En “Patologías”, segundo texto de los catorce que componen Campo visual, de la escritora escocesa Kathleen Jamie, el doctor Frank Carey, patólogo de un hospital, y ella miran a través del microscopio. Entonces, él, comenta: “La cosa es que uno percibe lo que espera percibir, aquello a lo que está acostumbrado a ver. A veces hace falta una mirada nueva o una mente más abierta…”.

Lo anterior define muy bien el trabajo de Jamie en este libro que se mueve entre el ensayo, la ficción y el relato experiencial personal, incluso, de cariz autobiográfico, algo que ya desarrolló en Findings, de 2005, en el terreno de la poesía. De hecho, Campo visual parece una respuesta en prosa a lo que planteaba en su poemario, que aunaba escritos sobre la naturaleza, relato de viajes, reflexiones sobre la vida… Dos libros que se complementan a partir de diferentes formas literarias para arrojar una mirada muy personal hacia la realidad y, en especial, hacia la relación del ser humano con la naturaleza.

Cada texto de Campo visual es independiente, pero, sea entienda como ensayo o como ficción, algo que resulta irrelevante en cuanto a su categorización a la hora de disfrutar sus páginas, el conjunto resulta homogéneo a pesar de los diferentes temas y tonos. Jamie hace gala de un estilo directo y muy depurado, de gran precisión y claridad a la hora de conformar unas narraciones que tiene cierto aliento de aventura, tanto interior como exterior, en cuanto a una base de (re)descubrimiento de lo real. Pero, a su vez, usa cada texto como un vehículo para reflexionar, y replantearse, cuestiones acerca sobre nuestra relación con la naturaleza.

Jamie apela a lo sensorial a la hora de situarse frente a la naturaleza, pero conduce sus impresiones, sensaciones y reflexiones hacia lo racional como forma de emoción, en un gran equilibrio que consigue mediante un control absoluto de la narración. Es posible que pueda resultar algo frío su estilo, no tanto por distanciarse en exceso, como por controlar el cariz emocional y no caer en lo sentimental. Lo cual no resta para que el lector pueda percibir los diferentes periplos de Jamie de manera muy directa, emocionarse con unas aventuras personales que lo son porque la narradora se desplaza tanto física como intelectualmente para exponerse, para cuestionarse como persona, para dejar que la experiencia la transforme.

En Campo visual, Jamie aboga mediante la literatura, por la necesidad de recobrar el contacto físico con aquello que nos rodea, apelando a nuestra presencia ante la naturaleza como forma para recobrar un sentido perdido de comunicación con ella. Jamie parece haberlo experimentado y el resultado son estos catorce textos, no todos a la misma altura, pero que poseen una unidad conjunta. Recuperando el comienzo, Jamie intenta volver a mirar lo que creíamos que ya habíamos mirado y, por tanto, conocido.