España es el país de la UE que tira más comida a la basura. Las estadísticas comunitarias indican que los españoles desperdiciamos una media de 163 kilos de alimentos por persona y año, casi 8 millones de toneladas anuales. Por eso es necesario avanzar hacia un consumo más responsable de alimentos.

Una de las mejores herramientas es hacer la lista de la compra. Una vez cumplimentada, y antes de ir al comercio, echaremos un último vistazo a los alimentos que tenemos en el armario o la despensa para evitar la sobrecompra, especialmente de los perecederos.

Los expertos en consumo responsable señalan que la mejor opción para ajustar la compra a nuestras necesidades reales es pensar el menú semanal y ceñirnos a esa necesidad de productos. Eso no significa que no podamos aprovechar las ofertas que encontremos en el comercio, pues pueden aportarnos un ahorro importante, pero cuidado, no nos dejemos engañar por los estrategas de márquetin de las grandes cadenas de distribución con sus  ofertas tipo “3 x 2” o “segunda unidad a mitad de precio”: su intención es librarse de stocks y que seamos nosotros quienes acumulemos sus productos en casa.

De igual modo es imprescindible examinar con atención las fechas de caducidad de los productos frescos y seguir las instrucciones de conservación de los alimentos envasados (los que caducan más tarde están al fondo). Parece una cosa de cajón, pero según los estudios sobre hábitos de consumo, más de una tercera parte de los alimentos que compramos caducan o se deterioran en nuestro hogar.

Cocinar raciones justas para evitar que sobre comida es otro consejo a tener en cuenta. También es conveniente organizar de forma lógica los alimentos en el interior de la nevera, situando en primera línea aquellos que caducan antes. Los productos frescos, y especialmente aquellos que pueden desprender olores (como carnes, pescados, quesos, ajos y cebollas) deben conservarse en bandejas cerradas.

Los alimentos que guardamos en el congelador deben envasarse en bolsas de congelado individuales y en raciones pequeñas, convenientemente identificados: producto, fecha de compra y fecha de congelado. Es necesario hacer un listado con todo lo que tenemos congelado y situarlo en el propio congelador, a menudo bastará con una etiqueta adhesiva renovable, así la próxima vez que descongelemos la nevera no hallaremos alimentos que ni siquiera sabíamos que estaban allí.

Estos son tan solo algunos de los consejos que podemos seguir para evitar el derroche de alimentos, todos ellos basados en el sentido común y el consumo responsable, una estrategia de compra lógica que nos permitirá reducir los sobrecostes ambientales y económicos del malgasto de alimentos.