Sólido film dirigido por Lenny Abrahamson basado en la exitosa novela de Emma Donoghue que cuenta con las excelentes interpretaciones de Brie Larson y el niño Jacob Tremblay.

Las cosas, al final, son según se interpretan. O de quien las interprete. Es decir, dependerán de los ojos con que se miren. Y es en cierta manera lo que sucede con Ma y su hijo Jack en La habitación, encarnados respectivamente por Brie Larson, la protagonista de La vidas de Grace (Short term 12, Destin Daniel Cretton, 2013), magnífica en su papel, y Jacob Tremblay, cuyo espléndido trabajo está a la misma altura.

La madre ha idealizado la realidad a su hijo de cinco años que solo conoce ese reducido habitáculo en el que la luz se cuela por un tragaluz en el techo que deja ver un tozo de cielo. La única imagen que Jack ha visto del espacio exterior en su corta existencia. Las otras imágenes que conoce el niño son las del pequeño televisor. Porque Ma ha inventado un universo irreal para tratar de que su hijo tuviera una vida lo más agradable posible dentro en ese minúsculo cobertizo en el que su secuestrador los tiene encerrados. En cierta manera como el padre de La vida es bella (La vita è bella, Roberto Benigni, 1997) quien se esfuerza por hacer creer a su hijo que la terrible situación en la que se hallan, encerrados en un campo de concentración, es tan sólo un juego.

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Sin embargo, llega un momento, inevitable, en el que la madre desvelará la verdad al hijo, porque ya tiene una edad en la que puede comprender las cosas, como le dice en un momento dado; explicarle que la magia no existe, que lo que ve en el televisor son imágenes de cosas reales, las personas que tienen cara como ellos, los árboles o los animales, y que los dibujos animados, por el contrario, son fantasías. La madre, poco a poco, le hace ver al hijo la auténtica realidad de su situación, porque ha encontrado el modo de sacar a Jack de allí y le prepara para que, una vez que esté en el espacio exterior, sepa como actuar para que las personas reales le ayuden.

Lenny Abrahamson, su director, divide la película en dos partes. Si bien la primera transcurre dentro del reducido cuarto, la segunda narra el proceso de adaptación del niño a la vida normal, pero también el de Ma tras haber soportado un dramático y largo cautiverio. Un proceso de adaptación que vendrá también marcado por la expectación que ha generado su caso ante los medios de comunicación pero también por los conflictos familiares, ya que los padres de Ma, es decir, los abuelos de Jack (Joan Allen y William H. Macy), están separados.

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A partir de estas premisas Lenny Abrahamson concibe un tan sólido como contenido fresco, evitando en todo momento caer en el sentimentalismo pero también eludiendo lo morboso. Al fin y al cabo y en cierta manera, es una realidad que se muestra desde la perspectiva de un niño que además hace gala de una gran curiosidad, de ahí sus contadas intervenciones de su voice over. Una curiosidad que le llevará a descubrir que el mundo real es también un mundo aterrador.