La provincia de Guadalajara esconde bonitos paisajes naturales, entre los que destaca uno en concreto: el pueblo de Trillo. La villa se encuentra en la desembocadura del río Cifuentes al Tajo, lo que hace que su paisaje sea especial y se convierta en escenario de numerosas cascadas y saltos de agua. 

La naturaleza de las cascadas

En las orillas se alza la Casa de los Molinos, el edificio más antiguo del pueblo, donde se molían los cereales aprovechando la fuerza del agua durante la Edad Media. 

A lo largo de Trillo se pueden recorrer distintas cascadas. Estos saltos de agua, junto con la abundante vegetación que les rodea, muestran una imagen de encanto.

La cascada principal se conoce como El Chorreón y sus aguas explotan en una caída de más de 15 metros. Para hacer una ruta y poder verlo desde cerca, no hay mucha dificultad, ya que hay pasarelas a ambos lados del río. 

Además, algunos tramos se pueden recorrer en piragua. Es un destino ideal para desconectar y realizar otras actividades como la pesca, el ciclismo o el senderismo. 

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Edificios con historia

Del mismo modo, son varios los puntos de interés de la localidad en los que detenerse. Uno de ellos es el ‘Puente sobre el Tajo’, del siglo XVI. 

La Casa de los Molinos es el edificio más antiguo. Se dice que se construyó en torno al siglo XII y ha sido reconvertida en un centro cultural. Alberga el Museo Prometeion.

Algunas otras visitas recomendadas son la Iglesia de la Asunción de Santa María, o las ermitas de San Juan, San Roque o de la Virgen de la Soledad. También destacan los restos del Monasterio de Santa María de Óvila

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Cómo llegar

La distancia entre Guadalajara y Trillo en tiempo es de 55 minutos por la A-2 y la N-204. Desde Cuenca, se tarda 1 hora y 27 minutos por la N-320, y desde Madrid 1 hora y 40 minutos por la autovía de Barcelona.