Decíamos ayer que el Mundial de Fútbol de Catar no debió celebrarse nunca. Tampoco los países civilizados y que dicen respetar los Derechos Humanos debieron, una vez las corruptelas de la FIFA se lo vendió, haber concurrido. Ya me hice eco de esto en mi anterior artículo, cuando el pasado mes de noviembre la Eurocámara denunció públicamente la corrupción de la FIFA en la designación de Catar como sede del Mundial. Ya había evidencias cuando EE. UU. perdía una candidatura mejor armada frente al pequeño emirato árabe que, casualmente, tiene las mayores reservas de gas natural del mundo.  Esta resolución que fue aprobada a mano alzada por los integrantes de la cámara europea señaló “la corrupción rampante, sistemática y profundamente arraigada en la FIFA” y criticó la falta de transparencia en la adjudicación de Catar como organizador del Mundial de fútbol, algo que dañaba la imagen del deporte, aseguraron.  Ahora, una vez destapado el llamado “Catargate”, una trama de corrupción política y sobornos a eurodiputados en la cámara de representación europea para favorecer los intereses de Catar, todo queda aún más claro. La investigación sigue en marcha, con la implicación de eurodiputados al más alto nivel, incluida la vicepresidenta de la Eurocámara, la griega Eva Kaili, y otros tres eurodiputados más, hasta el momento. Los indicios y pruebas recabadas indican que Catar habría pagado grandes cantidades de dinero a eurodiputados, asesores, y personas influyentes dentro del Parlamento Europeo; de la FIFA mejor no hablemos; pero si actúa como una hiena, se ríen como las hienas, y les importan nada más que enriquecerse, aunque sea a costa de los cadáveres de los esclavos que han construido los recintos deportivos de Doha y sin respetar los derechos humanos, es que son hienas…Los sobornos en el Parlamento Europeo serían para facilitar los visados de los dignatarios cataríes, algunos bajo investigaciones y sospechas de negocios turbios, además de favorecer el comercio sin importar el respeto de por los Derechos Humanos de los que hacen gala.

La vicepresidenta Kaili ha sido destituida de su cargo del Parlamento Europeo y expulsada del grupo socialdemócrata y se encuentra en prisión preventiva. En estos últimos días han tenido lugar 20 registros, 19 de ellos en residencias particulares y oficinas. Por su parte, la presidenta del Parlamento, Roberta Metsola, ha anunciado una investigación por el Catargate: “Es un ataque a la democracia europea”. Es verdad. Pero no solo. Es un ataque contra la democracia a secas, y contra todos los principios que rigen el derecho internacional y los Derechos Humanos. Pero rasgarse ahora las vestiduras, cuando se ha hecho el trágala con el Mundial más sucio, corrupto, y despreciable de la historia desde el de la Alemania nazi de Hitler en 1942, es un acto de hipocresía.  La presidenta ha dicho que los planes de quienes han intentado interferir en la Eurocámara “han fracasado” y explica que se van a analizar los sistemas de protección para reforzarlos. Se equivoca en esto. Aunque la corrupta Catar no haya conseguido sus fines, de momento o que se sepa,  sí ha puesto en entredicho la democracia europea, al más alto nivel, señalando que es corruptible y dejándola en evidencia como garante de las democracias civilizadas.

La Fiscalía federal de Bélgica informó en un comunicado de que el magistrado Michel Claise seguiría el proceso de investigación.  Eva Kaili, la ya destituida vicepresidenta de la Eurocámara, seguirá en prisión hasta su vista judicial, aplazada hasta el día 22 de diciembre. Ya era una figura controvertida en su país y durante los últimos meses su relación con el Partido de los Socialistas Europeos (PSE) y con el PASOK griego estaba deteriorada. El compañero sentimental de la cesada vicepresidenta, el italiano Francesco Giorgi, también ha sido imputado con los mismos delitos y la Justicia belga ha decidido mantenerle en prisión, mientras que el padre de Kaili, a quien la policía detuvo el pasado día 9 de diciembre mientras intentaba escapar con 600.000 euros en una bolsa, ha sido puesto en libertad condicional. El amante de la exvicepresidenta, asistente de 35 años, que tiene una hija con Kaili, ha señalado como cerebro de la trama al exeuroparlamentario italiano Pier Antonio Panzieri, ante el juez de instrucción en los interrogatorios a los que ha sido sometido. Ha inculpado, además, a otros dos eurodiputados socialdemócratas: el belga Marc Tarabella, cuyo domicilio ya había sido registrado por las autoridades en el marco de la investigación, y al italiano Andrea Cozzolino, para quien Giorgi trabajaba como asistente. Los otros dos imputados son un lobista bruselense, el secretario general de la ONG No Peace No Justice (Sin paz no hay justicia), Niccolo Figa-Talamancaya en libertad vigilada, y el mencionado exeurodiputado Panzieri, en cuya casa se hallaron 700.000 euros. Panziere continuará en la prisión brulense de Saint-Giles. Está claro que, como escribió el polémico novelista colombiano, Fernando Vallejo, refiriéndose a la corrupción de los narcos en su país, Colombia, “no faltan putas, sino pagadores”. La cuestión es que, frente a los corruptos, los corruptores, “los pagadores” están identificados. Viven en catar en suntuosos palacios.  Ya sabemos lo que mancha el dinero: todo. Pero ¿hasta cuándo vamos a pasar de los gestos y representaciones dramáticas, más o menos afectadas a las medidas reales contra ellos? Desgraciadamente nunca. O al menos no pronto, y menos en el marco de una crisis energética global. Los corruptos serán defenestrados, como debe ser, y formarán parte del espectáculo público de la catarsis, mientras que los verdaderos delincuentes seguirán siendo tratados como reyes, príncipes y emires, no importa que corrompan, violen, torturen o asesinen…Si esta es la alta política, se parece demasiado a la más chusca de siempre. Vomitivo.