Al circular por carreteras o autopistas, puede llamar la atención un detalle que pasa desapercibido para muchos: una prenda amarilla —generalmente un pañuelo, una bufanda o incluso un chaleco reflectante— atada al manillar de una motocicleta. Aunque hoy su presencia es menos frecuente, este símbolo tiene un significado claro y una historia ligada a la cultura motera, que conviene recordar.
Un código secreto entre motoristas
Más allá de cualquier función decorativa, el pañuelo amarillo ha sido, durante años, un código no escrito entre motoristas para expresar distintos mensajes, todos ellos relacionados con la seguridad, la solidaridad y la necesidad de visibilización. En primer lugar, su uso más práctico es como señal de emergencia: si se ve una motocicleta detenida en el arcén con un pañuelo amarillo en el manillar, su propietario está solicitando ayuda. Puede tratarse de una avería, un problema de salud o cualquier otra situación en la que necesite apoyo. En este contexto, el color amarillo no es casual. Su alta visibilidad lo convierte en un recurso eficaz para captar la atención del resto de conductores.
Visibilidad para las motos
Este mismo principio de visibilidad también explica otro de sus usos habituales. Muchos motoristas fijan el pañuelo amarillo al manillar o a la parte trasera de la moto como forma de hacerse más visibles en condiciones de poca luz o mala meteorología, reduciendo así el riesgo de accidentes. El gesto, sencillo pero efectivo, cumple una doble función: prevenir incidentes y recordar a los demás usuarios de la vía la vulnerabilidad del colectivo motero.
Una seña de comunidad
Además, el pañuelo amarillo tiene una dimensión simbólica dentro del mundo de las dos ruedas. Ha sido, durante años, un signo de identificación entre aficionados, expresión de compañerismo y de pertenencia a una comunidad unida por la pasión por las motocicletas. En eventos benéficos o concentraciones moteras, también se ha utilizado como distintivo para recaudar fondos o apoyar causas sociales.
Aunque su uso ha disminuido con el tiempo y muchos conductores ya no reconocen su significado, el pañuelo amarillo continúa siendo un símbolo vigente. En palabras de su legado, sigue representando un recordatorio sencillo pero poderoso: en la carretera, ayudar y cuidar a los demás también es parte del viaje.