La Galería Kreisler, decana de las galerías de arte españolas e incluso europeas, celebra sus bodas de oro. Cinco décadas apostando por obras de los artistas plásticos más importantes de nuestro país en los siglos XX y XXI. Cinco décadas viendo evolucionar el coleccionismo, que en este medio siglo ha transitado desde el interés por obras de grandes dimensiones y estilo figurativo, al interés por obras de formato menor y técnicas más abiertas y eclécticas. Cincuenta años que le pillan a la familia Kreisler en pleno proceso de relevo: la tercera generación, con Tamara Kreisler a la cabeza, asume las riendas de la empresa adaptándola a las pulsiones contemporáneas, abriendo líneas de colaboración con artistas emergentes y una sucursal online de la galería.



“El coleccionismo de arte es la única actividad en la que la pasión del vendedor es tan fuerte como la del comprador”. Es una de las máximas de Juan Kreisler, padre de Tamara, y con ella sintetiza el espíritu que ha movido en este medio siglo a los suyos. Todo comenzó en 1965. Araceli y Edward Kreisler inauguraban la primera sede de la galería, en el número 19 de la calle Serrano de Madrid, con la meta de promocionar a los artistas plásticos consagrados y a los que empezaban a destacar en la España de los años sesenta. Pronto se planteó como un negocio familiar, pero esta no era una familia cualquiera, como refleja el premiado documental Garbo, el espía, de Edmon Roch: Araceli, la madre, cosmopolita y traductora de profesión, se casó con Edward Kreisler, doble de Rodolfo Valentino en el cine, al dar por desaparecido a su marido, que era nada menos que Juan Pujol, el espía Garbo que cambió el curso de la historia al transmitir la información que hizo posible el Desembarco de Normandía. Jorge y Juan, hijos del matrimonio, adoptaron el apellido Kreisler, y no tardaron en involucrarse en la gestión de la galería que lo llevaba por nombre.



En concreto, ya en 1967, Jorge se haría cargo de ese primer espacio expositivo de Serrano. Y en 1973, entraría en escena Juan, para acompañar a Jorge en la apertura de su propio proyecto, Kreisler Dos, que tenía una línea más vanguardista y se ubicó en el número 8 de la calle Hermosilla de Madrid. Aún habría una tercera localización Kreisler en Madrid, inaugurada en 1988 en la calle Prim. Hoy, la de Hermosilla es la única sucursal que queda abierta, pero en este medio siglo de vida, este proyecto de promoción del arte se ha desplegado por medio mundo: entre 1970 y 1975, tuvo una sede en Nueva York, que perseguía exhibir en la gran manzana el trabajo de los mejores artistas plásticos españoles; entre 1979 y 2002, se mantuvo abierta la réplica catalana de la galería, en el número 262 de la calle Valencia, afianzando su relación con los artistas catalanes; y entre 1993 y 1995, los Kreisler se lanzaron con otro local en Miami, en Coral Gables, entablando así relación con los artistas iberoamericanos más importantes.


Una labor, la de establecer puentes con el mercado foráneo y promocionar a nuestros artistas en el extranjero, de la que los Kresiler han hecho gala también en las ferias de arte más prestigiosas del mundo, como ARTBASEL (Basilea), FIAC (Paris), ARTNEWYORK (Nueva York), ARTEFIERA (Bolonia), ARTEBA (Buenos Aires), ART SP (Sao Paulo), TORONTO ART FAIR (Toronto), y, por supuesto, Arco (Madrid).


Historia viva del arte español, la familia Kreisler amplía ahora su labor a la esfera online, abriendo la galería en red www.kreislerart.com. Tras cincuenta años vistiendo sus paredes expositivos de Picasso, Dalí o Tapies, su futuro pasa ahora por abrirse a lo digital, manteniendo intacta su ilusión por descubrir y promocionar a nuevos artistas. Kreisler, un eslabón entre la historia y el futuro del arte español.