Ayer, en su primer discurso pretendidamente presidencial, manifestó que “supeditaba a la coyuntura económica su decisión sobre las pensiones”. Es más, el líder de la derechona vino a decir –con otras palabras- que el termómetro de la economía marcaría su gestión como jefe del Gobierno. Resulta curioso, en todo caso, que a estas alturas del curso le ocurra a este hombre, con demasiada frecuencia, que descubre el Mediterráneo.

¡Menudo desvergonzado!
¡Menudo mangante  o desvergonzado -según señala, entre otros sinónimos,  el Diccionario Analógico de la Lengua Española- es el candidato conservador a la Presidencia del Gobierno! Si la coyuntura económica permite subir las pensiones, él las subirá. Si no, las dejará como están ahora. Después de quejarse una y mil veces de la herencia que le dejaría el Gobierno actual, si venciera el PP, naturalmente, no se le ocurre a Rajoy otra cosa que mirar hacia otro lado, emular a Poncio Pilatos y lavarse las manos, salvo que haya bonanza económica.

Un listillo de casino provinciano
¿Es que cree este listillo de casino provinciano que Zapatero, con bonanza económica, no habría ya elevado el dinero de las pensiones? Si eso hubiera sucedido, los pensionistas estarían radiantes. Rajoy, en cambio, estaría a punto de perder las elecciones y aquí paz y después gloria. ¿No sabe todavía el pretendiente a vivir en la Moncloa –o no quiere saber- que ha llegado donde ha llegado gracias estrictamente a la crisis económica y financiera internacional?

Ningún mérito
¿Ignora aún que él no ha hecho ningún mérito para ser presidente del Gobierno? No es mérito alguno vivir del cuento, montar pollos de forma permanente atacando con mentiras y falsedades al Ejecutivo y conseguir además que te caiga el maná del cielo. ¡Así se las ponían a Fernando VII! ¡Así se las ha puesto la crisis a don Mariano!

La semilla de la concordia
Quien –casi siempre por personas interpuestas- más ha cultivado en estos ocho últimos años la semilla de la discordia clama ahora por “recuperar la concordia”. Nos toma por tontos, pero le da lo mismo. Los feligreses del PP forman un bloque roqueño, asequibles sus integrantes  al desaliento y dispuestos a todo para derrotar a lo que ellos llaman “rojos”. Son de hecho- convenientemente intoxicados vía mediática- más que ciudadanos, cruzados.



La cantinela
Le gusta esta cantinela. La repite con solemnidad y se queda tan ancho. “Aspiro a gobernar desde el centro, la moderación y el diálogo”, proclama como si fuera el sucesor de Adolfo Suárez y no el discípulo de José María Aznar.  Si Rajoy se hubiera esforzado durante ocho años por ejercitar -como líder del principal partido de la oposición- su presunta dimensión centrista, moderada y dialogante, nos parecería lógico, y no oportunista  ni engañabobos, que ahora lo recordara urbi et orbe. No ha sido así, sino todo lo contrario. ¿Centrista, moderado, dialogante? ¡Na de na, don Mariano!



Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM