Gandia es conocida sobre todo por sus playas interminables de aguas cristalinas y arena fina. El Grau de Gandia es un destino turístico familiar al que cada verano acuden miles de visitantes. Su clima, con inviernos cálidos y una temperatura media de 20º, permite disfrutar del mar cada día del año. Pero es mucho más que eso, Gandia pueblo es una villa medieval que se convirtió en un importante ducado en el siglo XIV. Es también la cuna de los Borgia, la familia valenciana más poderosa del Renacimiento que estableció allí su corte. Celebra, además, unas de las Fallas con más solera de la Comunidad Valenciana. Te contamos cinco motivos para disfrutar de Gandia en estas fechas.

1.- Fallas con solera

Las Fallas de Gandia son las terceras más antiguas que se conocen, por detrás de las de Valencia y las de Xàtiva. Se celebran desde 1876 y el visitante puede disfrutar de colorida fiesta sin las aglomeraciones de la capital. En 2015 la Generalitat las declaró Bien de Interés Cultural Inmaterial y están en trámite para que el Ministerio de Cultura las califique como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Las celebraciones más importantes de esta tradición centenaria tienen lugar entre el 16 y el 19 de marzo.  El Ayuntamiento de Gandia ha editado una guía con todos los actos de estas fiestas en honor a San José

La Cremà pone fin a las Fallas y dice adiós al invierno
El 19 de marzo, festividad de San José, pone punto y final a las Fallas con la Cremà, una ceremonia purificadora de fuego que saluda a la primavera

Cada comisión fallera, y en Gandia hay 23, planta su propia Falla en plazas emblemáticas de la ciudad el 15 de marzo. Es lo que se conoce como la Plantà y se hace por partida doble ya que cuentan con una versión grande y otra infantil. Aunque el artista fallero trabaja los 365 días del año, es en este momento cuando saca su obra a la calle para el deleite de todos. El momento culminante tiene lugar el día 19, con la Nit de la Cremàinstante en el que se todo este trabajo artístico queda reducido a cenizas para deleite del público. Representa de alguna manera la llegada de la primavera y el fuego se convierte en un catalizador para dejar atrás todo lo malo representado de forma irónica en el monumento.

Los visitantes pueden disfrutar, además, de la belleza de la ofrenda de flores a la Virgen, que se convierte en un colorido espectáculo con las falleras y falleros vestidos de gala. Ellas lucirán su mejor lampazo (también conocido como espolín, es el tejido de seda natural con el que se la falda y el corpiño del traje) y ellos saragüell o bombachos, vistosos chalecos, fajines y alpargatas.

La mascletá es una enorme traca de petardos o mascles, que explotan formando una emocionante composición de sonido, olor a pólvora y humo
La mascletá es una enorme traca de petardos o mascles, que explotan formando una emocionante composición de sonido, olor a pólvora y humo

Tampoco se pueden perder los pasacalles, con la magia de las bandas de música o la mascletà, toda una sinfonía de ruido y pólvora que se celebra cada día a las 14:00 horas en la explanada frente a la estación de Renfe. La primera tendrá lugar el próximo 11 de marzo.

Para aquellos que no puedan vivir en directo el espectáculo de las Fallas, está la opción de recorrer el museo Fallero. Ofrece visitas guiadas para conocer esta fiesta tradicional, con pantallas táctiles, juegos sonoros y acceso a personas con discapacidad. Están expuestos los mejores Ninots indultados y ofrece la posibilidad de vivir en primera persona una mascletà.

2.- Un paseo por la historia

Gandia ofrece opciones para todos los gustos, también para los amantes de la historia. Sus primeros pobladores datan del Paleolítico, cuyos restos que se exponen en el Museo Arqueológico. Allí podemos encontrar también vestigios ibéricos y del intenso proceso de romanización que vivió la ciudad.

En la época medieval cuando empieza a crecer como una villa floreciente ligada a la agricultura, el comercio y la artesanía. Sin embargo, su época más gloriosa llega en los siglos XV y XVI, de la mano de una de las familias más influyentes y conocidas de Valencia: los Borgia (inicialmente Borja, pero italianizaron el nombre). Todo empezó cuando Rodrigo de Borja, futuro Papa Alejandro VI, compró en 1485 el prometedor Ducado Real de Gandia, lugar de residencia del poeta Ausiàs March, con quien se carteaba.

Interior del Palacio Ducal de Gandía
El Palacio Ducal, declarado Bien de Interés Cultural desde 1964, es uno de los edificios civiles más representativos del patrimonio histórico valenciano

El Palacio Ducal es el monumento más emblemático de la ciudad y uno de los mejores conservados de los Borgia en tierras valencianas. La familia, que se medía con los Médici o los Orsini, no solo italianizó su apellido para acumular poder, también asumió el humanismo de la época, convirtiéndose en mecenas del arte. De esta manera, llegan a Gandia artistas renacentistas de traza italiana como Paolo de San Leocadio, Pero Comte o Damià Forment. Entre los principales monumentos destacan, además del Palacio, la Colegiata de Santa María y los monasterios de Santa María de la Valldigna San Jerónimo de Cotalba.

Uno de los mayores placeres para el visitante es callejear por el centro histórico y descubrir ese imponente pasado, disfrutar del ambiente de la Plaza Mayor y admirar las vistas del Mirador de Serpis. También conocido como mirador dels Borja, está detrás del Ayuntamiento y, como curiosidad, señalar que justo debajo se encuentra uno  de los refugios antiaéreos mejor conservados de la ciudad de época de la Guerra Civil Española: el refugio de la Peixateria (pescadería), respondiendo a este nombre por ser su acceso una antigua pescadería de la ciudad.

