Feijóo no piensa en nada bueno. Ha demostrado después de año y medio al frente del PP que le importan muy poco las familias y los jóvenes, su única preocupación es el poder. Y para tratar de conseguirlo ha decidido jugar con fuego. Su estrategia, junto a sus barones, pasa por impedir que bajen los precios de los alquileres, a pesar del daño que esto causa en la ciudadanía.

Feijóo sabe perfectamente que las competencias en materia de vivienda las tienen las comunidades autónomas, las tienen Ayuso, Moreno Bonilla o Mazón; y por ello ha pactado con sus comunidades un “frente común” contra el Gobierno para desgastarlo.

El Gobierno de Pedro Sánchez puede aprobar leyes, destinar financiación o aprobar nuevas ayudas, pero si los barones del PP se niegan, es muy difícil bajar los precios. Y el PP en este momento está dispuesto a destrozarlo todo, absolutamente todo, si ellos no gobiernan España.

¿Funciona la Ley de Vivienda que el Gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado para que sea el quinto pilar del Estado del bienestar? Por supuesto que funciona. En Cataluña se ha reducido el precio de los alquileres hasta un 5% durante los dos primeros trimestres de 2024 en los 141 municipios declarados como “zonas tensionadas”.

Y si funcionan estas medidas en Cataluña, ¿por qué no funcionan en Madrid, en Andalucía o en la Comunidad Valenciana? Porque Ayuso, Moreno Bonilla y Mazón se niegan a cumplir la ley y se oponen a poner “topes” al alquiler. Incluso han recurrido esta medida al Tribunal Constitucional. ¿Se entiende ahora mejor el problema?

Pero sigamos. Cuando Pedro Sánchez llegó al Gobierno la partida destinada a Vivienda era de solo 476 millones de euros y en los últimos presupuestos es de 3.500 millones. Casi ocho veces más. Y acaba de movilizar otros 6.000 millones para la construcción de 43.000 viviendas de alquiler “asequible”. Con estos recursos, las comunidades autónomas del PP podrían construir miles de viviendas y beneficiar a miles de familias y jóvenes, pero no quieren hacerlo.

Hace unos días Moreno Bonilla entregaba las llaves de una promoción de viviendas de alquiler en Cádiz con unos llaveros con el anagrama de la Junta de Andalucía, todo el mundo pensó que las había pagado él, pero no. ¿Quién había pagado la construcción de esas viviendas? El Gobierno de Pedro Sánchez. Entonces, ¿qué pagó Moreno Bonilla? Los llaveros. Pedro Sánchez paga las viviendas y Moreno Bonilla paga los llaveros. ¿Se entiende ahora mejor el problema?

El presidente andaluz del PP ha recibido un 377% más de dinero para vivienda con el Gobierno de Pedro Sánchez que cuando gobernaba Rajoy, pero sólo ha ejecutado el 15% de los fondos transferidos por el Gobierno de España para vivienda. Ayuso por su parte no ha ejecutado 300 millones de euros de los 423 que tenía presupuestados en 2023 para vivienda. ¿Se entiende ahora mejor el problema?

Pedro Sánchez ha vuelto a aprobar el Bono de Alquiler de los jóvenes. Ya había destinado 400 millones y ahora se añaden 200 millones más. Se trata de una ayuda de 250 euros al mes para que los jóvenes puedan pagar su alquiler. ¿Y cuáles son las comunidades que peor lo gestionan? Madrid y Andalucía. Reciben el 33% de todos los recursos, pero hay miles de jóvenes madrileños y andaluces que siguen sin cobrar ni un euro después de más de dos años. ¿Se entiende ahora mejor el problema?

Hay quien dice que el Bono del Alquiler no es la solución, por supuesto que no lo es. Se precisan más medidas, medidas como las que las que ha aprobado este gobierno, pero que las comunidades gobernadas por el PP no las quieren aplicar. ¿Por qué Ayuso, Moreno Bonilla o Mazón no quiere que bajen los precios de los alquileres? Porque su batalla política pasa por evitar la bajada y culpar al Gobierno, sin importarle el futuro de las familias y de los jóvenes.

El otro día la ministra de Vivienda anunció que se condicionaría la financiación a las comunidades a que cumpliesen con la Ley y aplicaran la declaración de zonas tensionadas. Hay que tener claro que el Gobierno de Pedro Sánchez financia entre el 70 y el 75% de las políticas de viviendas, aunque las competencias son de las comunidades. ¿Y qué hizo Ayuso, Moreno Bonilla y Mazón? Poner el grito en el cielo y señalar que no aceptarían chantajes, todo por seguir impidiendo que bajen los alquileres.

La única propuesta de Feijóo en materia de vivienda es la misma que la de Aznar, liberalizar el suelo. Un planteamiento que llevó a nuestro país a un gran boom inmobiliario, que terminó con un enorme pinchazo de la burbuja, causando el ahogo económico para cientos de miles de familias. ¿Queremos que esto se vuelva a ocurrir?

En el programa alternativo de vivienda presentado por el PP destacan dos apartados. El primero, facilitar los desahucios. Esto no es nuevo. Con Rajoy en el Gobierno hubo 400.000 desahucios. Y ahora quieren volver a las andadas.

La segunda propuesta del PP en vivienda es eliminar los topes a los precios del alquiler de la vivienda, es decir, dejar que los alquileres sigan subiendo. No les importa si familias y jóvenes no llegan a fin de mes. A la derecha no les importa los problemas de la gente.

El expresidente gallego ahora propone más vivienda pública de alquiler, pero estuvo años sin construir ninguna en Galicia. Durante su mandato, entre 2013 a 2022, apenas construyó unas 300 de estas viviendas. No le dará ni un poco de vergüenza su nefasta gestión, para que ahora tenga el cinismo de decir que le preocupa la cuestión.

La vivienda es uno de los principales problemas de nuestro país. Tras la importante manifestación en Madrid, la acampada frente al Ayuntamiento de Valencia y pronto habrá una nueva movilización en Málaga. Cada día hay más familias y jóvenes que cada mes deben optar entre pagar el alquiler o llenar la nevera.

El presidente Pedro Sánchez lo tiene claro y va a dar la batalla para que bajen los precios de la vivienda: “No quiero una España de propietarios ricos e inquilinos pobres”. Y garantiza que el Gobierno trabaja para que la vivienda sea “un derecho para todos”, aunque reconoce que “la situación es difícil porque los precios de los pisos no han parado de subir, la oferta es escasa y a menudo deplorable, pero hay que pelear para que la vivienda deje de ser el negocio de unos pocos y se convierta en el derecho de todos”.

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