Aplaudimos y con ganas a los profesionales sanitarios, sin duda. También aplaudimos a las fuerzas de seguridad, el ejercito, la UME, bomberos,.. Tanta gente que está mostrando su valor (en los dos sentidos de la palabra) para el bien común. Muy merecido.

Alguien decía, con toda la razón, que estas semanas de confinamiento en casa nos han mostrado la importancia de profesiones que socialmente no estábamos considerando tanto: educadores, periodistas, repartidores, vendedores, agricultores, transportistas y, por supuesto, aquellos quienes dirigimos nuestro aplauso. Por el contrario, aquellas profesiones que pensábamos que eran lo mejor de lo mejor por su alta cualificación, gran prestigio y mejor reputación se han podido quedar en casa. Esta situación nos permite colocar a cada uno en su sitio. Un poco de humildad no viene mal.

En el sector de servicios y valor ambiental ha ocurrido lo mismo. Porque, ¿se imagina cómo estaríamos si nadie hubiese recogido y gestionado los residuos? ¿podríamos  cumplir el confinamiento si no tuviésemos garantizado el suministro y gestión con calidad del agua? o, igualmente, ¿habríamos podido aguantar sin suministro eléctrico?

La respuesta es evidente. Detrás de esa seguridad, que posiblemente ni nos hemos cuestionado porque lo hemos dado por lógico, se encuentran muchas empresas, instituciones, responsables y trabajadores. Personas, al fin y al cabo, que realizan su trabajo bien y con calidad. Yo también aplaudo por ellos.

El suministro eléctrico ha demostrado que nuestro sistema es eficaz y funciona bien, no hemos tenido apagones en general. Un porcentaje cada vez mayor, entre el 40% y el 50% de procedencia renovable y limpia. Nos queda camino pero vamos bien. Aún así debemos seguir los consejos de ahorro y eficiencia energética en nuestros hogares, evitemos las pérdidas de temperatura para no necesitar sistemas auxiliares, el derroche y el uso sin necesidad de luces encendidas donde no hay nadie, pilotos de stand by siempre encendidos... esas cosas que ya sabemos y que desde esta sección iremos contando en detalle desde la semana que viene. La suma de muchos pocos hacen un mucho, que diría mi abuela.

Con el agua hemos tenido y tenemos garantizado el suministro con calidad y con control sanitario, el agua que nos llega no transmite ninguna enfermedad, como siempre. De eso hablamos la semana pasada. Aumentó el consumo en los hogares, por lógica, y disminuyó en las empresas. Por otra parte la gestión de las aguas residuales se sigue realizando igualmente bien. Con un problema añadido, aumentó el porcentaje de residuos “tirados al retrete” que no deberían ser arrojados. Dos ejemplos, la cantidad de lejías, amoniacos, limpiadores, etc...  aumentó mucho por la necesidad de desinfectar. Se tratan en la depuradora, pero cuesta mucho más. Y algo que podemos y debemos evitar, el volumen de “toallitas” arrojadas aumentó mucho. No existe la toallita desechable por el retrete, aunque lo indiquen o parezca que lo indican en el envoltorio, si la toallita se rompiese con facilidad al igual que el papel Higiénico, sería papel Higiénico. Si aguanta y es resistente al usarla, también lo es al estar en el agua. Una toallita arrojada se acumula en nuestras tuberías, provocando futuras averías, en las de nuestra comunidad de vecinos y, finalmente, en los colectores y sistemas de depuración. Esto son varios millones de euros de coste por gran ciudad, sin sentido. Recuerde, por el retrete solo las dos cosas que Usted imagina y el papel Higiénico. El resto a un cubo de basura y luego al contenedor de restos.

Y finalmente, los residuos. Nos tenemos que incluir a nosotros mismos en los aplausos. Hemos aumentado el porcentaje de residuos para su reciclaje en los contenedores adecuados: papel y cartón en el azul, envases en el amarillo, vidrio en los iglús verdes, residuos orgánicos en los marrones donde se están implantando y el resto en el gris o verde según el lugar. ¿Habríamos podido comprar y guardar comida sin envases adecuados o botellas de vidrio? ¿habríamos podido recibir, comprar y guardar sin cajas de cartón? Son materiales necesarios y en algunos casos imprescindibles para la calidad y salubridad de alimentos, pero su uso inadecuado y el abuso son el problema. Tenemos cifras muy buenas, hemos aumentado su reciclaje en momentos complejos. nos queda usar bien las cosas, prohibir y dejar de utilizar los objetos de usar y tirar (un vaso de plástico de un solo uso tardaría en descomponerse en la naturaleza 500 años), exigir en los supermercados y seguir apostando por un modelo  basado en la economía circular.

Por cierto, se está registrando en los contenedores de envases, amarillo,  la presencia de guantes y mascarillas. No deben ir a estos contenedores, deben ir en bolsas cerradas al contenedor de resto. Y mucho menos tirarse al suelo en la calle. Podríamos estar aplaudiendo a los basureros y gestores de residuos y al tiempo, poniéndoles en grave riesgo de contagio. Usemos la cabeza.