Dano es una figura indiscutible a la hora de hablar de rap en España. Un artista multidisciplinar, inspirador, que porta el maná del hip hop y difunde la palabra sagrada a las nuevas generaciones. Acaba de publicar El hombre hace planes, Dios se ríe y mantiene una conversación con ElPlural.com, en la que habla sobre sus creencias, orígenes, respeto, códigos, colaboración y cómo hacer del género urbano una industria seria y útil para los artistas.

Pregunta: El hombre hace planes, Dios se ríe. ¿Has sentido mucho la mofa de Dios, del universo, en tu puta oreja?

Respuesta: Constantemente, hermano. Constantemente. Desde que nos embarcamos en este camino hace 20 años ya. Alguien puso un tuit el otro día mencionando Metamorfosis, que fue la primera referencia. Así que 20 años de Dios mofándose muchísimo.

P: ¿Eres una persona religiosa? ¿Cómo concibes a Dios?

R: No, la verdad que no. Pero me considero una persona curiosa y con una necesidad insaciable de entender. ¿Qué significa Dios para la gente? ¿Que significa Dios para los demás? Y luego hacer mi propia interpretación de ello. Pero pasa por una cosa más terrenal y analítica y de entender para que sirve el concepto y la idea, más que del hecho de seguir un dogma.

P: Naces en Almagro, Argentina. Emigraste a Canarias, Londres, otra vez Canarias y finalmente Madrid. A pesar de que has vivido poco allí creo que tienes una argentinidad dentro bastante fuerte.

R: Hasta los 15 años iba religiosamente dos veces al año. Luego con los problemas económicos en Argentina iba menos. Y he mantenido colegas allí. Aunque no haya hecho vida de base, es algo bonito. Y que me ha dado un sentido de hogar que también tengo aquí. Cuando llego lo siento. Tengo la suerte y el privilegio de ser hijo y nieto de músicos con una trayectoria y un legado muy fuerte. Me he dado cuenta hace poco de que soy un nepo baby cultural, no económico. Hemos sido pobres durante muchos años. Además, mi madre se hizo conocida con una música que no tenía nada que ver con la que hacían mis abuelos y yo he hecho otra diferente.

P: ¿Qué hacían?

R: Mis abuelos vienen del folklore tradicional argentino. Nivel leyenda. Y mi madre hacía synthpop, new wave, a principios de los 80. Solo chicas. Componían y producían todo ellas. Revolucionarias. Llenaban Luna Park, por ejemplo. Eran un grupo tochísimo. Tanto ella como yo hemos roto con la tradición musical de la familia. Valoro el legado. No voy a heredar nada pero igual voy al pueblo de mi abuelo y hay una calle que lleva su nombre. No heredo propiedades, pero sí un legado musical y cultural.

P: Argentina. Un país históricamente rockero, cumbiero y en la actualidad es también muy hip hopero. Precisamente, artistas como Duki pueden erigirse y ocupar un lugar a la altura de personajes tipo Calamaro, Charly García, Pablito Lescano (Damas Gratis).

R: Ya lo son, sin duda. Es muy loco. Argentina tiene también una peculiaridad. El público argentino es el que más rápido o con más ganas y fuerza ensalza y abraza a un artista cuando le toca el alma. Cuando un artista argentino conecta con la gente por lo que sea, sus textos, su música, su estética, su mensaje... el público lo eleva.

P: Algo innato en el carácter argentino.

R: Argentina es la peña de la plaza de toros cuando levanta al torero. Somos eso. Es nuestra naturaleza.

P: Es un pueblo que necesita a sus héroes.

R: Buscamos siempre a esos referentes. Hubo 10 años de fase transicional, saliendo del rock de los 90 y 2000. Y las batallas (de gallos) fueron el gran cambio. Aunque no haya un alto nivel económico, hay una mentalidad de negocio. También estructura para los artistas.

P: También es un país con el que España siempre ha tenido un gran intercambio cultural. En cine, teatro, música. Ahora también en cultura urbana.

R:  Para Latinoamérica, España tiene como una especie de sello de calidad. No sé cómo llamarlo. Quizás sea por una especie de menosprecio colonial que tiene el latinoamericano. 

P: Tú, por ejemplo, también has tenido bastante influencia en los artistas argentinos. De hecho, hay un halago de Duki en Santo Grial que me parece brutal: “Es como te saque LeBron cuando estabas en la grada sentado”.

R: Siendo sincero, jamás pensé que mi música habiéndola hecho desde aquí, iba a llegar a tener un efecto allí. 

P: Creo que existe una simbiosis bastante interesante entre tu generación y las siguientes. 

R: Eso es el germen de lo que se conoce como industria.

P: También son códigos que trasmitís y que las nuevas generaciones también harán.

R: 100%. Si no abres puertas a la gente, no saben que se pueden abrir. Hay comida y tarta para todos. 

P: Quizás se haya perdido el miedo a comercializar el underground.

R: Aunque suene mal, eso era una careta autoimpuesta como respuesta a que no había opción a venderse. Nadie te compraba, directamente. No existía el poder hacer dinero o pegarse haciendo rap. Había híbridos que fueron ridiculizados, tipo dj Kun. Y eran pioneros. Pero les han tirado, literalmente, piedras. Esa idea de que por ser underground tengo que ser pobre, es una tontería. Lo entiendo por la época. 

P: Cuando publicaste Istmo declaraste que fue la culminación de todo aquello que te habías propuesto. ¿Qué te ha aportado de extra el nuevo álbum?

R: En mi caso, tengo la suerte de ser varias personas a la vez. En cuanto a la artesanía que hago. Existe el Dano raper. También el que hace beats y produce. Esas tres figuras coexisten. Istmo tenía más que ver con el raper y éste quizás con el Dano productor. Es una manera sencilla de responderte. En este disco me he desarrollado más como comisario de arte. En el aspecto de poner muchas piezas en un castillo de naipes. Ahora quería otra experiencia sonora. 

P: Te veo en un futuro dando clases.

R: Me encantaría desde el compartir. Lo que sea. Aunque sea en una charla del césped de una facultad. Y compartir. Si el día de mañana alguien se encarga de academizar la movida y me llama, encantado de la vida. 

(Puedes ver la entrevista completa pinchando en la imagen de portada)