Castillo de Bairen
Castillo de Bairen

El Castillo de Bairen ofrece también unas increíbles vistas panorámicas. Se trata de una imponente fortaleza en lo alto de la montaña, desde la que se controlaba toda la Comarca de la Safor. Fue testigo de numerosas batallas y, durante la guerra civil se destruyeron gran parte de los restos del castillo, quedando tal y como se conoce hoy en día. Quedan parte de las murallas, una puerta arcada y varias torres. Hay una senda por la que se puede subir andando hasta las ruinas y divisar las playas, los humedales e incluso la costa desde Denia a Cullera.

3.- Rutas sorprendentes

Si lo que buscas es huir del bullicio de la ciudad y conectar con la naturaleza, Gandia cuenta con multitud de rutas para practicar el senderismo. Puedes conocer la Cava del Parpalló, uno de los asentamientos paleolíticos más importantes del mundo. También te puedes aproximar a L’Ullal de L’Estany, un lugar ideal para pasear y conocer la mejor flora y fauna.

Gandía cuenta con 7 kilómetros de playas vírgenes
Gandia cuenta con 7 kilómetros de playas vírgenes

4.- Playas para disfrutar todo el año

Gandia goza de un clima excepcional típicamente mediterráneo, con temperaturas suaves en invierno y veranos cálidos. La mayor parte de las lluvias se concentran en otoño y las temperaturas son especialmente agradables en la primavera, que está ya asomando. Por tanto, se puede disfrutar del mar durante todo el año e incluso bañarte si eres capaz de soportar los entre 14-15º C de media que registra el agua en invierno. Aunque, con la llegada de la primavera subirá hasta los 20 grados.

Cuenta con más de 7 kilómetros de costa y varias playas. La más conocida es la Playa Nord, de 3 kilómetros de longitud. Con sus aguas limpias y cristalinas, resulta perfecta para darse un baño, hacer deporte y todo tipo de actividades náuticas. Desde hace 34 años iza la Bandera Azul que otorga la Fundación para la Educación Ambiental que se ha convertido en un referente mundial de ecocalidad turística y sostenibilidad.

Encontramos, además, la playa de l’Ahuir, una de las pocas playas vírgenes del litoral valenciano que conserva intactas unas espectaculares dunas. Este ecosistema natural es posible gracias a la vegetación autóctona que impide que el mar engulla la arena. Detrás de las dunas hay un estrecho sendero que conduce hasta unas pasarelas de madera, por las que se puede pasear y contemplar la extensión de esta joya ecológica.

Más pequeña pero no con menos encanto está la playa de Venecia, situada entre el puerto y la desembocadura del río Serpis, bordeada por un cordón de dunas. A su vez, la playa de Rafalcaid, con 800 metros de longitud y 50 metros de ancho de fina y dorada arena, es un pequeño paraíso de aguas cristalinas. Está también delimitada por una línea de pequeñas dunas fijadas por vegetación mediterránea.

5.- Gastronomía mediterránea

Gandia ofrece una gastronomía típicamente mediterránea cuyos protagonistas absolutos son los productos de la huerta y del mar. Villa de pescadores, la lonja nutre a la ciudad de pescados y mariscos de excelente calidad.

La fideuà nació en Gandía
La fideuà, un plato que nació en Gandia, se elabora en una paella y lleva como ingredientes principales pescado, marisco y fideos

Su creación más genuina es la fideuà, una paella de fideos cocinada con caldo de pescado y cigalas. Con más de 100 años de historia, es un plato creado por pescadores que faenaban a bordo de la barca Santa Isabel. En plena elaboración de una paella de marisco, el cocinero de abordo se dio cuenta que se les había agotado el arroz y decidió sustituirlo por fideos, descubriendo así un plato nuevo y exquisito. Al llegar a puerto, el “invento” se difundió entre la población, que poco a poco se introdujo en todos los hogares, dando lugar al nacimiento de este célebre plato que después se ha imitado por todo el Levante: “La Fideuà de Gandia”.

También destacan sus arroces (seco, caldoso o melos, al horno, a banda, con acelgas, la paella valenciana con pollo y conejo…), o el putxero, un cocido con carnes, garbanzos y horatlizas, con cuyos restos se hace el arroz al horno estilo Gandia.

El almuerzo, comida clave en toda la Comunidad Valenciana, se convierte en Gandia en todo un ritual. El esmorzaret, que es como lo llaman, supone un encuentro entre amigos y un homenaje a la gastronomía local. El plato fuerte es un bocadillo relleno de embutidos de máxima calidad o tortillas variadas. Debe ir siempre acompañado de una picaeta: aceitunas, encurtidos o ensalada, cacahuetes y altramuces. Todo ello regado con cerveza o vino con gaseosa. Esta sinfonía culinaria termina con el cremaet: un café corto con ron flambeado, azúcar, canela, corteza de limón y granos de café.

En cuanto a los postres y dulces, destacan las excelentes frutas frescas que nos ofrece la huerta y, de entre ellas, sus famosas naranjas. Existen gran variedad de sabrosos dulces típicos y tradicionales de la zona como el turrón de cacahuete, las monas de pascua, los buñuelos de calabaza o la corona de Gloria, entre otros.