Este miércoles se celebra el Día de la Mujer Trabajadora en todo el mundo. Una jornada para recordar las desigualdades que todavía marcan la vida de las mujeres, pero también para recordar lo ya conseguido.

Para ello, hay que hablar de mujeres, de esas que con sus actos o su forma de vida cambiaron muchas percepciones o, simplemente, se permitieron empezar a vivir como ellas querían. Hay que hablar de mujeres como Ella Maillart y Annemarie Schwarzenbach que siendo filósofas, poetisas, artistas y hasta deportistas olímpicas viajaron en pleno 1939 desde Suiza a Kabul con un Ford de dieciocho caballos.

Esta historia es la que cuenta la novela Caminos para un reencuentro, un libro escrito por dos mujeres: la escritora Montse Barderi y la actriz Emma Vilarasau, que habla de otras dos mujeres que, dentro de su época y en parte ayudadas por su condición social, hicieron de su vida su proyecto para ser “libres” y “líderes”.

ELPLURAL.COM ha conversado con las dos autoras de esta novela que llega de la mano de Huso Editorial y en la que, mediante un intercambio de cartas, hablan del antibelicismo, el sentido del viaje, de las relaciones humanas e íntimas entre personas adultas sin importar su procedencia, su sexo o su verdadera relación.

Montse Barderi y Emma Vilarasau, autoras del libro Caminos para un reencuentro. Huso Editorial.

¿Con qué historia se van a encontrar los lectores al abrir esta novela?

Emma Vilarasau (EV) - Es una novela epistolar, son cartas, que se envían dos personas que existieron de verdad que son Annemarie Schwarzenbach y Ella Maillart, dos mujeres viajeras, arqueólogas, antropólogas, fotógrafas que realizaron un viaje juntas que, por diversas circunstancias que explicamos en el libro, salió mal. Después de este viaje, cada una escribió un libro. De la dedicatoria del libro que escribió Ella, a nosotras se nos ocurrió hacer una novela epistolar.

Lo que se van a encontrar es cómo estas dos mujeres se dan una segunda oportunidad, cómo aprenden a mirar de otra manera y que, aunque todo acaba muy mal, se siguen ayudando y respetando. Es una historia de respeto, de amistad, de amor muy grande. Y todo con el trasfondo de la II Guerra Mundial y viendo el enfoque que cada una le da a su vida.

Montse Barderi (MB) - Se van a encontrar con una historia concreta de dos mujeres que existieron, pero son nuestro pretexto para hablar de temas que a nosotras nos interesan como: las relaciones humanas, las relaciones adultas, nuestra visión de la guerra, las segundas oportunidades… a partir de una historia basada en personajes reales.

Se han escrito muchas historias que se desarrollan a lo largo de un viaje, relatos que van cambiando según avanza un coche por una carretera que parece no terminar. ¿Qué tiene de especial 'Caminos para un reencuentro'?

EV - Que no relatamos el viaje, partimos desde que el viaje se acabó y ellas se separaron. Ella se fue a la India durante cinco años porque no quiso vivir la guerra y Annemarie se fue a Nueva York, luego a Suiza, el Congo Belga… Nuestras cartas no están en el viaje que es real; sino en el después que es imaginado. Las cartas son inventadas por nosotras y es ficción. Partimos de una realidad y creamos una ficción.

Además, lo novedoso de vuestra novela es cómo nace o, mejor dicho, de quién nace. Es la primera vez que una escritora y una actriz se unen para escribir un libro. ¿Por qué esta unión y cómo nació?

EV- Nos conocimos y Montse quiso escribir un libro sobre mis experiencias teatrales pero yo le dije: “Mira yo no estoy ahí aún”. Se nos quedaron las ganas de trabajar juntas porque la admiro como escritora y salió la idea de hacer una obra teatral epistolar. De aquí nació la idea que al final fue una novela, Caminos para un reencuentro.

Hemos unido cosas de las dos: su lengua escrita y mi lengua más viva del teatro que es dicha. Cada una ha aportado la sabiduría de su oficio.

MB - Emma es una persona con una enrome cultura literaria y un gran talento narrativo. Ha sido maravilloso, poder alimentarnos. He aprendido muchísimo. Dijo Eduardo Mendoza, en la presentación del libro, que esta combinación entre actriz y escritora tendría que ser obligatoria porque te da una dimensión especial en la escritura.

Volvamos al libro. 'Caminos para un reencuentro' es una novela epistolar en la que dos mujeres se intercambian cartas sobre su vida. ¿Cómo son esas mujeres?

