El domingo tenemos elecciones en Andalucía. En un solo día los andaluces decidiremos qué gobierno queremos para los próximos cuatro años. Y cuatro años son muchos años para renunciar a ejercer el derecho a decidir un futuro que nos atañe a todos, sobre todo para las personas progresistas que son quienes atesoran el poder de salvaguardar los avances que Andalucía ha tenido en los últimos cuarenta años.

Es mucho lo que nos jugamos en solo doce horas que dura una jornada electoral. Tengamos claro que quienes quieren que la derecha gobierne no faltarán a la cita. Nunca lo hacen. La clave el domingo está en si quienes quieren más y mejores servicios públicos, en si quienes creen en la igualdad, la solidaridad y la tolerancia se quedan en casa o van al colegio electoral a depositar su voto progresista.

Andalucía, al igual que el resto de las Comunidades Autónomas de nuestro país, son, en esencia, prestadoras de los más importantes servicios públicos del Estado: Educación, Sanidad y Servicios Sociales, que junto a las Infraestructuras y al Medio Ambiente, con las competencias fundamentales que se gestionan desde Andalucía. Y sobre eso van fundamentalmente estas elecciones. Sobre el futuro de todo ese patrimonio común forjado con el esfuerzo y el voto de los andaluces durante cuatro décadas.

Desde que nació nuestra Autonomía Andaluza los gobiernos socialistas desplegaron unas políticas públicas que hicieron posible crear una red de centros educativos y universidades, de centros de salud y hospitales, de servicios sociales, de carreteras, de parques naturales, de centros deportivos y de iniciativas culturales que gestaron un desarrollo económico y social en nuestra tierra como nunca en la historia habíamos logrado. Cierto que quedaron muchas cosas por hacer, pero tan verdad es que todo lo que se ha hecho, y no ha sido poco, lo ha hecho el Partido Socialista.

En los últimos cuatro años hemos sufrido una pandemia que ha reflejado la necesidad de reforzar todos los servicios públicos. Aun así, gracias al enorme esfuerzo de los profesionales de la sanidad pública en toda la red sanitaria forjada durante los gobiernos socialistas y al  gobierno de Pedro Sánchez, que llevó a cabo el mayor escudo social de la historia derivando miles de millones a las Comunidades Autónomas, incluida Andalucía, se pudo sortear la pandemia, a costa, eso sí, de la paciencia de los andaluces que vimos como ver a un médico del Centro de Salud se convertía en una odisea.

La desgracia para nuestra tierra y nuestra gente es que con todos los recursos transferidos, Moreno Bonilla en vez de reforzar nuestro sistema sanitario público, una parte de ellos los ha dejado en el superávit presupuestario, ha despedido ocho mil sanitarios y ha regado de millones a los hospitales privados. El modelo del PP: negocio para sus amigos, que para eso están en política.

Desde estas líneas quisiera hacer un llamamiento a quienes prefieren que sus impuestos vayan destinados al necesario fortalecimiento de los servicios públicos en vez de al negocio privado de unos pocos para que confíen en el Partido Socialista y en Juan Espadas como garantes de todo aquello que es generador de igualdad y bienestar. O ¿alguien se cree que el PP va a invertir en el Estado del bienestar? No hay en nuestros cuarenta años de democracia ningún dato, ningún ejemplo que indique que con el PP los servicios públicos se mejoran. Y Andalucía ni ha sido ni será una excepción.

Y sobre esto decidimos precisamente el próximo domingo. El 19 de junio los andaluces y las andaluzas tomaremos la decisión votando. Y la decisión es si queremos más y mejores servicios públicos o menos y de peor calidad. La derecha está movilizada para darle el poder a los suyos incluidos a los más ultras, la cuestión, es que si los progresistas andaluces que somos más salimos a parar lo que se avecina con la derecha y la extrema derecha, ganamos las elecciones. Ejerzamos nuestro derecho a votar y decidir. El futuro de Andalucía depende de ello.