La elección de Borja Sémper como portavoz del PP para la campaña de las próximas elecciones autonómicas y municipales de mayo es un canto a la moderación y la centralidad. Una estrategia ambiciosa y transversal que persigue teñir de azul el mapa de España y romper algunas señeras baronías socialistas.

Borja Sémper, the revenant. El irundarra vuelve a la política entre ramas de olivo y ha pasado del extravío a encabezar la ruta hacia las elecciones municipales. Todo el mundo habla bien de Sémper. Eso es mérito suyo, por supuesto, y también demérito de los demás. Atravesamos un páramo político. El encorsetamiento, la corrección, la afectación y la tibieza de la comunicación política actual han permitido que oradores inanes como Félix Bolaños puedan acceder a los micrófonos. Los portavoces ya no son mordaces, sino cansadamente paternales. Ya no buscan agitar el avispero, sino untar crema sobre las picaduras. Las ruedas de prensa son tediosas y vacías. Sémper, a priori, viene a romper esta dinámica. Él siempre fue un verso suelto. Un político con criterio y arrojo para mostrarlo. Será divertido. Será mejor para nuestra democracia.

Nuestro sistema se basa en el diálogo, pero también en la confrontación. La política es elástica y tan importante es el acercamiento como el rechazo. La carretera es importante, pero más importante es el vehículo, es decir: la palabra. La palabra puede ser un trasto humeante o un deportivo colorado. La palabra permite cuestionar y aplaudir, la palabra contiene el enojo y la satisfacción. Y Sémper tiene capacidad y libertad para usar la palabra que le venga en gana. Bienvenido sea. Agradable será escucharlo y olvidar, por unos momentos, el tono catequista y artificialmente cálido de Patxi López o la letanía teleñeca de Félix Bolaños o el revanchismo perpetuo de Pablo Echenique o la rigidez de Pablo Fernández Santos.

Al PP le vendrá bien. Buscar un perfil más floreado y seductor y dejar la hiperventilación y el frentismo por el frentismo. Los populares tienen el viento de cara, pero la barcaza está por construir. De momento, están huyendo de la inercia y buscan roles sorprendentes. Sémper representa a este nuevo partido. Una estrategia bípeda, con un pie en la dureza clásica que pueda arrastrar voto de Vox y otro en el futuro y la captación definitiva del voto de Ciudadanos. Toda vez que, según las encuestas, su voto natural está completamente afianzado.

La llegada de Sémper ha sido aplaudida por buena parte del partido. Hay en esto, también, un reencuentro generacional. Isabel Díaz Ayuso, Fernando López Miras, Juanma Moreno, María Guardiola… del 1970 del andaluz al 1983 del murciano, una horquilla que comparte imaginario, pulso democrático y formación. Con distancias ideológicas entre sí, pero con un idioma común que va más allá de la política.

Deseo que Borja Samper no se canse. Que esa «trituradora humana», como él mismo definió a la política, no vuelva a minar su entusiasmo. Su elección como portavoz es una buena noticia para nuestras instituciones. La palabra es el eje. La opinión sigue siendo un valor. Es imposible defender la democracia sin defender el debate, el discurso y la autenticidad y libertad de nuestros representantes públicos. Para marionetas, ya teníamos los sábados por la noche de José Luis Moreno. Y yo siempre cambiaba de canal.