Hay gestos cotidianos que, aunque no lo parezcan, pueden revelar aspectos profundos de nuestra forma de ser. Uno de ellos ocurre a menudo en bares y restaurantes, cuando un cliente recoge su plato, agrupa los cubiertos o deja la mesa ordenada tras comer. Este tipo de acción no solo se interpreta como una muestra de educación, también dice mucho sobre la personalidad de quien lo hace.

Aunque la persona no reciba nada a cambio, este comportamiento puede ser una señal de lo que en psicología se conoce como conducta prosocial: acciones que se hacen con el objetivo de ayudar a otros, sin esperar una recompensa.

Son actitudes que fortalecen la convivencia y fomentan relaciones más humanas. Según el psicólogo Daniel Batson, la conducta prosocial implica “darle importancia a los intereses y deseos de los demás en situaciones en que nuestros intereses pueden estar en conflicto”.

Además, en el portal Ethics Unwrapped de la Universidad de Texas en Austin explican que "varios estudios revelan que quienes actúan de manera prosocial suelen ser más feliz, más saludable, y vivir más años. Los que no actúan de manera prosocial suelen sufrir costos psicológicos que vienen con sentimientos de culpabilidad".

Joven camarera presentado varios platos

Un gesto que habla por sí solo

Agrupar platos o doblar servilletas puede parecer un detalle sin importancia, pero en realidad facilita la labor de los camareros y camareras, que a menudo trabajan bajo presión y con horarios exigentes. Para quienes están de cara al público, recibir pequeñas ayudas puede suponer un alivio.

El periodista especializado en psicología Lachlan Brown ha analizado este tipo de conductas para entender qué hay detrás de ellas. Según explica, quienes actúan así suelen tener una gran capacidad de empatía. Asegura que son personas que entienden y comparten los sentimientos de los demás y que muestran altruismo sin necesidad de reconocimiento.

Humildad, respeto y conciencia social

Estos gestos también reflejan respeto hacia quienes desempeñan trabajos muchas veces infravalorados. Es decir, este tipo de comportamiento ayuda a construir una sociedad más solidaria y conectada. En un entorno donde aún existen prejuicios hacia determinadas profesiones, mostrar colaboración es también una forma de reivindicar la dignidad de todos los trabajos.

La proactividad es otro rasgo que se asocia con este tipo de actitud. En lugar de esperar una indicación, estas personas detectan una necesidad y actúan. Es una manera sencilla pero efectiva de demostrar conciencia social y espíritu de cooperación.

Un reflejo de cómo nos relacionamos

En definitiva, ordenar la mesa al terminar una comida no es solo una cuestión de modales. Es un reflejo de cómo pensamos, sentimos y nos relacionamos con los demás. En un mundo marcado por la prisa y el individualismo, estos gestos espontáneos de ayuda pueden marcar la diferencia. ¿Te has fijado alguna vez en quién lo hace? ¿Y tú, lo haces?

Una mujer da la mano a la cámara

Conocerte también es parte del cambio

Reflexionar sobre estos comportamientos cotidianos puede ayudarte a entender mejor cómo eres y cómo te relacionas con tu entorno. Acudir a un profesional de la psicología es una forma útil y accesible de profundizar en ese conocimiento personal. Ir al psicólogo no significa tener un problema, sino estar dispuesto a mirar hacia dentro, identificar patrones de conducta y mejorar la forma en que te vinculas con los demás.

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