Con el otoño a la vuelta de la esquina, es habitual comenzar a notar más pelo en el cepillo, la ducha o la almohada.
Esto se debe a varios factores. Por un lado, en verano, muchos cabellos entran en fase telógena, la última del ciclo, pero no acaban de caer para proteger el cuero cabelludo del sol. Dejada atrás esa estación, se desprenden. Por otro, hay cambios hormonales relacionados con la luz y otros aspectos determinantes como el estrés.
No obstante, aunque esta caída estacional tiene explicación, la alimentación juega un papel clave, reduciendo o incrementando la caída. “Lo que ponemos en el plato puede marcar la diferencia”, explica doctor Javier de Felipe, experto en tricología y salud capilar.
"No es lo mismo una caída transitoria, que puede revertirse con hábitos saludables, que una alopecia en la que el folículo ya ha cicatrizado y no volverá a producir cabello", subraya, enfatizando que se puede reforzar el organismo en esta etapa del año mediante ciertos alimentos.
Lista de imprescindibles
Este experto destaca 9 alimentos fundamentales:
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Espinacas y otras verduras de hoja verde: Ricas en hierro, ácido fólico y vitamina C, contribuyen a oxigenar el cuero cabelludo y nutrir el folículo.
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Yogur natural y leche: Su aporte de calcio ayuda a que el pelo no se rompa y conserve su fuerza.
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Pescado azul (salmón, caballa, sardina…): Su contenido en omega 3 y vitamina D aporta brillo y elasticidad.
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Huevos: Los huevos tienen biotina, esencial para un cabello denso, fuerte y resistente.
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Frutos secos y semillas: Este tipo de alimentos aporta magnesio, zinc y proteínas vegetales, que favorecen la salud capilar y reducen la caída.
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Frutos rojos: Los antioxidantes que contienen protegen el folículo del daño oxidativo.
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Legumbres (lentejas, garbanzos, alubias…): Estas proteínas vegetales también tienen zinc y contibuyen a reforzar la raíz.
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Aguacate: El aguacate es rico en vitamina E y grasas saludables, que hidratan desde dentro.
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Cereales integrales: Fuente de vitaminas del grupo B, son esenciales para el crecimiento capilar.
Lo que se debe limitar
Por el contrario, para mantener una buena salud capilar en esta época del año es igual de importante evitar los azúcares refinados y la bollería industrial, que favorecen la inflamación y debilitan el folículo piloso; el alcohol en exceso, que reduce la absorción de nutrientes como el zinc o la biotina; y la comida ultraprocesada y los fritos, pobres en vitaminas y minerales esenciales.
“El cabello necesita combustible de calidad. Cuanto más equilibrada y rica en nutrientes sea la dieta, mejor resistirá la caída estacional”, precisa el Dr. de Felipe
Otros hábitos clave
Además de seguir una buena alimentación, hay otros hábitos que también contribuyen a reducir la caída estacional del cabello. En este contexto, este especialista habla de la necesidad de mantener rutinas de sueño reparadoras, importantes para reducir el impacto del estrés en el ciclo capilar; complementar la alimentación con productos específicos de farmacia cuando se detecten déficits vitamínicos; evitar el uso excesivo de gominas, lacas o espumas fijadoras, que resecan y debilitan la fibra capilar; no abusar de planchas y secadores a altas temperaturas; cepillar el pelo con suavidad y usar peines de púas anchas para no partirlo; apostar por recogidos sueltos, en lugar del clean look tan de moda, pero que rompe el pelo porque son peinados muy tirantes; y mantener el cuero cabelludo limpio y libre de grasa para favorecer la oxigenación de los folículos.
Por último, este experto, recuerda que si la caída es muy abundante o prolongada en el tiempo es importante consultar con un especialista.
“El otoño no tiene por qué ser sinónimo de perder el pelo”, defiende el Dr. de Felipe. “Con una alimentación equilibrada y buenos hábitos, podemos frenar la caída estacional y mejorar el aspecto y la calidad del cabello. La clave está en nutrirlo desde dentro” zanja.