La lucha entre lo genuino y sus imitaciones no sólo se da entre productos comerciales, sino también, y aún con mayor crudeza, en la política. Veamos algunos ejemplos, escogidos entre lo acaecido en España estos últimos días. El primer caso podría ser la reacción del PP sobre el reciente fallo de los ERE. Apenas habían pasado unas horas desde que se conociera la sentencia, cuando diversos dirigentes del PP, entre ellos su presidente, invitaban a  Pedro Sánchez a que se hiciera el harakiri.
 
No me ha quedado claro si lo que realmente molesta al PP y, especialmente a Pablo Casado, es no ser los responsables del caso de corrupción, en cuanto a cuantía económica se refiere, más grande de España. Aunque es cierto que si se suman todos los casos del PP ganan por mucho a los ERE, no es menos cierto que así, de una tacada, no se le puede discutir el primer puesto entre  los juzgados hasta el momento en nuestro país.

Casado, en un episodio de histrionismo más propio del difunto Rivera, ha llegado a afirmar que la condena a ex dirigentes del PSOE, le impide apoyar, y mira que había mostrado ganas, una negociación para llegar a acuerdos de gobernabilidad con Pedro Sánchez. No es más que malsana envidia. Al presidente del partido con más casos de corrupción de Europa, le duele que le haya salido una copia que, al menos en este caso concreto, supera al original.

El otro ejemplo que tomaremos para ilustrar la feroz lucha que se establece entre originales y copias en la política, es inverso al anterior. Aquí es la copia la que se enfrenta, con insultante desparpajo, al original. ERC nació hace 88 años como un partido cuyo objetivo primordial era conseguir la independencia de Catalunya. Casi un siglo en el que, primero desde el Govern y después desde el exilio, ha defendido casi en solitario esa opción política. Mientras, la burguesía catalana pactaba con el franquismo tras la Guerra Civil y después, con la llegada de la democracia, con PSOE y PP todo aquello que pudiera aportarles algún beneficio.

Pues he aquí que ahora, aquellos que durante décadas no sólo han gobernado  Catalunya como si fuera su cortijo, sino que han alzado al poder en España a personajes tan catalanistas como José María Aznar, vienen a decirle a los originales que los únicos y verdaderos propietarios de las esencias patrias son ellos. Habrá que dejar pasar algún tiempo para comprobar si la copia es de plástico de bazar chino, o de si se trata de una versión mejorada de la matriz. Viendo la calidad de Quim Torra, yo apostaría por lo primero.