El candidato a la Presidencia del Gobierno intenta conseguir que entre todos se le dé la vuelta a la tortilla conservadora. Lo tiene muy difícil Rubalcaba, pero ahí está, en la pelea y poniendo la cara y su talento político a disposición de los sectores de la ciudadanía, que continúan creyendo que las socialdemocracia, o la izquierda en general, es mucho más fructífera que la derechona, una parte de la cual sigue instalada, más o menos, en la nostalgia del Caudillo de España por la Gracia de Dios y esperando que muy pronto gobierne Mariano Rajoy, como si su sola estancia en la Moncloa pudiera hacer el milagro de erradicar la crisis económica internacional. Todos sabemos que, hoy por hoy, la crisis se mantiene y casi cada día acoquina e irrita más y más al personal.

Riesgos de hundimientos
Pues bien, en una situación tan peligrosa como la actual, con riesgos de hundimientos provocados, entre otros factores propios de hechiceros y brujas, por mercados y agencias de calificación, tiene un gran mérito que la todavía ministra de Defensa no se haya escabullido, como otros y otras, en una lamentable 'espantá' de altos cargos provinentes de los años felices de José Luis Rodríguez Zapatero. Rubalcaba se quedó -en un gesto que le honra- a aguantar la tormenta y puede, desde luego, que le partan los derechistas políticamente la cara. Este juego perverso es una de las diversiones más soeces de los populares. Algo similar, aunque en otro ámbito, le puede suceder a Carme Chacón, que es una política de raza, de las que piensan que, antes o después, quien resiste, vence, aun sabiendo que no siempre funciona tal adagio, como le pasó en su tiempo, al presidente de la II República, Juan Negrín.

Derecha catalana y derecha española
En su discurso aceptando ser la candidata del PSC, Chacón insistió en la doctrina básica de la mayoría del socialismo catalán respecto a una “Cataluña que tenga a los catalanes y sus problemas en el centro de sus prioridades”. Y acusó a CiU de sacar “pecho cuando habla de Cataluña, de la patria y de sus símbolos, pero sacrifica lo esencial: se olvida de los catalanes.” También recordó “el doble juego de CiU. Ponen caras largas, se indignan y se rasgan las vestiduras cada vez que el PP insulta a los catalanes, pero cuando se trata de buscar el poder; o cuando surge la más mínima, como ha sucedido ahora en Castelldefels o en Badalona, CiU se olvida de ello (…) Como se olvidaría, si ganara Rajoy las próximas elecciones generales. La derecha catalana gesticula y entra en cólera, sobre todo antes de las elecciones, y a los cuatro días se olvidan, callan y pactan con la derecha española”.

Es la realidad
Las lealtades se demuestran en las épocas malas, cuando el viento de popa desaparece, el velero no circula en absoluto a toda vela, puede hacer aguas en cualquier momento y hasta irse a pique. Chacón así lo ha hecho. Y Rubalcaba, también. ¿Es paradójico? No; es la realidad.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM