En realidad no sé si el Gobierno está desmoralizado por no poder aportar buenas noticias o sencillamente se ha resignado a lo peor.

El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, informó ayer durante la toma de posesión de Elvira Rodríguez como presidenta de la CNMV que caemos al ritmo acostumbrado.

En el tercer trimestre del presente año – concretó - el producto español registró una caída "muy similar" a la contabilizada en el trimestre anterior.

O sea el PIB experimentó una contracción de un 0,4 por ciento en tasa intertrimestral y un 1,3 en tasa interanual.

El titular de la cartera ha aprovechado la toma de posesión de Elvira Rodríguez como presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para constatar que las cifras de las que va disponiendo el Gobierno ponen de manifiesto "cierta estabilidad dentro de los datos

Se consuela el ministro con los malos datos de los vecinos lo que es un pobre consuelo pues ningún socio del eurogrupo con excepción de los conocidos – Grecia, Portugal o Chipre – han caído tan bajo como nosotros. Y en términos de empleo ninguno.

Debería considerar el ministro que no todos, gordos y flacos, podemos permitirnos adelgazar en la misma proporción.

Se están produciendo en España fenómenos que nos remontan a un triste pasado: la emigración y el “Auxilio Social”, el organismo creado por Franco para paliar la miseria.

Según un informe hecho público por el diario “El País” los servicios sociales atienden a más de ocho millones de pobres. Parece que vamos a toda leche hacia los años sesenta.

Y según los datos proporcionados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), entre enero y octubre, el periodo al que se refería Luis de Guindos, 117.000 españoles han tenido que abandonar su país.

Además de los 800.000 habitantes que han vuelto a sus países de origen ante la imposibilidad de encontrar trabajo en España.

Cuando hablamos de caída del PIB no hay que olvidar lo que esta caída representa en términos de tragedias humanas.

Desgraciadamente no se observan signos de mejora en el horizonte. Felipe González había profetizado en tiempos de Zapatero que podríamos arrastrarnos por el fango diez años más.

Ahora son muchos los profetas que auguran otra década de estancamiento al estilo japonés.

El único consuelo que nos queda es que ninguno de nuestros gurús vio venir la crisis. Ahora se curan en salud compitiendo en la magnitud de las catástrofes anunciadas.

José García Abad es periodista y analista político