Gandia es uno de los destinos turísticos más importantes de la Comunidad Valenciana, sobre todo en verano, pero es mucho más que sol y playa. La ciudad está rodeada de formaciones rocosas con multitud de rutas para practicar el senderismo, cuenta con un impresionante patrimonio cultural (sí, los célebres Borgia son de aquí) y un clima óptimo para visitarla en cualquier época del año, incluso en invierno. Uno de sus principales atractivos son las Fallas, que culminarán el próximo 19 de marzo, día de San José, con la nit de la Cremà’, cuando el fuego reducirá a cenizas los espectaculares monumentos falleros.

Los artistas falleros levantantan monumentos en los que recogen con humor los acontecimientos más importantes del año

Las Fallas son una tradición centenaria y la fiesta más internacional de la Comunidad Valenciana. Desde el 2 de diciembre de 2016, son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Las de Gandia son las terceras más antiguas, por detrás de Valencia y Xàtiva.

Encontramos en Gandia 23 comisiones falleras que plantan en las calles sus monumentos satíricos. Es lo que se llama la Plantà y da inicio cada 15 de mayo a las Fallas.  Las diferentes composiciones representan escenas, que están salpicadas de versos satíricos en valenciano para explicar de forma humorística la crítica implícita en la misma. Los monumentos falleros incluyen ninots hechos de cartón piedra o poliestireno.  En su parte más alta, las fallas pueden llegar a superar los 30 metros de altura.

Una llamada a la fraternidad

Aunque se celebran entre el 16 y el 18 de marzo, el 6 de febrero tuvo lugar la Crida, una llamada protagonizada por las Falleras Mayores con la que se inicia la cuenta atrás para la fiesta grande. Marta Millet, Fallera Mayor no puedo definir mejor estas fiestas: “Las Fallas unen tradición y modernidad, arte y sátira, y germanor [amistad, fraternidad]”. El viajero puede disfrutar estos días de esta tradición centenaria, cuando la música, pasacalles, tracas o mascletás y fuegos artificiales toman las calles día y noche.

Para aquellos que no puedan vivir en directo el espectáculo de las Fallas, está la opción de recorrer el museo Fallero. Ofrece visitas guiadas para conocer esta fiesta tradicional, con pantallas táctiles, juegos sonoros y acceso a personas con discapacidad. Además, te pueden mostrar los secretos del vestuario de las falleras. Están expuestos los mejores Ninots indultados y ofrece la posibilidad de vivir en primera persona una mascletà.

Pólvora, humo, fuego y música

En toda la Comunidad Valenciana las fiestas se celebran a lo grande y con pólvora y Gandia no podía ser menos. Los fuegos artificiales, aquí llamados castillos, son todo un alarde de luz y color. Sin embargo, es la mascletá el espectáculo pirotécnico más genuino de estas tierras.  Se trata de una sinfonía de ruido y humo de unos siete minutos de duración que, pese al ruido ensordecedor, hace las delicias de propios y extraños. Tienen lugar en un recinto frente a la estación de Renfe del 16 al 19 de marzo, a las 14:00 horas.

El 18 de marzo tiene lugar la ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados y el 19, día de San José, se celebra la Cremà, un extraordinario fin de fiesta cuando al son del himno de la Comunidad Valenciana, los monumentos falleros arden por completo. Este ritual mágico cierra unas fallas, pero implica a su vez, el renacer de las siguientes.

Patrimonio natural y cultural

Si lo que buscas es huir del bullicio de la ciudad y encontrarte con la tranquilidad de la naturaleza, Gandia cuenta con multitud de rutas para practicar el senderismo. Puedes conocer la Cava del Parpalló, uno de los asentamientos paleolíticos más importantes del mundo. También te puedes aproximar a L’Ullal de L’Estany, un lugar ideal para pasear y conocer la mejor flora y fauna.

El clima benigno de Gandia te permite, además, disfrutar del mar todo el año. Puedes pasear e incluso bañarte (una actividad sólo para valientes ya que la temperatura del agua en estas fechas está entre 14-15º C). La ciudad cuenta con más de 7 kilómetros de costa y varias playas. La más conocida es la Playa Nord, de 3 kilómetros de longitud. Con sus aguas limpias y cristalinas, resulta perfecta para darse un baño, hacer deporte y todo tipo de actividades náuticas. Desde hace 34 años iza la Bandera Azul que otorga la Fundación para la Educación Ambiental que se ha convertido en un referente mundial de ecocalidad turística y sostenibilidad. Otras posibilidades son la playa de l’Ahuir, que conserva intactas unas espectaculares dunas, la playa de Venecia y la playa de Rafalcaid.

El Palacio Ducal de Gandía

Gandía ofrece opciones para todos los gustos, también para los amantes de la historia. Es la cuna de los populares Borgia (inicialmente Borja, pero italianizaron el nombre). Un paseo por la ciudad te permitirá ser testigo directo del esplendor del ducado en manos de la familia valenciana más poderosa de Europa en los siglos XV y XVI. Uno de los mayores placeres para el visitante es callejear por el centro histórico y descubrir ese imponente pasado. El Palacio Ducal es el monumento más emblemático de la ciudad y uno de los mejores conservados de los Borgia en tierras valencianas. Destacan también la Colegiata de Santa María y los monasterios de Santa María de la Valldigna y San Jerónimo de Cotalba.

Gastronomía mediterránea

Gandia constituye también un enclave fundamental de la gastronomía mediterránea, con productos de kilómetro 0 procedentes de la huerta y el mar. Su plato más emblemático es la fideuà, una paella de fideos cocinada con caldo de pescado y cigalas. Aunque se sirve en numerosos puntos de la Comunidad Valenciana, nació en Gandia hace más de 100 años. Como sucede con muchas delicias culinarias surgió por casualidad, cuando los pescadores que faenaban en la barca Santa Isabel se quedaron sin arroz y decidieron sustituirlo por fideos. Inventaron de esta manera un plato exquisito que no tardarían en copiar sus familias en tierra.

La fideuà es el plato más conocido de Gandía y surgió por casualidad, cuando unos pescadores se quedaron sin arroz

Además de la fideuà, destacan sus arroces (seco, caldoso o melos, al horno, a banda, con acelgas, la paella valenciana con pollo y conejo…), o el putxero, un cocido con carnes, garbanzos y horatlizas, con cuyos restos se hace el arroz al horno estilo Gandia.

El almuerzo, comida clave en toda la Comunidad Valenciana, se convierte aquí en todo un ritual. El esmorzaret, que es como lo llaman, supone un encuentro entre amigos y un homenaje a la gastronomía local. El plato fuerte es un bocadillo relleno de embutidos de máxima calidad o tortillas variadas. Debe ir siempre acompañado de una picaeta: aceitunas, encurtidos o ensalada, cacahuetes y altramuces. Todo ello regado con cerveza o vino con gaseosa. Esta sinfonía culinaria termina con el cremaet: un café corto con ron flambeado, azúcar, canela, corteza de limón y granos de café.

¿Te atreves a probar?