La percha para la presente entrevista bien podría haber sido la caída de Wegow y las consecuencias que está teniendo para muchos grupos que vendían sus entradas a través de este portal, entre ellos Itaca Band. Sin embargo, en el momento de esta entrevista a Albert García (cantante) la información acaba de salir y no disponemos de los datos que nos gustaría para poder incluir esta cuestión. Pese a ello, hemos querido destacar el esfuerzo que ésta y otras bandas están haciendo para mantener sus espectáculos y bien podría valer la frase del protagonista de las siguientes líneas: "La música en nuestro sector es como Rusia: la clase media no existe".
Dicho esto, las siguientes líneas sí incluyen otros temas de actualidad -como el boicot de algunos artistas a festivales financiados por el fondo proisraelí KKR- o la lengua. "Para mí tiene mucho mérito que el catalán traspase fronteras, aunque yo sea catellanoparleante y, si bien tengo canciones en catalán, me resulte más difícil escribir en catalán", expone. "En nuestro último concierto en Madrid había un chaval con la camiseta de la selección española cantando todas las canciones; y en Cataluña esto no habría pasado. Creo que hay espacio para todo el mundo con respeto. No vamos a hacer ni mucho menos un problema ni conflicto de esto", apostilla.
Detrás de esta charla hay mucho más que música y periodismo. Hay 15 años -algunos menos para el redactor de estas líneas- y el sueño de dos personas.
PREGUNTA (P): ¿Qué evolución, tanto profesional como personal, habéis notado como banda después de 15 años?
RESPUESTA (R): Seguimos siendo los mismos chavales del principio, incluso un poquillo más tontos (…) Y realmente son 18 años, pero el disco no quedaba tan guay (risas). Bromas aparte, siete discos después seguimos con la misma ilusión de siempre, nos sentimos muy afortunados de poder seguir sobreviviendo en la industria musical; una industria que te abraza, te exprime y te patea a partes iguales. Aun así, entendimos que lo difícil no era llegar, sino aguantar el tirón (altos y bajos, pandemia, batalla de egos…); pero bueno, cada día sabemos más.
P: ¿Os ha resultado más complicado manteneros por el tipo de música, digamos menos comercial, que hacéis?
R: Siempre hemos tenido la sensación de estar en terreno de nadie. Para el mainstream éramos underground y viceversa, para los catalanes éramos españoles y al revés… Al final, seguimos siendo fieles a nosotros mismos y hemos terminado pervirtiendo el arte en el sentido de que vivimos de él.
Sin querer, yo sé que he escrito, he producido y he hecho cosas para gustar, y de esto va esta faena, no va de hacerlo bien sino de gustar más o menos con lo bueno y lo malo que ello conlleva.
Sé que, sin querer, he hecho cosas para gustar
P: Vuestras letras tienen protesta, amor rebelde, etc. ¿Cómo definís esa forma de entender, no digo la música, sino la vida y el mundo cuando éste parece que se rompe por momentos?
R: La música que hacemos, que escribo en particular, es terapia. Responde a un momento y un sentimiento. Evidentemente detrás hay un mensaje político quieras o no, nunca hemos intentado abanderarnos de nada (…) Al ser un altavoz para gente -además en nuestro caso normalmente gente joven- buscábamos despertar ese espíritu crítico; de pensar por sí mismos, con nosotros alejados de cualquier mensaje. A día de hoy todavía hay canciones que no entiendo. No sé bien qué explican, ni de dónde nacen.
P: Después de La lengua de los pájaros, Covid… Parece lejano, pero hubo una especie, podemos decir, de parón. ¿Cómo fue para vosotros?
R: Como para gran parte de las bandas y los proyectos. Sirvió para hacer una reflexión, encontrarnos con nuestro mayor enemigos -nosotros mismos-, escribir nuestro penúltimo disco… Había tantas preguntas sin respuesta que no sabíamos (…) Se desfragmentó un poco la banda, todos habíamos apostado mucho por el proyecto, etc.
Siempre digo que la música en nuestro sector es como Rusia: la clase media no existe. El proyecto nos pedía demasiado y en esos momentos nos daba muy poco, cada uno estaba en su momento vital; en mi caso había nacido mi hijo, me fui a vivir a la montaña… Se generaron mogollón de dudas, nos dimos cuentas de que cuando tu proyecto musical es tu pilar económico o vital deja de ser genuino. Mi energía sigue en esto, mi droga es la gente y los conciertos, y entonces no sabíamos si eso iba a volver a pasar. Yo estaba dispuesto a entregar las armas si aquello no sucedía de nuevo.
