Cocinar arroz puede parecer una tarea sencilla a primera vista, pero lo cierto es que lograr que quede en su punto justo, suelto y con buena textura, es todo un arte. Muchas personas se han enfrentado alguna vez al resultado decepcionante de una arroz pegajoso, pasado o apelmazado, y se preguntan cuál fue el error. Lo que muchos desconocen es que un pequeño gesto puede marcar una gran diferencia en el resultado final: añadir vinagre durante la cocción.

Este truco casero, sencillo y accesible, tiene el poder de transformar por completo la textura del arroz, mejorando no solo su aspecto, sino también su sabor. Y lo más interesante es que no se nota en el gusto: el vinagre actúa de forma discreta, pero efectiva. A continuación, te explicamos cómo funciona y por qué deberías probarlo en casa.

Un arroz más suelto y menos pegajoso

Uno de los mayores problemas a la hora de cocinar arroz es el exceso de almidón que se libera durante la cocción. Este almidón es el responsable de que los granos se queden pegados entre sí y den lugar a una masa compacta y poco apetecible. Al añadir una pequeña cantidad de vinagre al agua de cocción, se consigue reducir significativamente la cantidad de almidón que se libera.

El vinagre, ya sea blanco o de manzana, tiene la capacidad de actuar sobre la superficie del grano, ayudando a que mantenga mejor su estructura durante la cocción. Esto hace que los granos no se rompan ni se deshagan fácilmente, lo que favorece una textura más firme y definida. El resultado es un arroz más suelto, en el que cada grano se distingue claramente del siguiente.

Aunque pueda parecer sorprendente, esta técnica no afecta negativamente al sabor del arroz. La cantidad de vinagre utilizada es tan pequeña que no altera el gusto final del plato. Al contrario, ayuda a realzar los sabores del resto de ingredientes con los que se combine.

Realza el sabor y ayuda a conservar el arroz por más tiempo

El vinagre no solo actúa sobre la textura del arroz, también puede mejorar sutilmente su sabor. A pesar de que no se nota como un ingrediente protagonista, su presencia ayuda a equilibrar los sabores del plato. Gracias a su acidez, puede aportar un ligero contraste que potencia los condimentos y realza el conjunto.

Otro aspecto a tener en cuenta es que el vinagre tiene propiedades antibacterianas naturales. Esto significa que, además de mejorar la textura y el sabor del arroz, puede contribuir a que este se conserve mejor una vez cocido. Si sueles guardar arroz para el día siguiente o preparar grandes cantidades para varios días, este detalle puede marcar la diferencia. Al añadir vinagre, se reduce el riesgo de que el arroz se estropee rápidamente, ayudando a mantenerlo en buen estado durante más tiempo.

Esto es especialmente útil si consumes arroz como parte habitual de tus comidas semanales o si lo incluyes en recetas para llevar al trabajo o al colegio. Un arroz que se mantiene fresco por más tiempo te permitirá planificar tus menús con mayor tranquilidad y evitar desperdicios.

¿Cómo se aplica este truco?

Llevar a la práctica esta recomendación es muy sencillo y no requiere de conocimientos avanzados ni de ingredientes especiales. Basta con agregar aproximadamente una cucharadita de vinagre por cada taza de arroz crudo que vayas a cocinar. Puedes usar vinagre blanco o de manzana, según lo que tengas en casa o prefieras.

Este vinagre se añade directamente al agua de cocción, junto con el arroz, como lo harías normalmente. No es necesario modificar los tiempos de cocción ni emplear técnicas distintas a las habituales. El arroz se cocina de la forma tradicional, pero con el añadido de este pequeño ingrediente que hará una gran diferencia en el resultado final.

Una vez lo pruebes, es probable que no quieras volver a preparar arroz sin vinagre. El resultado mejora tanto en textura como en conservación, sin esfuerzo extra y sin cambiar el sabor de tus recetas.