Enclavado en la provincia de Cáceres, en la penillanura trujillano-cacereña, se halla Trujillo, un pintoresco municipio que forma parte de los 116 pueblos más bonitos de España, destacando por su antigua historia y su impresionante arquitectura. Famoso por sus palacios y casas señoriales que evocan el legado de la era de los conquistadores de América, Trujillo es un tesoro que fusiona influencias de su pasado musulmán y medieval, siendo su Plaza Mayor el lugar más visitado por los turistas.

Además, la localidad ha sido un escenario codiciado para el cine y la televisión, gracias a su casco histórico bien conservado y su entorno natural. En Trujillo han dejado huella vettones, romanos, árabes, judíos y cristianos, lo que ha facilitado que directores de cine elijan este lugar para ambientar sus producciones.

Uno de los rodajes más notables en Trujillo ha sido para la exitosa serie 'Juego de Tronos'. Este pueblo fue elegido por su entorno monumental que encajaba perfectamente con la estética medieval y fantástica de la serie. El castillo de Trujillo y su Plaza Mayor jugaron un papel importante en varias escenas, capturando la esencia de la serie y contribuyendo a su atmósfera única.

Además de 'Juego de Tronos', este pueblo cacereño ha acogido la filmación de otras producciones importantes como 'Isabel', 'El Tulipán Negro', 'La Familia de Pascual Duarte' y 'La Lozana Andaluza'. Estos rodajes han reforzado la reputación de Trujillo como un destino cinematográfico clave, a la vez que han contribuido a preservar y promocionar su rica historia y cultura.

El origen y la historia de Trujillo

La historia de Trujillo comienza en la época romana, cuando era conocida como Turgalium, siendo una prefectura de Augusta Emerita. Posteriormente, fue habitada por visigodos y hispanorromanos, hasta que llegaron los musulmanes, convirtiendo el lugar en una importante medina de la cora de Mérida. Durante la Reconquista, la ciudad fue un sitio estratégico y se construyeron fortificaciones significativas.

En la Edad Media, Trujillo fue cabeza de un señorío semi-independiente bajo Fernando Rodríguez de Castro que, tras su muerte en 1185, fue entregado al rey Alfonso VIII de Castilla, quien lo cedió a las Órdenes Militares. La ciudad fue reconquistada por los cristianos en 1232, bajo Fernando III, y recibió fueros de Alfonso X. Más tarde, Juan II le otorgó el título de ciudad en 1430 y, fue durante esta época que Trujillo se expandió fuera de sus murallas, destacándose su barrio judío.

La Edad Moderna marcó un período de crecimiento para Trujillo, especialmente en el siglo XVI, cuando se convirtió en un centro importante debido a la emigración a América y el retorno de indianos. Fue cuna de conquistadores como Francisco Pizarro. En los siglos XIX y XX, Trujillo enfrentó el declive debido a los daños de la Guerra de la Independencia Española y la pérdida de población. En el siglo XX, la ciudad se desarrolló como un centro comarcal de servicios y turismo, tal y como se encuentra en la actualidad.

¿Qué ver en Trujillo?

Desde las Iglesias de San Martín y Santa María la Mayor, pasando por la Plaza Mayor que alberga la impresionante estatua del conquistador Francisco Pizarro, siguiendo por el precioso casco histórico de Trujillo y culminando en el Castillo medieval, la visita por este municipio no deja indiferente a ningún turista.

Las Iglesias de San Martín y de Santa María la Mayor

La Iglesia de San Martín, comenzada en el siglo XIV y terminada en 1564, combina elementos arquitectónicos góticos y renacentistas. Destaca por su única y amplia nave de piedra, cubierta con bóvedas de crucería estrellada y capillas entre los contrafuertes. El interior alberga sepulcros renacentistas de familias notables del municipio. En el exterior, resalta su estructura de piedra con una portada renacentista, flanqueada por una torre con reloj. Fue también un lugar de reunión para el Concejo de Trujillo, similar a la iglesia de Santiago.

Iglesia de San Martín y su torre decorada con un reloj, ubicada en la plaza de Trujillo.

