Ciudad de toreros y artistas, Ronda (Málaga) es una de las poblaciones más antiguas de España. Sedujo a escritores de la talla de Ernest Heminway, quien dejó escrito que es el lugar de España al que habría que ir alguna vez para "pasar una luna de miel o con una amiguita". Destaca cómo "la ciudad entera y sus alrededores son un decorado romántico", ideal para disfrutar con "bellos paseos, buen vino, excelente comida, nada que hacer...". No es el único autor que quedó atrapado por la belleza natural de esta población andaluza y sus alrededores, entre los que podemos destacar a Plinio el Viejo, el rey poeta de Sevilla, Juan Ramón Jiménez y Juan Goytisolo.

Puente Nuevo de Ronda (Foto: web de Turismo de la Junta de Andalucía)
Puente Nuevo de Ronda (Foto: web de Turismo de la Junta de Andalucía)

El casco antiguo de enclave milenario está dividido por un profundo desfiladero sobre el río Guadalevín de 100 metros de altura, conocido como El Tajo. Ubicada entre montañas, la Serranía de Ronda dio cobijo a bandoleros de leyenda como José Pelagio Hinojosa Cobacho, más conocido como 'el Tempranillo'. Los viajeros románticos del siglo XIX, entre ellos Theophile Gautier, Washington Irving y Prosper Merimée (cuya novela inspiró la ópera ‘Carmen’, de Bizet, quedaron seducidos por las historias de estos asaltadores de caminos convirtiéndolos en mito.

¿Qué ver en Ronda?

Ronda cuenta con un enorme patrimonio cultural e histórico. Allí encontramos las pinturas rupestres de la Cueva de la Pileta, uno de los mejores exponentes del arte rupestre del Paleolítico andaluz. Los celtas en el siglo VI a. C. la nombraron Arunda y fueron los griegos los que empezaron a llamarla Runda. Romanos, suevos, visigodos y musulmanes (que la bautizaron como Izn-Rand Onda, la ciudad del castillo), se asentaron sucesivamente este magnífico enclave dejando un inmenso patrimonio que la ha convertido en uno de los conjuntos históricos más bellos de nuestro país. Desde 1966 ostenta el título de Bien de Interés Cultural.

Un puente de piedra, el Puente Nuevo, atraviesa la garganta de El Tajo y desde allí se pueden disfrutar de unas vistas excepcionales, sobre todo al atardecer. En el caso antiguo se ubica la legendaria plaza de Toros, que data del siglo XVII y donde se celebran cada año las corridas goyescas. Es uno de los monumentos más reconocidos y visitados de la ciudad.

La plaza de Toros de Ronda nos traslada a otra época con las corridas goyescas que celebra cada año. (Foto: EP)
La plaza de Toros de Ronda nos traslada a otra época con las corridas goyescas que celebra cada año. (Foto: EP)

Desde allí podemos disfrutar de una sugerente ruta por la Alameda del Tajo, un paseo arbolado de principios del siglo XIX (con ejemplares de hace más de 200 años), que se asoma al desfiladero. Las mejores vistas las ofrece el llamado Mirador del Coño, porque esa es la primera palabra que suele salir de quienes se asoman a él.

Uno de los placeres que nos regala Ronda es recorrer sus calles empedradas y disfrutar de la magia de las casas blancas y enrejados magníficos. El núcleo urbano está dividido en tres barrios: la Ronda moderna surgida a partir del siglo XVI, ubicada al norte y llamada El Mercadillo, está conectada mediante el Puente Nuevo y otros con el centro histórico, conocido como La Ciudad y situado al sur del río Guadalevín. Por último, en el extremo sur y más elevado de Ronda se encuentra el barrio de San Francisco, el más antiguo de la ciudad, donde se encuentran los restos de la alcazaba y muralla árabes, que a su vez fueron construidas sobre las ruinas del Castillo del Laurel de época romana.

Uno de los monumentos más interesantes del casco antiguo es el Palacio de Mondragón, un palacio mudéjar-renacentista que fue la residencia de los reyes andalusíes de la Taifa de Ronda y, posteriormente, de los gobernadores del reino nazarí de Granada hasta que los Reyes Católicos tomaron la ciudad en 1485. Encontramos allí el Museo Municipal de la ciudad. Otro edificio imprescindible es la iglesia Santa María la Mayor, del siglo XIV. Está levantada sobre una antigua mezquita de la que se conservan restos del mihrab.

De la época musulmana se conservan restos de la muralla y la Puerta de Almocábar, del siglo XIII, que era el acceso a la ciudad desde el sur en aquellos tiempos. También los Baños Árabes, del siglo XIII y los mejores conservados de esa época de toda la Península. Este hammam nazarí está abierto al público para revivir el pasado y disfrutar de tres salas de baños fríos y calientes.

¿Qué comer en Ronda?

Más allá de estas experiencias que te abren una ventana al pasado, el visitante puede disfrutar de la cocina rondeña, un tesoro gastronómico en el que se fusionan influencias moriscas, judías y cristianas. Entre los manjares más destacados se encuentran el rabo de toro, la sopa de tomate, el salmorejo, el gazpacho, el gazpachuelo, y la exquisita ensalada rondeña, compuesta por naranjas, bacalao, cebolla y aceitunas. A todo ello se une el vino de Ronda, que ha ganado reconocimiento internacional por su calidad y sabor único, producto de las uvas cultivadas en las fértiles tierras serranas.

Atardecer en Ronda (Foto: web de Turismo de la Junta de Andalucía)
Atardecer en Ronda (Foto: web de Turismo de la Junta de Andalucía)

Ronda no solo es un destino histórico y culturalmente enriquecedor, también es un lugar donde los placeres culinarios se entrelazan con la belleza natural y la fascinante arquitectura. Déjate seducir por la magia de sus antiguas murallas árabes, sus pintorescas calles empedradas y las experiencias únicas que ofrece este bastión malagueño en el que nacieron los toreros Pedro Romero y Antonio Ordóñez, el literato Vicente Espinel, el pintor Antonio Jiménez González, y el pedagogo Francisco Giner de los Ríos.

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