Cuando planeamos una salida normalmente lo hacemos pensando en un destino de playa o montaña. Sin embargo, los desiertos son esos grandes desconocidos que esconden tras de sí un gran encanto. Dentro de nuestras fronteras se encuentran algunos que hay que visitar sí o sí. ¿Estás preparado para entrar en el viejo Oeste?
Tabernas (Almería)
Este desierto ha sido escenario de cientos de películas western tanto españolas como internacionales. Se encuentra en un camino abrupto, al norte de Almería, pero merece la pena; ya que es lo más parecido a un desierto de película que se encuentra en nuestro país y casi en Europa.
Es recomendable visitarlo cuando no hace excesivo calor, ya que la media anual de sus temperaturas rondan los 17 grados y las precipitaciones son prácticamente inexistentes; siendo precisamente estas dos las razones que han dejado el escenario que hoy se puede contemplar.
Desierto de Larva (Jaén)
Nos quedamos en Andalucía y vamos hasta el desierto de Larva, en Jaén. Sus casi 60.000 hectáreas hacen que pueda visitarse desde cualquier parte. Este paisaje guarda las características más propias de los desiertos, pues el calor de los días más angustiosos del verano choca directamente con el frío de sus noches, donde las temperaturas disminuyen hasta cinco grados con respecto al resto de la provincia.
Su vegetación no es muy abundante, aunque en algunas zonas destacan pinos, encinas y matorrales. Por ello aconsejamos hacer una fotografía instantánea que abarque todo este contraste.
Los Monegros (Zaragoza)
Esta maravilla situada entre Zaragoza y Huesca ha sido reconocida como paisaje único en Europa, y cuando decimos único es único, no se encuentra otro siquiera parecido en todo el continente.
Los Monegros también han sido testigo del rodaje de películas, aunque en este caso no de western. La más destacada es Jamón, Jamón, la mítica producción de Bigas Luna.
Situado en el nacimiento del río Ebro, regala fotografías imprescindibles.
Bárdenas Reales (Navarra)
Fue declarado Reserva de la Biosfera en el año 2000 y se trata nada menos que del desierto más grande de Europa. Su territorio coincide con el de parque natural y cuenta con tres zonas distintas: la Bardena Blanca, el Plano, y la Bardena Negra.
Las dos primeras se corresponde con la imagen que todos tenemos en la cabeza de un desierto: poca vegetación, paisaje muy seco... Sin embargo, en la última se observa algo más de vegetación.
Si acudes a ellas -es un poco difícil visitar las tres en un día debido a su gran extensión- recomendamos que te acerques a la población de Árguedas y, simplemente, te des una vuelta por ella.
Ya en el desierto os recibirán terrenos de arcilla y areniscas que han sido también escenario de numerosas películas. La zona dispone incluso de un terreno militar en el que se realizan de forma esporádica prácticas de tiro y bombardeo: El Polígono de Tiro de Barderas.
El camino del desierto te sorprenderá, pues en todo él encontrarás barrancos y montañas esculpidas de manera casi geométrica. A través del desierto hay dos paradas obligatorias: el Cabezo de Castildetierra y el embalse de las Cortinillas.
¡Tranquilo, que dispones de un montón de zonas señalizadas para que no te pierdas nada!
Parque Natural de Jandía (Fuerteventura)
¡Viajamos por último hasta las islas! A 50 kilómetros al sur de Gran Tarajal, el Parque Natural de Jandía se encuentra en el municipio de Pájara, en el extremo sur de Fuerteventura. Su altitud máxima y, por tanto, el lugar de mayo interés es el pico de la Zarza, que se alza a 807 metros sobre el nivel del mar. Se trata, además, de un lugar muy interesante desde el que observar la panorámica de la bahía para admirar el ilustre Arco de Cofete.
En lo estrictamente natural, cabe destacar que en este parque natural crece una de las plantas típicas de Fuerteventura: el cardón de Jandía.
