Como una de tantas amantes del cine y especialmente del cine español, este sábado me sentaba ante la pequeña pantalla para disfrutar una vez más de la Gala de los Goya donde dos intervenciones en concreto me llegaron al alma.

Susi Sánchez, ganadora del Goya a mejor actriz de reparto por la magistral “Cinco lobitos” decía:

“Es verdad que la participación de las mujeres en el cine está creciendo, pero aún nos queda muchísimo.  Necesitamos abrir más puertas y esas puertas no las podemos abrir solas”.  “Esto no puede ser una lucha por la igualdad, tenemos que llegar a acuerdos.”

Por su parte, el actor Antonio De la Torre señalaba:

Sólo el 8% de los actores pueden vivir de su trabajo y el 92% de mis compañeros hace lo que puede”

Es cierto que hemos dado pasos importantísimos en la participación de las mujeres en el cine. Nos encontramos a mujeres copando las nominaciones a Producción y Dirección, con obras maestras que quedaran para la historia del buen cine, pero la obligación de quienes ejecutamos y legislamos, es atender a la realidad. Una realidad no sólo visual, sino basada en aquellos datos probados, que nos lleven a transformar lo que falla para ayudarlas a abrir esas puertas.

Y dispuesta a rascar, comparto conclusiones del último informe de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) donde se expresa que el sector del largometraje español está masculinizado. Los datos muestran que se produce una segregación laboral vertical y horizontal en base al sexo de cada profesional, algo común en todos los géneros cinematográficos.

Las mujeres ocupan el 1% de los cargos directivos y existe una brecha económica de género transversal, siendo las mujeres cineastas las que trabajan con cuantías que suponen la mitad de los importes de los que disponen los largometrajes que están liderados por hombres. Además, con respecto a la igualdad económica, el acceso a las subvenciones de las mujeres es en menor cuantía, aunque haya aumentado nuestra presencia.

En definitiva, cuesta liderar, por muchas razones, pero siendo la más notable la menor financiación de sus proyectos y la ausencia en los círculos de decisión.

Desde la aprobación de la Ley del Cine de 2007, el sector cinematográfico y audiovisual, ha ido evolucionando, especialmente en los últimos años, incorporándose nuevos sistemas de distribución, explotación y difusión vinculados a un mercado global y a una economía digital, por tanto, es importantísimo contar con un nuevo marco normativo adecuado a estas nuevas circunstancias para que más actores puedan vivir de su trabajo.

Con la intención de dar respuesta a estos avances, nace el Proyecto de Ley del Cine y de la Cultura Audiovisual. Con un objetivo claro de fortalecer todo el tejido creativo e industrial, en especial a los sectores independientes que constituyen la esencia de la diversidad cultural. Un proyecto que busca dar protección a los autores y autoras, haciendo nuestro cine accesible a todas las personas, y prestando especial atención a la igualdad real entre hombres y mujeres, con reservas específicas de dotaciones de las distintas líneas de ayudas.

Además, el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) a través de la Filmoteca Española, adoptará iniciativas destinadas a visibilizar la producción y el papel de las mujeres en el patrimonio cinematográfico y audiovisual español y que la cuota de pantalla incluya al cine dirigido por mujeres.

Vamos a ayudar a abrir todas las puertas posibles para que las mujeres en el cine representen todo lo que ellas quieran ser. Ahora nos queda, como sociedad, otra puerta más, admitir que esta sociedad no avanza sin ellas, sin sus guiones, sin su música, sin su luz, sin su dirección, sin su producción, sin su parecer.

Nuestra sociedad necesita visiones como las de Carla Simón, Pilar Palomero y tantas buenas directoras que están proyectándose hoy en día, pero también necesita la visión de aquellas que hacen lo que pueden y aún no se les ve.