MB - Yo creo que todo el mundo vive y es capaz de hacer todo aquello que su época le permite hacer. En este sentido, soy un poco reacia a calificarlas como excepcionales porque, el periodo de entre guerras, es un periodo de mucha emancipación femenina. Hay muchos casos de mujeres que se atrevieron a viajar y son mujeres muy contemporáneas a nosotras y capaces de reinventarse a sí mismas.

Por eso son excepcionales, pero también de una época más feliz para la mujer. Luego con la II guerra Mundial la mujer se vuelve mucho más sumisa y vuelve a casa. 

EV- No tenían una sola profesión. Eran tantas cosas como podían ser y cómo querían ser. Eran muy creativas. En aquella época había mujeres diseñadoras, poetas, pilotos de avión… porque la mujer se atreve a hacer muchas cosas sin tener que dar cuentas a nadie. Decidir no tener hijos, decidir no ser madre ni mujer de casa, decidir ser otras cosas. 

Después de la II Guerra Mundial las cosas cambiaron porque la mujer volvió a la casa o trabajaba en las fábricas, pero esa libertad se acabó. 

¿Se podría decir que son dos figuras del feminismo?

EV - Ellas no se definían como feministas. Fueron dos mujeres que tuvieron la oportunidad. Entre guerras fue una época lúcida de Europa, un periodo donde había mucho movimiento cultural y ganas de romper con lo anterior, de crear nuevas cosas. Surgieron grandes viajeros y viajeras de la época y ellas fueron dos mujeres que se permitieron inventar la vida que querían vivir.

Pero no desde una lucha feminista, sino desde el punto de: “Soy así porque puedo ser así”. Evidentemente, las que tenían que ir a la fábrica no podían ser así, pero ellas tenían un cierto nivel económico y cultural que les hacía poder permitirse estas cosas. 

Decís que la historia está basada en una historia real en la que las dos protagonistas; Ella Maillart y Emma Vilarasau viajan en coche desde Suiza a Kabul en pleno 1939 ¿Cómo era la relación entre estas dos mujeres que definís como “libres y líderes"?

MB - La relación que tuvieron está basada en dos libros que escribieron ellas: El Camino Cruel y El Valle Feliz y luego no sabemos nada más. Nos la hemos inventado.

Hemos creado una relación 3.0 o 4.0 muy evolucionada en la que se pueden tratar en casi todos los niveles: como hermanas, como amigas, como amantes, como todo. No hay fronteras y tampoco tiene que explicar o justificar. Tienen una enorme libertad.

Hemos creado una relación sin fronteras, pero con una gran necesidad mutua. ¿Es una historia de amor? Sí, pero es mucho más que esto.

EV - Todo lo que relatamos en las cartas no ocurrió. Nos gustó suponer que estas dos mujeres habían tenido una relación intensa y nos permitimos imaginarlas sin ofender a nadie.

Aprovechando que hoy es 8 de marzo, el Día de la Mujer Trabajadora, ¿qué mensaje os gustaría lanzar o cómo veis a las mujeres en la actualidad en comparación con las que describís en vuestro libro?

EV - Toda esa libertad, yo creo que no ha vuelto. A mí me gustaría que hoy tuviéramos el coraje y la imaginación y la fuerza para decidir las vidas que queremos tener y no vivir lo que suponemos que tenemos que vivir.

Esa cosa de sólo puedo ser y hacer una cosa y hasta el final porque todo está tan especializado, tan fragmentado… Sino que nos permitiéramos ser un poco más el hombre total o la mujer total. Yo puedo ser madre y piloto e ir a la luna si me da la gana. Que no nos cortemos las alas, que tengamos la imaginación de ir a donde nos dé la gana ir. No es fácil, hay que currárselo.

MB - Somos hijas y nietas de las mujeres de la II Guerra Mundial que tuvieron que volver a casa y al rol tradicional. Es evidente que la igualdad no se ha conseguido en ningún aspecto, ni en los salarios, ni en la representación ni en los lugares de poder.

El tema de la violencia de género debería de ser un tema de cuestión de Estado. No puede ser que 50 o 60 mujeres mueran todos los años. Es debido al patriarcado y a no tener igualdad. El feminismo quiere la igualdad, pero estamos muy lejos de conseguirlo en cosas tan básicas como el tiempo que dedicamos hombres y mujeres al cuidado de los otros o a las tareas del hogar.

Tenemos que seguir luchando las mujeres y convocar a todos los hombres para crear una nueva sociedad.