Al ser un altavoz para gente, sobre todo joven, buscábamos despertar ese espíritu crítico, sin intentar abanderarnos de nada
P: Es que sois un grupo que conectáis especialmente con la gente. ¿Cómo percibís vosotros esa sinergia que se crea?
R: Para mí es como un partido de tenis. Normalmente nosotros somos los que hacemos el saque y normalmente vuelve la pelota; hay días que lo hace más rápido y otras más lento, pero yo soy adicto a los directos. Hay músicos que tienen pánico escénico y a mí ese pánico, que también existe, tras hora y media se convierten en un elixir que me da vida.
P: Una banda, además, muy festivalera. Sé que mas va a decir que cada cosa tiene lo suyo, pero necesito que te mojes: ¿sala o festival?
R: Sala. Hay una frase que dice “Tres notas para 3.000 personas o 3.000 notas para tres personas”. Cuando tienes muchas personas no les ves la cara, cuando tienes pocas ves quien bosteza, quien se va a pedir la birra…
Nosotros hacemos las salas normalmente cuando presentamos trabajo o nueva gira, y es gente que vienen expresamente a verte y ciudades a las que hace tiempo que no vas. El de los festivales es un público un poco más residual, que te puede pillar después de un bolo grande.
P: Hablando de festivales, ¿participaréis en el Viña Rock el año que viene si persiste la situación actual?
R: Vivo un poco aislado de las redes, en un pueblo pequeño de la montaña y no tengo toda la información. (Pero) todo lo que forme parte de cualquier fondo que financie el Estado de Israel o cualquier cosa que no proclame la independencia y autodeterminación del pueblo palestino, no formaremos parte.
Todo lo que forme parte de cualquier fondo que financie el Estado de Israel o cualquier cosa que no proclame la independencia y autodeterminación del pueblo palestino, no estaremos
P: Cantáis mayormente en castellano, aunque tenéis algunos tema en catalán. Cuando veis que Berri Txarrak cuando estaba, Zoo, Txarango si nos quedamos en Cataluña… que llenan sitios de otras partes. ¿Qué fuerza adquiere esta imagen en un escenario en el que la extrema derecha está envalentonada y cierta derecha ampara ese discurso? Hace poco Mazón volvía a atacar el valenciano.
R: Al margen de todo esto, siempre he pensando que las lenguas y los idiomas están para comunicarse y entenderse. A la vez, la lengua forma parte de una cultura y hay pueblos y ciudades en las que se intenta abolir.
Para mí tiene mucho mérito que el catalán, por ejemplo, traspase fronteras y llegue a un público castellanoparlante o de otra lengua. La música es un lenguaje universal y está por encima de políticas y mil historias, en nuestro caso, mi familia y yo somos castellanoparlantes (hablo, pienso y me inspiro en castellano), y cuando hago algo en catalán le pongo un filtro que creo que me limita un poco. Además, escribir/rimar en catalán es más complicado.
P: ¿Alguna vez habéis recibido críticas por esto?
R: Por cantar en castellano, en catalán… De hecho, me hizo mucha ilusión que en nuestro último concierto en Madrid había un chaval con la camiseta de la selección cantando todas las canciones; y en Cataluña esto no habría pasado. Creo que hay espacio para todo el mundo con respeto. No vamos a hacer ni mucho menos un problema ni conflicto de esto.
P: ¿Cómo es tocar fuera de España, ahora que vais a Tánger?
R: En el momento en que nos dimos cuenta de que el segundo país que más nos escuchaba era Japón, te das cuenta de las posibilidades que te da esta era digital de llegar con un click a la otra parte del mundo.
Súper agradecidos de poder viajar, conocer sitios, culturas, música y que la nuestra llegue a otras partes.
El segundo país que más nos escucha es Japón
P: Típica pregunta, pero, ¿con qué tema te quedas del último disco y por qué?
R: Tengo un tema preferido de cada disco, pero de éste tengo más de uno. En su conjunto, me quedaría con Titiritando, porque me desnudo por completo y explico lo que hemos vivido con la música, que nos ha dado lo más bonito y lo más feo. Esa canción es eso, lo pequeño y afortunado que me siento de poder continuar viviendo y disfrutando del sueño que tenia de chiquitín. Al final es eso: Gracias.
P: Un mensaje para cerrar esta entrevista, de lo que sea.
R: Últimamente entiendo mi vida y este mundo en parcelas. Tú estás en un sitio, yo en otro, nos dejamos entrar, haz lo que te dé la gana, pero con respeto. Hay espacio para todos. Tu libertad termina donde termina la de los demás, y eso parece que no siempre queda claro, sino que a veces el mundo te obliga a ser un puto narcisista y pensar en tu ombligo.