Aunque pueda sonar paradójico, los electrodomésticos que sirven para limpiar también se ensucian. Esto es más frecuente de lo que se piensa en el caso de la lavadora que, por otro lado, es importante que esté siempre limpia porque de ella depende nuestra ropa y, en gran medida, nuestra vida.

El objeto puede acumular suciedad y, si lo descuidamos, los niveles de ésta pueden llegar a ser considerables. De hecho, puedo acumular moho y otros enemigos capaces de provocar ácaros, aparición de nuevos insectos o, incluso, el llamado pececillo de plata; un bicho que aparece con la humedad.

Pero no hay que alarmarse, y es que para limpiar la lavadora no es preciso recurrir a productos especializados -es aconsejable, eso sí-; ya que, como suele suceder en estos casos, lo que tenemos en casa está infravalorado.

Un ejemplo muy claro de esto es el vinagre blanco, un gran limpiador que acaba con las bacterias y fulmina los malos olores. Si queremos resultados, solo tenemos que añadir media taza de vinagre blanco en el dispensador del detergente y seleccionar un ciclo de lavado normal con una temperatura de 30 grados o superior. Es posible que los resultados no lleguen a la primera, pero no hay que desesperarse, repetiremos el proceso y esta vez añadiremos una taza de lejía.

Además, el vinagre blanco no ayudará solamente a que la lavadora esté más reluciente, sino que es también uno de los grandes enemigos de la cal. Así que, si esta supone un problema para nosotros, el producto puede ser un gran aliado.

Todo lo que puedo limpiar con vinagre blanco

El vinagre blanco ayuda a la hora de limpiar no solo la lavadora; también otros muchos objetos que tengamos por casa.

Este producto, cuya función principal en principio es otra, es especialmente recomendado para obtener más brillo en ventanas y cristales, en platos y vajillas o en la madera.