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Hace un par de días llamó mi atención el anuncio de un concierto del mítico Dúo Dinámico en el Palau de La Música de Valencia conmemorando más de medio siglo de presencia en los escenarios. Me sorprendió que tanto Manuel de la Calva (76 años) como Ramón Arcusa (77 años) siguieran en forma para aguantar dos horas de música en directo repasando su extenso repertorio.
Recordemos que el dúo (que debutó en 1958 en Radio Barcelona) fue pieza clave en la transición de una música de posguerra compuesta por coplas, boleros y canción aflamencada a nuevos ritmos no gratos para el conservadurismo franquista. Es digno de admiración que, camino de los ochenta años, estos dos intérpretes recuerden sus viejos éxitos y lo hagan –al parecer– por gusto y no por necesidad. Imaginemos cuan patético sería que Manolo y Ramón siguieran en los escenarios movidos por un ansia de perpetuidad, por apego a la fama y eclipsando intencionadamente a las nuevas promesas para impedir que emergieran por creerse eternos.
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