lo que vale. Es un justiprecio. La burbuja no es otra que el sobrecosto. El problema es la insostenibilidad. Y hay que luchar duro para ayudar a los precios, que es otro gran dilema. Ya hemos llegado a las 100.000 entradas vendidas. Y no hemos subido los precios a pesar de que los costes son un 50% superiores. Pero hay que comprometerse. Nosotros y los artistas. Este festival siempre tiene que tener la marca de evento cultural.
P: Es como el Real Madrid. Te pueden ofrecer mucho en otros equipos, pero no es jugar en el Real Madrid.
R: Vi el partido contra el City en Sevilla. Decían que eran los mejores… Pero el Madrid compite. Aunque le menosprecien.
P: Y es ahí cuando te mata.
R: Mira lo que le ha pasado al Partizan en baloncesto. Y con Obradovic que es un crack. Pero la vida es así. No te la juegues con quien no te la tienes que jugar.
P: Nicky Nicole es una apuesta por la música urbana.
R: El año de la pandemia, estábamos en el backstage tras el concierto de Nathy Peluso. Y a mi derecha tenía sentada a una niña. Se levanta y dice, 'disculpadme, soy Nicky. ¿Quién? Nicky Nicole'. Y así la conocí. Pedí a mi equipo que la siguiera porque queremos apostar por el público joven. La noto una distinción respecto a otros artistas argentinos que están teniendo un grandísimo éxito. Y la tendremos el sábado 15 de julio. También queremos tener más mujeres. Está complicado encontrar la paridad. Y estoy enamorado de muchísimas artistas que nunca vienen. ¿Qué voy a hacer?
P: He contado más de una veintena de mujeres en esta edición.
R: Hemos traído a muchas. Cabezas de cartel, mujeres que son líderes. Y habría traído a 10 más si hubiera podido.
P: ¿Alguna en concreto?
R: Sheryl Crow, por ejemplo. Tash Sultana, también. Queríamos a Maria Betania pero está en Portugal en las mismas fechas. Luego me habría entusiasmado traer a Fiona Apple. Y mis dos grandes frustraciones son Areta Franklin y Joni Mitchell.
P: La verdad es que tienes un trabajo guapísimo.
R: Me ha tocado vivir cosas maravillosas. Te voy a contar qué me pasó en los Grammys del año 2000 para que veas también mis despistes. Estuve nominado como productor musical por Calle 54 y estábamos mi mujer y yo en la alfombra roja. Y los fotógrafos comentaban, '¿who the fuck is this guy.?' Luego entramos, nos sentamos y junto a nosotros teníamos a tres muchachas negras súper marchosas. Les pregunto quiénes eran y me dicen: 'Destiny Child'.
P: ¡BEYONCE!
R: Se me presentó Beyonce.
P: Qué fuerte.
R: Con ella no he trabajado pero sí con Janet Jackson.
P: Cuéntame otra anécdota, por favor.
R: Con Oasis cuando fumaba hachís.
P: Anda.
R: Es que de joven se fuma hachís.
P: En verdad sí, qué voy a decir yo.
R: Estaba con Chick Corea en Barcelona porque tocaba en el Palau de la Música. Y en el Velódromo, Oasis. Y todos alojados en el Hotel Florida. Teníamos hachís pero no papel. Vemos a unos guiris y les preguntamos si tenían. '¿Y vosotros qué tenéis?', contestaron. Y nos hicimos unos canutos. También estaba con nosotros Tomasito. Hablamos con ellos de flamenco y tal y hubo algo de mosqueo.
P: ¿Con Oasis?
R: Sí. Les preguntamos quiénes eran y si eran músicos. Y se sintieron insultados. Qué coño, no sé quiénes eran. Qué coño iba a saber que Liam Gallagher era el líder de Oasis.
P: Muy de los Gallagher la verdad.
R: Es que voy cambiando de músicas en mi vida. Y me pierdo lo que hay en el camino. En los 80 solo escuchaba jazz. Y el resto de lo que aparecía, nada. He sido un poco talibán. Del jazz pasé a lo latino, luego pasé por Brasil y me traje a todos. Luego con los africanos. He llevado por todo el mundo Flamenco Hoy, un proyecto que hice con Carlos Saura. Lamenté mucho su muerte.
No me interesa el reguetón
P: ¿Tendría el reguetón cabida en las Noches del Botánico?
R: No me interesa porque es el maisntream abosluto. Para qué lo voy a hacer si no me necesitan. Además, es de muchísima gente. Y ruidosillos. No renuncio a ello, de todas formas.
P: Ojo con Calle 13, también Tego Calderón.
R: Pero Residente no es reguetón.
P: En sus inicios sí.
R: Pero no todo el mundo se queda estancado en la fórmula. También hay cosas que no escucho pero tengo un equipo que escucha de todo y no me recomiendan nada tirando por ahí. Son muy pesados y no me dan la vara con ningún artista de reguetón.
P: Quien sí tiene un lugar esencial es el flamenco.
R: Es la mejor música de raíz del planeta. No hay lenguaje más sofisticado. Llevo 40 años en esto y todavía me maravillo. Y los mestizajes que esta creando.
P: Personalmente, no conozco ningún tipo de música que mezcle mejor.
R: Estoy trabajando en varios de esos proyectos. Y el más ambicioso es El mundo flamenco saluda a Bob Marley. Están todos ahí. En cantarlo de una nueva manera.
P: ¿Consideras que ha habido cierta desconsideración en este país con el flamenco?
R: Enorme. Prefiero el flamenquillo a la mayoría del acercamiento anglosajón de los españoles.
P: No puedo estar más de acuerdo. El caso de por ejemplo, El Barrio, es flagrante. Llenaban estadios, un grupo generacional pero muy poco espacio en los medios culturales y mínima exposicion mediática.
R: Grupo de barrio, coño. En mi generación, a lo que estaba de moda lo llamaban flamenco kinki. Amor pecador de Los Chichos. Uno de los mejores espectáculos que he visto en directo fue la vuelta de Peret en el Womex de Sevilla. Cómo disfrute. Dije, 'quiero ser el representante de este tío; lo tengo que llevar a Nueva York'. Brutal. Una buena rumba te alegra la vida. La gente no se ha dado cuenta pero el soniquete que se genera mueve montañas. Hay que seguir reivindicando la potencia de ese legado. En China hubo encuestas que decían que les interesaba mucho más el baile flamenco que Michael Jackson. Y no te quiero contar lo que pasó en Japón.
P: Exportamos a Chiquito de la Calzada como cantaor.
R: He estado en una escuela de flamenco en Japón y vi a 20 japonesitas cantando canciones de arriba a abajo en un castellano perfecto. Sin saber ninguna palabra más. Los japoneses han aplaudido más a Vicente Amigo que a Michael Jackson.
No hemos recibido ni un euro de ninguna institución pública
P: Hay una actuación en especial que me toca el corazoncito. Goran Bregovich.
R: Pues actúa delante de Nu Genea, un proyecto napolitano. También es bonito juntar a artistas que combinen bien. Es nuestra filosofía. Intento hacer un festival al que quiero venir todos los días. Y si hay algo que no me guste tanto, disfruto del jardín o sociabilizo.
P: ¿Te sientes apoyado institucionalmente?
R: No hemos recibido ni un euro de ninguna institución pública.
P: ¿Es eso una queja?
R: No. Somos algo diferente. Un festival de especial interés para la ciudad de Madrid. Y trabajamos con eso. Algo que vale mucho más que la pasta. Pero eh, si nos la dan, nos la gastaríamos. Eso sí, querría más exposición pública, que sacaran más pecho. Siempre lo dicen pero no terminan de hacerlo.
P: ¿Cuántos puestos de trabajo genera el festival?
R: En el Festival en sí, unas 130 personas. Y también habría que contar las que trabajan en el montaje y el desmontaje. Más de 200 personas, seguro. Y durante todo el año, estamos fijos 20 personas.
P: ¿Tienes alguna cuenta pendiente?
R: La música clásica. La primera vez que lo intenté, con El Concierto de Aranjuez, me salió mal a nivel de público. A pesar de que fue una maravilla. Es una pena hacer algo tan magnífico y que la gente no responda. Pero estoy convencido de que funcionará. Intuyo que el año que viene habrá una sorpresa potente.