Que Pedro Sánchez haya sido elegido Persona del Año por la revista italiana L’Espresso no es una anécdota ni un capricho editorial. Es un síntoma. Un reflejo de cómo se percibe a España desde fuera y de cómo se valora la gestión de un presidente que, dentro de nuestras fronteras, es atacado a diario por una derecha empeñada en proyectar una imagen de caos que no se corresponde con la realidad.
Mientras algunos medios nacionales se esfuerzan por tierra, mar y aire en erosionar al Gobierno, las principales cabeceras internacionales coinciden en algo esencial: España va mejor que la mayoría de países europeos y Pedro Sánchez se ha convertido en un referente político en un contexto internacional marcado por la incertidumbre, el miedo y el repliegue conservador.
La revista L’Espresso, fundada en 1955 y una de las publicaciones políticas y culturales más influyentes de Italia, lo explica con claridad al justificar su elección. No se trata de premiar al líder más popular ni al más carismático, sino a quien ha sabido transmitir una señal. Y este año, dicen, “la señal proviene de Madrid y lleva el nombre de Pedro Sánchez”.
Para el medio italiano, el reconocimiento se apoya en un hecho que califica de “innegable”: mientras muchas economías europeas atraviesan dificultades, la economía española sigue prosperando. Los datos lo respaldan. Crecimiento del PIB del 2,7% en 2023, del 3,5% en 2024 y una previsión del 2,9% para 2025, cifras sin parangón en el entorno europeo.
Pero L’Espresso va más allá de los números. Destaca un modelo basado en más derechos, más libertad, empleo, redistribución de la riqueza, defensa de los derechos civiles y control democrático frente a los abusos de las grandes tecnológicas. Un conjunto de políticas que, según la revista, convierten a Sánchez en la Persona del Año y a España en un modelo para Europa.
El editor Emilio Carelli lo resume de forma contundente: los éxitos de España deberían ser observados y estudiados por el resto del continente. Y el economista Carlo Cottarelli añade un dato demoledor: hoy, España representa por sí sola el 40% del crecimiento del PIB de la eurozona. La comparación con Italia, reconoce, es “despiadada”.
Además, según el informe Censis, Pedro Sánchez es el segundo líder europeo en el que más confían los italianos, solo por detrás del Papa León XIV. Un dato revelador que explica por qué la figura del presidente español genera tanto interés fuera de nuestras fronteras, muy lejos del retrato distorsionado que se intenta imponer desde algunos platós patrios.
Este reconocimiento no es aislado. La revista británica Monocle ha dedicado un extenso análisis a España y a su presidente. Su titular ya es toda una declaración de intenciones: 'Puede que no estés de acuerdo con Pedro Sánchez, pero su país sigue adoptando una postura refrescante'. Un mensaje que no habrá sentado nada bien ni a Feijóo ni a Ayuso.
Monocle destaca el crecimiento económico, el papel de sectores clave como el turismo, los servicios y la industria, y una política migratoria pragmática y necesaria para una sociedad que envejece. También subraya los avances en igualdad de género, situando a España al nivel de los países nórdicos en representación femenina.
Y hay algo más que incomoda especialmente a la derecha: el reconocimiento de una postura ética clara en política internacional. La denuncia del genocidio en Gaza, el embargo de armas a Israel o la defensa de una política exterior basada en principios son vistos fuera como signos de liderazgo, no como debilidad.
Monocle lo resume con una frase que escocerá y mucho esta Navidad a la derecha española: Sánchez es un político con talento, capaz de sostener una línea basada en principios en un momento en el que Europa duda y retrocede.
A esta lista se suman el Financial Times, que ha definido a España como “la nueva estrella económica”; The Guardian, que habla de “la economía más dinámica de Europa”; Libération, que describe a Sánchez como “el último mohicano” del socialismo europeo; o la revista alemana Blätter für deutsche und internationale Politik, que lo califica como pionero en política progresista y garante del Estado del bienestar.
Incluso figuras internacionales tan dispares como Dominique de Villepin, Claudy Siar o Bill Gates han reconocido el papel de España y de su presidente. “España está salvando vidas”, llegó a decir Gates recientemente.
Frente a este panorama internacional, el contraste con el discurso de la derecha española es llamativo, desde el PP de Feijóo hasta la ultraderecha de Abascal. Apegada a viejas consignas, algunos medios parecen haber asumido aquello de “quien pueda hacer, que haga”, empeñados en construir un relato de desastre permanente.
Pero basta hacerse una pregunta sencilla: ¿De verdad la gestión de Ayuso, Moreno Bonilla, Mazón, Mañueco, Rueda o Azcón ha sido mejor que la de Pedro Sánchez? ¿Están hoy mejor sus territorios que hace un año? La respuesta es clara: ni de lejos. Mientras el Gobierno central ha centrado su acción en mejorar la vida de la gente —empleo, salarios, pensiones y derechos—, ninguno de los principales líderes del Partido Popular puede exhibir un balance comparable.
Claro que ha sido un año complejo para el Gobierno. Nadie lo niega. Pero, aun así, este Gobierno ha aprobado 13 leyes y 14 reales decretos-ley, un total de 27 iniciativas legislativas. Entre ellas, normas clave como la ley de eficiencia de la Justicia, la de movilidad sostenible, la disolución de asociaciones franquistas, la ley de atención a la clientela o la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública.
También se han aprobado medidas contra el desperdicio alimentario, para proteger a las personas con incapacidad permanente, para poner en marcha la ley ELA, ayudas frente a catástrofes como la DANA o La Palma, y políticas de movilidad eléctrica y acogida de menores migrantes. A todo ello se suma la subida de las pensiones, del salario mínimo, el mayor incremento salarial a los funcionarios en décadas y el récord histórico de 22 millones de personas trabajando en España.
Y, aun así, la derecha insiste en un argumento que no se sostiene: la ausencia de Presupuestos Generales del Estado. Un problema que afecta también a buena parte de las comunidades autónomas, muchas de ellas gobernadas por el Partido Popular, que tampoco tendrán presupuestos y gestionan con cuentas prorrogadas sin que eso provoque portadas ni alarmas.
La realidad es tozuda. Pese al ruido, pese a los ataques y pese a la oposición del “no a todo”, España avanza. Y fuera lo saben. Por eso Pedro Sánchez es Persona del Año para L’Espresso. Por eso el ruido resulta cada vez menos eficaz. Y por eso, cuanto más gritan Feijóo, Ayuso y Abascal, más evidente resulta que el problema no es Sánchez, sino el éxito de un modelo que desmonta su relato.