Iglesia de San Martín y su torre decorada con un reloj, ubicada en la Plaza Mayor de Trujillo.

Por otro lado, la Iglesia de Santa María la Mayor, fue edificada en el siglo XIII sobre una antigua mezquita musulmana, ampliándose en los siglos XV y XVI. Este templo, de gran importancia religiosa, es un ejemplo de eclecticismo arquitectónico, con un coro renacentista y un altar gótico. En su exterior, se destacan dos torres de estilos diferentes, especialmente la Torre Julia, de estilo románico y reminiscencias lombardas, que fue restaurada en los años 70. Asimismo, La Iglesia fue declarada Monumento Nacional en 1943.

La Plaza Mayor, centro neurálgico del pueblo

Plaza Mayor de Trujillo, que alberga bares restaurantes y la estatua de Francisco Pizarro.

Plaza Mayor de Trujillo, que alberga bares restaurantes y la estatua de Francisco Pizarro.

La Plaza Mayor de Trujillo, de estilo renacentista y forma rectangular, es el centro neurálgico y más conocido de la ciudad. Originalmente ocupada por arrabales, artesanos y comerciantes, la plaza se transformó con la construcción de palacios y casas señoriales desde el siglo XVI, convirtiéndose en el epicentro de la vida urbana. Hoy, alberga numerosos negocios de hostelería, bares, restaurantes y la oficina de información turística, además de la estatua ecuestre de Francisco Pizarro, obra del escultor Charles Cary Rumsey, instalada en 1929 como homenaje al conquistador nacido en Trujillo.

El casco antiguo de Trujillo

Adentrarse en el casco antiguo de Trujillo desde la Plaza Mayor es explorar un urbanismo vibrante y menos estructurado, donde palacios renacentistas con nombres de conquistadores se mezclan con callejuelas encaladas y elementos históricos como partes de la muralla o el Alcazarejo de los Altamirano. Estos palacios, como el Orellana Pizarro y el Santa María, que ahora alberga un hotel, mantienen su majestuosidad y detalles arquitectónicos.

Cruzar las puertas de la antigua muralla significa descubrir más mansiones góticas y lugares de interés histórico, como el Palacio de Luis Chaves o la Casa-Museo de Pizarro, que reflejan la rica historia de Trujillo y su conexión entre Europa y América a través de los conquistadores.

El Castillo, punto culminante de la visita

Vista panorámica del Castillo de Trujillo, de origen medieval.

Vista panorámica del Castillo de Trujillo, de origen medieval.

El Castillo de Trujillo, que data principalmente de los siglos XIII y XIV, es el punto culminante de cualquier visita a la ciudad, simbolizando la supremacía cristiana de la época. Se destaca por sus impresionantes dimensiones, altas murallas y un camino de ronda que ofrece vistas excepcionales de Trujillo. Entre sus elementos más notables se encuentran la Torre del Homenaje, con 30 metros de altura, y una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Victoria, patrona de la ciudad. 

Gastronomía local que destaca por los quesos

La gastronomía de Trujillo se caracteriza por la simplicidad y calidad de sus ingredientes naturales. Un elemento central es la matanza del cerdo, una tradición con raíces profundas que muestra la cristianización en la cocina local. El jamón es un producto emblemático. La cocina trujillana es conocida por su carácter robusto y aromático con platos como la caldereta de cordero y lentejas al estilo Trujillo. 

Además de los platos principales, la gastronomía del lugar incluye una amplia variedad de ensaladas y verduras, siendo las acelgas, espárragos trigueros, cardillos y criadillas de tierra (trufa blanca) los más típicos. En cuanto a postres, predominan los dulces caseros como las perrunillas de miel, las paciencias y los huevos rellenos en dulce.

Trujillo es también reconocido por su Feria Internacional del Queso, donde se exhiben más de trescientas variedades de quesos nacionales e internacionales, incluyendo la torta del Casar y quesos de la región. Estas jornadas gastronómicas celebran la rica herencia culinaria de Trujillo y su contribución al encuentro entre Europa y el Nuevo Mundo.