El sábado último se manifestaron en Sevilla las asociaciones memorialistas en defensa de la ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía y en recuerdo de las víctimas de la sublevación militar contra la República de 1936 y de la dictadura franquista. Ante el palacio de San Telmo exigieron que el Gobierno andaluz cumpla, aplique y desarrolle normativamente la ley 2/2017, un texto legal que no le gusta a la derecha y por eso lo tiene hibernado.

En un debate celebrado el miércoles pasado en el centro cívico Las Sirenas de Sevilla, Luis Naranjo Cordobés, que fue director general de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía entre 2012 y 2015, señaló cómo la derecha y la ultraderecha españolas, más allá del olvido y la desmemoria sobre la dictadura, están por el negacionismo y la reinvención de la historia.

En este contexto, dos películas que están estos días en las carteleras: Madres paralelas y Maixabel son fundamentales para reflexionar y debatir sobre la memoria y la justicia restaurativa. La de Pedro Almodóvar, porque aborda el tema de las aperturas de las fosas como una asignatura imprescindible para restaurar nuestra moral civil; y la de Iciar Bollaín, porque plantea la necesidad de una justicia restaurativa para reparar el daño inflingido a las víctimas del terrorismo.

Metidos como estamos en una guerra jurídica (lawfare, en inglés) permanente y universal del conservadurismo reaccionario contra todas las leyes que han servido para avanzar en los derechos humanos, España es una excepción absoluta porque somos el único estado que no ha exigido ni una sola responsabilidad penal, ni administrativa por el golpe militar y la represión hasta la muerte del dictador en 1975. La presencia de Baltasar Garzón en la manifestación del sábado evidenciaba como el único juez que ha intentado investigar los crímenes del franquismo está fuera de la judicatura tras un juicio que la ONU ha considerado arbitrario.

La corrección de la historia practicada en la Unión Soviética durante el periodo estanilista, denunciada por George Orwell en la novela 1984, ha tenido y tiene muchas versiones en el terreno de los totalitarismos fascistas que ahora se empeñan en blanquear su pasado y anular todo lo que sea progreso social.

A esta rehabilitación de las ventajas de la caverna como refugio ideológico se han apuntado nostálgicos, periodistas, historiadores y tertulianos, así como jóvenes a los que se ha secuestrado en la escuela nuestra historia más reciente. Resulta descorazonador comprobar la ignorancia de jóvenes y adolescentes sobre la historia contemporánea de España como se constata en encuestas y estudios recientes.