Juan Manuel Moreno Bonilla ha rechazado la mayor condonación de deuda de la historia: casi 19.000 millones de euros que el Gobierno de España ha puesto sobre la mesa para Andalucía. Sí, han leído bien. El presidente de la Junta se niega a aceptar un alivio financiero sin precedentes que liberaría recursos equivalentes al 70% del gasto sanitario anual de nuestra comunidad. Todo esto mientras los hospitales siguen colapsados, las listas de espera baten récords, la dependencia se retrasa de forma intolerable y las aulas carecen de medios suficientes para atender a niños y niñas con necesidades educativas especiales.
Y lo hace por un único motivo: cumplir con las órdenes de Feijóo, aunque ello suponga dar la espalda a millones de andaluces. Con el ahorro que implicaría esta condonación, Andalucía podría transformar radicalmente sus servicios públicos. Serían posibles cosas tan concretas como contratar 42.000 médicos, 30.000 enfermeras, realizar 300.000 operaciones más al año, o 15 millones de consultas de atención primaria adicionales. Se podrían construir 15 hospitales comarcales, 10.000 nuevas plazas docentes o incluso levantar 20.000 viviendas públicas. Pero todo eso queda descartado por una razón inadmisible: Moreno Bonilla prefiere no contrariar a Feijóo, aunque ello implique sacrificar el bienestar de toda una comunidad. Esa es la verdadera factura de su traición.
El presidente andaluz justifica su rechazo alegando que la Junta tiene “solvencia financiera”. Pero si fuera cierto, ¿por qué no se están contratando más profesionales sanitarios? ¿Por qué siguen en condiciones precarias los bomberos forestales? ¿Por qué no mejora la atención a la dependencia o se refuerzan las universidades públicas? La explicación es sencilla: miente. Este rechazo no responde a la situación económica de Andalucía, sino a una decisión ideológica y partidista, dictada desde Génova por Feijóo y Ayuso. Una vez más, Moreno Bonilla antepone los intereses del PP a los de Andalucía.
La propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez es histórica: una condonación de 83.252 millones de euros de deuda autonómica. ¿Y cuál sería la comunidad más beneficiada? Andalucía. Nada menos que 18.791 millones de euros, más que Cataluña (17.104 millones), la Comunidad Valenciana (11.210 millones) o Madrid (8.644 millones).
Se trata de una oportunidad única. Pero al PP andaluz no le interesa aprovecharla porque rompe su discurso de victimismo territorial. Ya no podría hablar de “privilegios para otros”, porque la comunidad más beneficiada sería Andalucía. Y como ese relato se desmorona, prefieren rechazar los fondos antes que admitir un avance real para nuestra tierra.
No es casualidad que este portazo coincida con la estrategia nacional de Feijóo, centrada en mantener vivo el enfrentamiento entre territorios para justificar su oposición frontal al Gobierno. La condonación de deuda desmonta su narrativa, porque demuestra que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no margina a Andalucía, sino que la convierte en prioridad. Esa evidencia es incómoda para quienes viven del agravio permanente.
La incoherencia del PP andaluz es escandalosa. Hace apenas dos años, Moreno Bonilla reclamaba al Gobierno central una condonación de 17.800 millones. El año pasado, su consejera de Economía, Carolina España, aseguraba que aceptarían sin problema una quita de 17.500 millones. Y hoy, cuando la propuesta alcanza casi 19.000 millones, dicen que son “migajas”. ¿A qué se debe ese giro? No han cambiado las cuentas andaluzas, lo que ha cambiado es la consigna política del PP. Ahora interesa confrontar, aunque eso implique un insulto a la inteligencia de los andaluces.
Y decir “no” a esta condonación no es simbólico: nos va a costar caro. Andalucía tendrá que asumir 400 millones más al año en intereses y otros 450 millones en financiación alternativa. En total, 850 millones anuales que saldrán de los bolsillos de todos los andaluces. Un coste inmenso por una decisión tomada por motivos puramente partidistas.
Moreno Bonilla está renunciando a mejorar la vida de millones de personas. Con casi 19.000 millones menos de deuda, la Junta tendría margen suficiente para reducir drásticamente las listas de espera, modernizar hospitales, reforzar la atención primaria y luchar con más recursos contra enfermedades graves como el cáncer.
También se podrían eliminar los barracones escolares, reducir la ratio por aula, y dotar a los centros educativos de más personal especializado. En las universidades públicas, actualmente asfixiadas, esta condonación permitiría garantizar su financiación y mejorar las condiciones de estudiantes y profesorado, frente al avance del modelo privado.
En materia de dependencia, miles de familias dejarían de esperar años por una ayuda que muchas veces nunca llega. Con más personal y recursos, los trámites serían más ágiles y el servicio, más digno.
Además, podría impulsarse una política de vivienda pública efectiva, dando respuesta a los miles de jóvenes andaluces que hoy no pueden acceder a una vivienda en su propia tierra. En definitiva, hablamos de sanidad, educación, dependencia, universidad y vivienda. Hablamos de los pilares básicos del Estado del bienestar que Moreno Bonilla desprecia por puro cálculo partidista.
Y no es un caso aislado. Moreno Bonilla ya ha demostrado su sumisión a Feijóo en otras ocasiones. Cuando el PP votó en contra del escudo social, que suponía más de 1.800 millones para Andalucía. Cuando rechazó 112 millones para guarderías. Cuando pidió 75 millones del impuesto a la banca, pese a que su partido se opuso a esa medida en el Congreso. Siempre el mismo patrón: obediencia a Génova, traición a Andalucía.
Hay un dato que desarma por completo el discurso del PP: con Pedro Sánchez en La Moncloa ha llegado más dinero que nunca a Andalucía. Desde 2018, nuestra comunidad ha recibido 53.800 millones más que con Rajoy. Solo en 2024, llegaron 28.000 millones destinados a sanidad, educación, dependencia e infraestructuras. Y ahora, además, la condonación de casi 19.000 millones de deuda.
Moreno Bonilla lo rechaza todo porque no soporta que sea una ministra socialista andaluza, María Jesús Montero, quien firme el acuerdo. Qué poco le importa el bienestar y el futuro de ocho millones y medio de andaluces. Lo que está haciendo el presidente andaluz del PP es de una irresponsabilidad histórica. Rechazar estos fondos es renunciar al futuro de nuestra tierra, es hipotecar a generaciones enteras, es debilitar aún más el Estado del bienestar andaluz.
Si Moreno Bonilla antepone los intereses del PP a los de su tierra, no merece la confianza de los andaluces. Un dirigente que nos hace pagar 850 millones más al año por puro capricho político no merece seguir gobernando. Un gobierno que sabotea su propio futuro no merece llamarse gobierno de Andalucía.
Andalucía necesita un presidente que defienda lo mejor para nuestra tierra, no un administrador servil al dictado de Feijóo y Ayuso. Porque la pregunta de fondo sigue siendo la misma: ¿Gobierna Moreno Bonilla para mejorar la vida de los andaluces o para rendir pleitesía a su partido?