La extrema derecha encarnada en Vox, aprovechando las debilidades de unos y otros, ha saltado a la palestra, después de una elaborada preparación que ha pasado por ejercer la acción popular ante el procés catalán. Lo hizo mediante una querella en mayo, contra Quim Torra, que amplió hace apenas una semana contra Torrent y otros tres miembros de la Mesa del Parlament de Cataluña. Esa fue su tarjeta de visita. Ahora, un gran acto celebrado en la madrileña plaza de toros de Vistalegre, ha servido para dar el salto al ruedo -literal- cara a los próximos comicios.

Mientras, PP y Ciudadanos se echan las manos a la cabeza y endurecen su discurso contra el Govern. Coinciden los comentaristas que lo hacen para contrarrestar a Vox, muchos de cuyos seguidores (el propio Abascal) salieron de las filas de los de Mariano Rajoy Brey. El domingo a su presentación acudieron, según la página web del propio partido, el también fundador de Vox y víctima de ETA, Ortega Lara; el escritor Fernando Sánchez Dragó; el torero Morante de la Puebla; Salvador Monedero (padre de Juan Carlos Monedero); el furibundo periodista Hermann Tertsch; el también periodista, Luis del Pino, asiduo de Libertad Digital o, por COVITE, Ana Velasco Vidal-Abarca.

Nombres que arropan a Abascal, a los que habría que sumar los del patronato de honor de su fundación DENAES, como el columnista Gabriel Albiac; el economista Juan Velarde Fuertes; el catedrático Serafín Fanjul; el escritor Jon Juaristi; el sociólogo Amando de Miguel o la periodista de la COPE, Cristina López Schlichting, entre otros. No hay que olvidar al propietario de Intereconomía, Julio Ariza, quien en junio de 2018 aseguraba: “España necesita un proyecto político como el de Vox”.

En su domingo grande, Abascal presentó Cien medidas para la España Viva, que para hacernos una idea, propone, por ejemplo, suprimir el Tribunal Constitucional, y esta es una acción suave. No olvidemos que sus referentes son el actual ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, o la francesa Marine Le Pen, lo mejor de cada casa. Y que se interesa por Banner, el estratega de Donald Trump e inspirador de una red de relaciones entre partidos europeos de similar talante, como por ejemplo, la Liga Norte o el Frente Nacional. Eso es lo que nos desea Vox.

Así está la España de hoy, desandando un camino que tanto ha costado recorrer, desde la transición a nuestros días. La irrupción de Vox es grave por sí misma, pero mucho más, en el contexto internacional, con un mundo que se acerca poco a poco a la ultraderecha. No olvidemos lo que supusieron Franco, con sus amigos Hitler y Mussolini, o Salazar, si no queremos repetir la historia.

Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia y experto en este tipo de formaciones, afirma que Vox es la extrema derecha, pero lo que se avecina ahora, va más allá. Llega la ultraderecha, con grupos más radicales y más intolerantes. Es posible que Ibarra tenga razón: nos empeñamos en mirar el árbol y hacemos caso omiso del bosque.