El uso de ornamentos naturales en la decoración del hogar es una de las tradiciones más arraigadas de la Navidad. Sin embargo, conocer el papel que juegan en la naturaleza cada uno de los elementos nos ayudará a entender que no son simples objetos decorativos y que es preciso buscar una alternativa a su uso que sea ecológica, sostenible y mucho más cívica.

El acebo es un arbusto de hojas espinosas y fruto en forma de bayas rojas que se emplea para elaborar centros de mesa y otros motivos navideños. Pero esta especie, que se encuentra en plena regresión y está protegida por la ley, cumple un papel muy importante en el ecosistema que habita, los bosques húmedos del norte peninsular, ya que es uno de los pocos arbustos que ofrece sus frutos en pleno invierno, sirviendo de alimento a animales tan amenazados como el urogallo o el oso pardo.

Además, si lo dejamos crecer puede alcanzar el tamaño de un árbol, dando cobijo a muchas otras criaturas del bosque. En lugar de arrancar o comprar ramas de acebo podemos dedicar una tarde de domingo a confeccionarlas en casa con alambre, papel de fieltro y granos de café pintados de rojo: un divertido taller de reciclaje para toda la familia. 

El muérdago, con el que se confeccionan los tradicionales ramilletes de la fortuna, es un parásito del pino que se extiende por su copa. El fruto, esas bayas blancas de aspecto gelatinoso y tono mate cuya ingestión resulta muy tóxica para el ser humano, madura por estas fechas y la tradición dice que dejarlo secar en casa atrae los mejores augurios. En cualquier caso, eliminar el muérdago de la copa es un beneficio para el árbol, el problema viene cuando para llegar a ella algunos necios optan por cortarlo. Preguntemos por su origen antes de adquirirlo.

El musgo es una de las plantas más vinculadas a la Navidad, ya que con él se da forma al tradicional belén. Para recolectarlo, muchos furtivos acuden a los bosques de umbría y se dedican a arrancarlo en placas y depositarlo sobre papel de diario en cajas de madera. Un acto irresponsable que, además de estar penalizado por la legislación vigente, provoca un grave impacto en el medio ambiente.

El musgo es un elemento fundamental para mantener el equilibrio del ecosistema forestal en el bosque, Además ¿Quién dijo que la escena del Nacimiento debe estar rodeada de musgo?

El musgo es un elemento fundamental para mantener el equilibrio del ecosistema forestal en el bosque, pues contribuye de manera determinante a mantener el microclima en el interior de la arboleda y actúa como un auténtico humidificador natural: durante el otoño y el invierno retiene el agua de lluvia en su interior para liberarla en el ambiente cuando llega la sequía.  

Además ¿Quién dijo que la escena del Nacimiento debe estar rodeada de musgo? La opción a su uso es emplear materiales reciclados mucho más acordes con el hábitat desértico de aquella región de Palestina, como el corcho, el serrín o la arena, que además se pueden conservar de un año para otro.

Respecto al árbol de Navidad, es recomendable optar por uno natural antes que, por uno de plástico, por mucho que lo podamos guardar de un año para otro. Eso sí, debemos acudir a lugares de confianza, como las paradas tradicionales de los mercados de Navidad o las tiendas de jardinería. Su venta está regulada por la ley mediante certificados de producción sostenible, unos anillos de papel que se adhieren a la punta del árbol para indicarnos que ha sido cultivado en una plantación rotativa (por cada árbol que se corta se planta otro) y que no proviene de talas silvestres.

Por eso debemos exigir siempre dicha identificación, absteniéndonos de comprárselo al primero que se ponga a vender árboles cortados con una furgoneta en mitad de la calle. Ni mucho menos acudir al bosque para cortarlo ya que, además de arriesgarnos a sufrir una importante sanción, estaremos causando un grave daño al ecosistema forestal y dando un pésimo ejemplo en casa.